Cae el presidente del Parlamento brit¨¢nico
Martin se convierte en el primer 'speaker' obligado a dimitir en 300 a?os - Los partidos negocian una profunda reforma de los privilegios de los diputados
Michael Martin, un antiguo obrero del naval, escoc¨¦s, cat¨®lico y con 30 a?os de parlamentario, los nueve ¨²ltimos en calidad de speaker o presidente de la C¨¢mara de los Comunes, se convirti¨® ayer en la gran cabeza de turco de la crisis pol¨ªtica que se vive en Reino Unido.
Martin anunci¨® su dimisi¨®n, que tendr¨¢ efecto el 21 de junio. Es la primera vez en m¨¢s de 300 a?os que el Parlamento fuerza la dimisi¨®n de su presidente. El ¨²ltimo hasta ayer hab¨ªa sido sir John Trevor, obligado a dejar el cargo en 1695 al ser considerado culpable de aceptar sobornos.
Los tiempos cambian. Martin no ha llegado a ser acusado formalmente de nada, ha ca¨ªdo por inepto, no por corrupto, y ha bastado una rebeli¨®n parlamentaria y una noche de consulta con la almohada para hacerle ver que su suerte estaba echada y no le quedaba m¨¢s salida que la dimisi¨®n. Ha tenido m¨¢s suerte que algunos de sus antecesores, como los tres speakers ejecutados por el rey Enrique VIII en el siglo XVI.
El desprestigio de la clase pol¨ªtica afecta a todos, pero beneficia a Cameron
Brown amenaza con expulsar a los diputados que no cumplan las reglas
El laborista Michael Martin no ha llegado a perder la cabeza f¨ªsicamente, pero su ca¨ªda se debe en gran parte a su propia mala cabeza: primero se obstin¨® en impedir que se publicaran los datos de los gastos de los diputados y en los ¨²ltimos d¨ªas ha dado la impresi¨®n de no darse cuenta de la gravedad de la crisis pol¨ªtica que atraviesa Reino Unido y del desprestigio p¨²blico que est¨¢ sufriendo la m¨¢s respetada de sus instituciones: el Parlamento.
Sus enemigos ve¨ªan en ¨¦l un tap¨®n a las reformas que exige la sociedad. Pero sus amigos le tienen m¨¢s bien por una v¨ªctima del esnobismo, a un hombre perseguido por gran parte de la prensa desde que fue designado presidente en el a?o 2000 y al que ahora un sector de los diputados ha elegido como el pagano de la crisis, como sacudi¨¦ndose sus propias responsabilidades.
Algo hay de eso: por grande que fuera la torpeza pol¨ªtica de Martin, por mucho que mirara a otro lado y evitara bucear en los gastos de los diputados, al final los ¨²nicos responsables son cada uno de los que eligieron abusar de los gastos para compensar un salario que les parec¨ªa escaso. A fin de cuentas, no todos han abusado.
La C¨¢mara elegir¨¢ un nuevo presidente el 22 de junio. Por primera vez, la elecci¨®n se decidir¨¢ por voto secreto de los diputados, que ir¨¢n votando de forma sucesiva hasta que uno de los candidatos obtenga al menos la mitad m¨¢s uno de los votos.
La dimisi¨®n de Michael Martin, que dejar¨¢ tambi¨¦n su esca?o en los Comunes, obligar¨¢ a convocar elecciones parciales en la circunscripci¨®n de Glasgow Norte para sustituirle. Una mala noticia para los laboristas, aunque su principal rival no ser¨¢ un candidato tory, sino un nacionalista escoc¨¦s o quiz¨¢s alg¨²n independiente que defienda la bandera de la honestidad.
Pero la principal preocupaci¨®n que ahora embarga al primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, es recuperar la iniciativa pol¨ªtica en una crisis que est¨¢ siendo aprovechada por el l¨ªder conservador, David Cameron, a pesar de que el desprestigio afecta lo mismo a diputados tories que laboristas y tambi¨¦n a liberales-dem¨®cratas.
El primer ministro se reuni¨® en la ma?ana de ayer con la ejecutiva de su partido, ante la que dej¨® claro que los diputados laboristas "que rompan las reglas" no representar¨¢n al partido en las pr¨®ximas elecciones. Pero descart¨® que sean las bases locales las que decidan por su cuenta si un diputado merece o no ser apartado.
Brown, Cameron y el l¨ªder de los liberales-dem¨®cratas, Nick Clegg, se reunieron por la tarde con el presidente para arrancar las negociaciones entre los tres grandes partidos para impulsar una reforma no s¨®lo del pol¨¦mico asunto de los gastos de los diputados sino del funcionamiento mismo de un Parlamento que parece anclado en el pasado. Los s¨ªmbolos siguen pesando mucho en una instituci¨®n en la que aquellos que no pertenecen a ella son llamados "extra?os", los diputados deben dirigirse unos a otros como "honorable miembro", en los Comunes se habla de la C¨¢mara de los Lores como "el otro sitio", y viceversa, por no hablar del arcaico boato y el velado sometimiento a la reina que destila la ceremonia anual de apertura del curso parlamentario.
