Un inc¨®modo gallinero
Se supone que ser¨¢ consecuencia del primer d¨ªa de feria: los compa?eros de tendido se reencuentran, comentan las incidencias del a?o, los m¨®viles echan humo, la gente se cuenta la boda de la ni?a, las mujeres se piropean mutuamente con un cierto tufillo de falsedad... En fin, que la gente no se calla y convierte a la plaza de Las Ventas en un gallinero incomod¨ªsimo. Lo notar¨¢ mucho m¨¢s quien venga de Sevilla, esa plaza que ha perdido sapiencia y exigencia, pero no esa elegancia silenciosa que requiere la presencia de un toro y un torero en la plaza. Si torear es dif¨ªcil, hacerlo entre este constante y enojoso murmullo debe ser tarea casi imposible. M¨¢s que una plaza de toros, parec¨ªa la calle del infierno, donde los cacharritos de feria compiten en griter¨ªo. Qu¨¦ bueno que acab¨® la corrida y aparece el silencio que se perdi¨® a las siete de la tarde.
Martelilla / De Mora, Joselillo, De Justo
Cinco toros de Martelilla, -el tercero, devuelto-, bien presentados, mansos y deslucidos; el sexto, de Casa de los Toreros, noble. Primer sobrero, de Fraile, devuelto; segundo sobrero, de Ana Mar¨ªa Casc¨®n, manso. Eugenio de Mora: estocada (palmas); estocada baja (silencio).
Joselillo: pinchazo y estocada baja (silencio); pinchazo y casi entera baja (silencio). Emilio de Justo: estocada baja (silencio); estocada (oreja).
Plaza de Las Ventas. D¨ªa 7 de mayo. Primera corrida de feria. Casi lleno.
Pero en el ruedo no hab¨ªa murmullo. All¨ª hab¨ªa hombres ayunos de contratos con el muy serio compromiso de abrir un largo ciclo y jugarse la vida para ver un contrato m¨¢s all¨¢ de sus propios sue?os. Y hab¨ªa, tambi¨¦n, una corrida seria de pitones, pero muy blanda, de desabrido estilo y feas maneras. Y el p¨²blico, a lo suyo, a contarse historietas personales, fumarse unos puros que cada vez los fabrican m¨¢s largos, y a pasar bastante de una terna modesta que tuvo que trabajar para atraer la atenci¨®n de gallinero tan agitado.
Y la llam¨® Emilio de Justo en el ¨²ltimo toro de la tarde, el m¨¢s noble, quiz¨¢, de todos, con el que se encar¨® con gallard¨ªa en un faena valentona, irregular por su falta de profundidad, elegante por momentos y meritoria siempre por su af¨¢n de triunfo. Traz¨® bien algunos derechazos, ech¨® hacia fuera naturales bien iniciados y se gan¨® a los tendidos en un circular invertido con un cambio de manos incluido muy garboso y torero. Al final, se perfil¨® para matar y lo hizo con el cuerpo entero, lo que le permiti¨® pasear la primera oreja de la feria. Hizo bien De Justo en jugarse el tipo en este sexto porque hab¨ªa dado una aburrida impresi¨®n en el tercero, grandote y muy soso, eso s¨ª, pero al que hizo una labor muy desordenada.
Otro que lo intent¨® de veras y le hicieron poco caso fue Joselillo. Quiere ser torero este hombre y a fe que pone toda la motivaci¨®n posible. No tuvo toros, pero ¨¦l tiene valor para hacer dos toreros y tiene, sobre todo, una ilusi¨®n desbordante. Tom¨® la muleta con la mano izquierda y su primer toro le tir¨® un derrote al cuello con la intenci¨®n de quitarle la cadena que le regalar¨ªa su madre cuando hizo la primera comuni¨®n; pues no se arredr¨® Joselillo y otra vez la muleta planchada, y otro intento del animal por quedarse con la medalla. Y as¨ª hasta tres veces mientras que unos extranjeros no paraban de hablar sobre algo que s¨®lo ellos entend¨ªan. Pues se perdieron la heroicidad de Joselillo, como se la perdieron todos los que segu¨ªan y no paraban sobre la boda de la ni?a, donde, por supuesto, sobr¨® de todo. Mientras tanto, Joselillo a lo suyo, y cit¨® con un pase cambiado por la espalda al quinto, que le punte¨® mucho la muleta al tiempo que lanzaba ga?afones de p¨¦sima intenci¨®n. No hubo toreo porque no hab¨ªa toro, pero s¨ª torero, valiente y pundonoroso, como hay que presentarse en esta plaza, que ser¨¢ m¨¢s seria cuando se calle y deje de contar historias que no interesan a nadie.
Peor lo tuvo el primero de la terna, Eugenio de Mora. Primero de la feria y primero de la tarde. No le hicieron ni caso. Mientras trataba el hombre de buscarle las vueltas a un toro sin clase, como fue su primero, la plaza entera era un murmullo s¨®lo enrarecido de vez en cuando por alg¨²n grito del tendido 7, que se entrena para lo que queda de toros tullidos y descastados. Es verdad, no obstante, que De Mora da la impresi¨®n de que se le ha pasado el arroz. Es un torero joven que parece mayor. No desprende ilusi¨®n, se deja enganchar mucho los pases y se le ve atrapado en las redes de la vulgaridad. Cansado, quiz¨¢, del toro y de su propio desinter¨¦s, dej¨® al toro en el centro del ruedo, se march¨® a por la espada y tra¨ªa una cara como si viniera del andamio.
Intent¨® arreglarlo en el cuarto, al que se enfrent¨® con otro talante. No es que sonriera, que no es De Mora un hombre de semblante jaranero, pero lo intent¨® de otro modo, con m¨¢s intensidad. Pero tampoco pudo ser. Los tendidos comentaban entonces la gesta de un monosabio que aguant¨® con agallas las embestidas del toro al caballo del picador despu¨¦s de que el del castore?o quedara descabalgado sobre el albero.
Por cierto, la boda de la ni?a fue preciosa. Un se?or muy peripuesto le cont¨® a medio mundo que estaba en los toros, y los extranjeros de la fila de atr¨¢s ya se habr¨¢n callado. ?Qu¨¦ cruz este gallinero...!
La corrida de hoy
Toros de Gerardo Ortega: mucho tiempo sin venir a Madrid.
- Antonio Barrera: llega de funcionar muy bien en Am¨¦rica, donde goza de buen cartel, aunque pas¨® inadvertido en Sevilla.
- Leandro: se habla y mucho de su paso por la feria de Valladolid.
- Sergio Aguilar: un habitual de las corridas duras.
La corrida se retransmite por Canal + Eventos.
Babelia
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