Las armas ilegales desangran Latinoam¨¦rica
M¨¢s de 140.000 personas mueren tiroteadas cada a?o en la regi¨®n - Los 'narcos' han reemplazado a las guerrillas en el negocio - Nicaragua es un gran punto de entrada
Los recientes juicios contra dos de los m¨¢s conocidos traficantes de armas, el ruso V¨ªktor Bout -alias El Mercader de la Muerte- en Tailandia (pendiente de extradici¨®n a EE UU para agosto) y el sirio Monser al Kassar (condenado en febrero a 30 a?os de prisi¨®n en Nueva York), han revelado lo sencillo que es meter armas ilegalmente en Am¨¦rica Latina, el papel crucial que desempe?a Centroam¨¦rica, en especial Nicaragua, en este negocio, y la amenaza que supone que un pa¨ªs como Venezuela fabrique sus propios fusiles y municiones.
Para detener a Bout y Al Kassar, la agencia antidroga estadounidense aleg¨® que ambos intentaron vender lanzamisiles port¨¢tiles tierra-aire rusos SAM a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La ruta prevista para ambas operaciones era similar: las armas part¨ªan desde Rumania o Bulgaria y entraban por Nicaragua. Desde el pa¨ªs centroamericano se iban a arrojar con paraca¨ªdas sobre territorio colombiano.
"No hay pruebas de que el Gobierno de Ortega sea c¨®mplice del tr¨¢fico, pero sin duda el pa¨ªs tiene enormes lagunas legales que facilitan el tr¨¢fico ilegal", dice Roberto Orozco, experto nicarag¨¹ense del Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos y Pol¨ªticas P¨²blicas. "Es verdad que no se puede afirmar que Managua est¨¦ directamente involucrada, pero hay que recordar que Ortega ha dado cobijo a narcoterroristas de las FARC", replica el colombiano Alfredo Rangel, director de la Fundaci¨®n Seguridad y Democracia en Bogot¨¢.
Los puertos nicarag¨¹enses est¨¢n entre los mayores coladeros de armas en la regi¨®n, seg¨²n fuentes de Defensa de EE UU. "En especial el puerto de Corinto", apunta Orozco. "Es el ¨²nico de aguas profundas y est¨¢ controlado por el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa, que hace la vista gorda. No hay estad¨ªsticas fiables sobre la cantidad de barcos que atracan all¨ª, pero no hay que pensar en veinte o treinta, con dos o tres bien cargados es suficiente para abastecer al mercado de miles de armas", a?ade.
Hay m¨¢s de 80 millones de armas ilegales en Am¨¦rica Latina, seg¨²n el Centro para la Informaci¨®n de Defensa (CID) de Washington. Cualquier criminal, hasta el m¨¢s imb¨¦cil, tiene acceso a una pistola y hasta a un fusil. Ni hablar de las narcoguerrillas y el crimen organizado, ¨¦stos se hacen con un lanzacohetes como cualquier espa?ol con una barra de pan.
Los datos son brutales. La tasa de homicidios -140.000 al a?o, seg¨²n el Banco Mundial- es m¨¢s del doble del promedio mundial. Varios pa¨ªses tienen un ¨ªndice de cr¨ªmenes por cada 100.000 habitantes m¨¢s que alarmante: Brasil, 28; Colombia, 65; El Salvador, 45; Guatemala, 50; Venezuela, 35. La violencia tambi¨¦n golpea a la econom¨ªa latinoamericana. El coste de esta lacra se estima en un 14,2% del PIB regional. seg¨²n el informe Crimen y Violencia en el Desarrollo del Banco Mundial.
Adem¨¢s, el tr¨¢fico il¨ªcito de armas est¨¢ cada vez m¨¢s estrechamente ligado al narcotr¨¢fico. En Per¨², hace unos meses, saltaron todas las alarmas cuando el Ej¨¦rcito comprob¨® que los resquicios de la guerrilla mao¨ªsta Sendero Luminoso, hoy dedicada a la producci¨®n y venta de coca¨ªna, ten¨ªan en su poder lanzacohetes RPG-7, ametralladoras pesadas y fusiles Kal¨¢shnikov, todos de origen ruso. El rearme senderista ya ha costado la vida a medio centenar de soldados peruanos en 12 meses.