Como se esperaba, Brown anunci¨® luego en una rueda de prensa que los tres partidos est¨¢n de acuerdo "en principio" para acabar con el actual sistema de autorregulaci¨®n con el que los diputados fijan las reglas de c¨®mo subvencionar sus gastos para que sea una comisi¨®n independiente la que decida.
El primer ministro quiso enfatizar la importancia de un cambio como ¨¦se al subrayar la legendaria oposici¨®n del Parlamento a ceder en su hasta ahora absoluta capacidad de decidir su propia forma de organizarse.
"Westminster no puede seguir operando como un club de caballeros en el que sus miembros establecen las reglas que les afectan a ellos mismos", dijo. "Si los miembros del Parlamento siguen fijando sus propios c¨®digos, por muy objetivos que intenten ser, el p¨²blico siempre pondr¨¢ en cuesti¨®n la transparencia y los est¨¢ndares que con todo derecho exigen", a?adi¨® el primer ministro Brown.
Gastos injustificables
- La piscina. El conservador James Arbuthnot justific¨® el gasto de 121.546 euros durante cinco a?os. De ellos, 2.000 fueron destinados a limpiar su piscina y 1.000 a la compra de un televisor.
- El 'herman¨ªsimo'. El primer ministro, Gordon Brown, obtuvo una compensaci¨®n por los 7.400 euros que alega haber pagado durante dos a?os a su hermano Andrew por la limpieza de su segunda vivienda. Gordon Brown sostiene que compart¨ªa servicio de limpieza con su hermano y que los pagos a Andrew eran su parte del gasto com¨²n.
- El carrito del ni?o y el jard¨ªn. El secretario de Exteriores, David Miliband, intent¨® pasar como gasto a las arcas p¨²blicas un carrito de ni?o. Se lo rechazaron. Pero Miliband no se desanim¨® y pidi¨® la devoluci¨®n de cerca de 30.000 euros gastados en reformar su segunda casa. Su jardinero le plante¨® si merec¨ªa la pena mantener los altos gastos en jardiner¨ªa debido al poco tiempo que Miliband pasaba all¨ª.
- Tuber¨ªas y alfombras. La ministra de Trabajo, Kitty Ussher, justific¨® 22.000 euros de gastos en la compra de nuevas tuber¨ªas, alfombras y otras mejoras que encarg¨® en su casa de Londres.
- Comida para el perro. El conservador Cheryl Gillan ha declarado el gasto de cinco euros en comida para su perro.
- Revender con el dinero del contribuyente. El multimillonario conservador Greg Barker consigui¨® que las arcas p¨²blicas le pagasen 47.500 euros por escrituras e intereses por la compra, en noviembre de 2004, de una segunda vivienda que 27 meses despu¨¦s lograr¨ªa vender sacando un beneficio de 362.000 euros.
- Macetas para la ministra de la Vivienda. La titular de Vivienda del Gobierno laborista, Margaret Beckett, justific¨® 800 euros en la compra de macetas colgantes.
Laborista y cat¨®lico
- Sindicalista escoc¨¦s. Michael Martin (Glasgow, 1945) empez¨® su carrera pol¨ªtica a finales de los a?os sesenta, cuando se afili¨® al Partido Laborista. Trabajaba entonces en una empresa metal¨²rgica y desde los 21 a?os desempe?¨® cargos en sindicatos del sector.
- Diputado desde 1979. Tras seis a?os como concejal en Glasgow, Martin gan¨® en 1979 un esca?o en la C¨¢mara de los Comunes como diputado laborista por un distrito de la ciudad escocesa. Desde el principio se coloc¨® en el ala moderada del partido, defendiendo posiciones socialmente conservadoras en asuntos como el aborto y la homosexualidad.
- Presidente rupturista. Martin fue nombrado presidente de los Comunes en 2000. Fue el primer cat¨®lico en lograr el puesto desde el siglo XVI. Al asumir el cargo dio una conferencia de prensa, rompiendo con la tradici¨®n de sus predecesores.
- Gorbals Mick. Su gesti¨®n como presidente recibi¨® cr¨ªticas ya antes del esc¨¢ndalo sobre los abusos en los gastos oficiales, incluso de sectores del Gobierno. Pol¨ªticos tories y periodistas le apodaron Gorbals Mick, en referencia al barrio de Glasgow en el que tradicionalmente se instalaban los inmigrantes cat¨®licos irlandeses.
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