La garganta y el rizo

Hay semejanza entre los escritores ambiciosos y las mujeres de buena familia en edad de casarse. Hablo de Londres, en 1711, tiempos de la reina Ana, seg¨²n lo cuenta Sophie Gee (Sidney, 1974) en El esc¨¢ndalo de la temporada. Mujeres y escritores buscaban el futuro, gloria o marido, dos cosas que s¨®lo abundaban en Londres, plaza donde se ofrec¨ªan los aspirantes a escritor y las mujeres casaderas, como si existiera alguna relaci¨®n entre el talento literario y el sexo puramente reproductivo, matrimonial o patrimonial. El h¨¦roe de la historia es un mir¨®n, el poeta Alexander Pope (1688-1744), testigo de una pasi¨®n imposible: el amor que por la cat¨®lica Arabella Fermor siente lord Petre, cat¨®lico y rico, aunque no tanto como para permitirse el lujo de obedecer a sus sentimientos. Arabella es el trofeo codiciado en la ciudad, pero su dote vale poco a ojos de los Petre.

La intriga se complica. A un cura le cortan la garganta en el baile de m¨¢scaras del embajador franc¨¦s. Una conspiraci¨®n papista trama el asesinato de la reina, la entronizaci¨®n de una monarqu¨ªa cat¨®lica. Lord Petre sue?a con Arabella y con vengar heroicamente a los m¨¢rtires de su fe. Pope observa la seducci¨®n y la conjura, mientras apuesta su talento en el mercado literario londinense. Cat¨®lico, tuvo prohibida la universidad, pero, como toda verdadera inteligencia, convirti¨® las trabas en ventajas: los estudios en soledad lo transformaron en un joven prodigio jorobado.

El esc¨¢ndalo de la temporada acaba contando la historia del primer gran triunfo de Pope, un poema, El robo del rizo, fantas¨ªa par¨®dica del d¨ªa en que lord Petre seg¨® p¨²blicamente el amor de su vida cort¨¢ndole un rizo a una dama. Las gracias del escritor parecen depender de la desdicha de los seres humanos. Los cr¨ªmenes de la alta pol¨ªtica pesan menos que la frivolidad de un incidente sin importancia, y el rizo es s¨ªmbolo de la felicidad ef¨ªmera de unos tiempos de m¨ªtica prosperidad mercantil y colonial.

Sophie Gee, profesora en Princeton, conoce espl¨¦ndidamente la ¨¦poca iluminada de Pope y sus amigos. Su novela es una sucesi¨®n de escenas y conversaciones en salones galantes, dormitorios rococ¨®, fiestas, tabernas y chocolater¨ªas donde escritores y artistas compiten en ingenio alrededor de Jonathan Swift, estrenos de ¨®peras de H?ndel, un pic-nic en Hyde Park, siempre entre el flirteo y el encantamiento de ser brillantes, decorativos, hermosos y ricos. Gee ha mirado las estampas del pintor Hogarth, y hasta se permite esos anacronismos en los modos de hablar y amar que, al sugerirnos que el pasado tambi¨¦n es nuestro presente, dan su atractivo a las novelas hist¨®ricas. -