A finales de abril, los senderistas intentaron derribar el helic¨®ptero en el que viajaba el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el general Francisco Contreras. El coronel Jorge de Lama iba en el aparato. "Nos dispararon dos granadas de RPG, pero por suerte cayeron lejos. No creo que supieran que iba el general Contreras, simplemente apuntaron a un helic¨®ptero militar que estaba en su zona", relata De Lama, refiri¨¦ndose al valle de los r¨ªos Apurimac y Ene, la inaccesible zona de Ayacucho donde Sendero ha estado desde que se cre¨® en los ochenta. El Ej¨¦rcito peruano se resiste a revelar las rutas de abastecimiento de armas de los senderistas, pero no se atreve a negar que el puerto amaz¨®nico de Iquitos es un agujero negro para la seguridad del pa¨ªs. A esta ciudad estaban destinados los 50.000 Kal¨¢shnikov que Vladimiro Montesinos, el siniestro ex jefe de los servicios secretos peruanos durante el Gobierno de Fujimori, compr¨® en Jordania. Sin embargo, 10.000 de esas armas acabaron en manos de las FARC. El resto nunca se entreg¨® porque Amm¨¢n detuvo la operaci¨®n.
Iquitos y la frontera entre los pa¨ªses andinos y Brasil, el golfo de Urab¨¢, que une Colombia y Panam¨¢, el triple l¨ªmite entre Paraguay, Brasil y Argentina -zona donde Hezbol¨¢ tiene una fuerte influencia-, son algunos de los principales puntos de contrabando en la regi¨®n. Sin embargo, Centroam¨¦rica y, en especial Guatemala y Nicaragua, han adquirido en los ¨²ltimos a?os especial relevancia como puerta de entrada de los cargamentos.
Rangel recuerda que as¨ª como Nicaragua ya es clave en el comercio ilegal, Venezuela desempe?a un papel relevante. Como buena parte de las armas que acaban en el mercado negro proceden de la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito -robadas o vendidas por los propios agentes o militares-, hay serios temores de que parte de los 100.000 Kal¨¢shnikov que Caracas compr¨® a Rusia acaben en manos de los narcos. Sin embargo, el mayor peligro, apunta Rangel, lo constituir¨¢ la f¨¢brica venezolana, bajo licencia, de armas y municiones rusas.
Mientras que las armas abundan en la zona, las municiones escasean. El calibre 7,62 mm, que usan los fusiles rusos AK-103 adquiridos por Venezuela, es el m¨¢s deseado por la regi¨®n y en especial por las FARC, que a¨²n poseen al menos 5.000 armas que necesitan esta munici¨®n. Hoy se consigue en Per¨² y Bolivia, pero en poca cantidad. La fabricaci¨®n de este calibre en Venezuela ofrecer¨¢ a las narcoguerrillas una fuente ilimitada de municiones dentro del continente.
Aparte de los canales de tr¨¢fico de armas que se remontan a la ¨¦poca de auge de las guerrillas, en los setenta y ochenta, se han afianzado en la regi¨®n aquellos controlados por el crimen organizado. Los intercambios de droga por armas que los carteles de la droga colombianos inauguraron a mediados de los noventa con la mafia rusa han proliferado. As¨ª como la coca¨ªna sale de Colombia, Per¨² y Bolivia hacia Europa a trav¨¦s de Venezuela, Ecuador y Brasil, las armas recorren el mismo camino en sentido contrario.
Adelaida V¨¢squez y Carolina Gabea son testigos casi a diario de este tr¨¢fico. Ambas son fiscales de Ciudad del Este, la urbe paraguaya pegada a Brasil y Argentina y uno de los mayores focos de contrabando de armas de Suram¨¦rica y paso del tr¨¢fico desde Brasil hacia Per¨² y Colombia. Tienen una queja com¨²n: pocos recursos y el enemigo en casa. "La polic¨ªa nacional no s¨®lo no nos ayuda, nos boicotea. Tenemos un grupo de agentes especiales, pero son pocos ante tanto delito", explica V¨¢zquez, que sobre drogas y armas lo ha visto todo. "Una vez confiscamos una ametralladora antia¨¦rea a unos narcos... no me lo pod¨ªa creer", a?ade. V¨¢zquez es de Ciudad del Este, pero Gabea lleva en la ciudad cuatro a?os, es de Asunci¨®n. "Es peligroso ser legal y trabajar ac¨¢, pero ?sabe qu¨¦?, si uno se mantiene limpio el narco no suele meterse con uno. Es parte del juego", dice Gabea.
El gran traficante
- V¨ªktor Bout. Naci¨® en 1967 en Dushamb¨¦, capital de Tayikist¨¢n, entonces parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Tambi¨¦n se ha dicho que era de origen turkmeno o ucranio.
- Fuerza a¨¦rea sovi¨¦tica. Bout ha declarado que se gradu¨® como oficial de la Fuerza A¨¦rea sovi¨¦tica y que tambi¨¦n estudi¨® en el Instituto Militar de Lenguas Extranjeras de Mosc¨², cuna del espionaje sovi¨¦tico.
- Ca¨ªda de la URSS. Bout se aprovech¨® del caos y empez¨® a suministrar armas. Comenz¨® proveyendo a la Alianza del Norte afgana, sigui¨® con los dictadores africanos y a?adi¨® luego a narcos en Am¨¦rica Latina.
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