El jard¨ªn de Federer
El suizo se juega el torneo y ser 'n¨²mero uno' con Roddick, al que ha ganado 18 veces de 20
No se sabe si fue una palabrota o un grito de ¨¢nimo. Andy Murray le pegaba raquetazos a la red, al aire y al suelo. Chillaba: "Hit the pass!" [?Consigue un passing!], y la bola no pasaba. El atasco lo provocaba un tenista que desde hoy es el ¨²nico freno que puede parar el tren de la historia: Andy Roddick. Olv¨ªdense su servicio, sus 21 aces, su brazo de tit¨¢n. Por encima de eso estuvieron su contundencia, el ruido del aire cortado por el hacha de su raqueta y su sordera frente a los bramidos del p¨²blico y los gritos de Murray: donde el escoc¨¦s chill¨® "Hit the pass!", el juez de silla sancion¨® un "Fuck!" [?Joder!] y Roddick no dijo nada. Simplemente sigui¨® atizando y subiendo a la red, explotando la tensi¨®n de Murray, ese atormentado estado de ¨¢nimo, un hombre contra un pa¨ªs, Roddick contra Gran Breta?a.
"Llegu¨¦ a dudar de que volver¨ªa a estar en una final aqu¨ª", dice el estadounidense
El estadounidense acab¨® de rodillas sobre el c¨¦sped, pero no sometido. Llorando en la escalera del vestuario, pero sin haber perdido. Vencedor por 6-4, 4-6, 7-6 (7) y 7-6 (5), Roddick se enfrentar¨¢ ma?ana en la final a una pesadilla: Roger Federer, ganador de Haas por 7-6 (3), 7-5 y 6-3, le ha vencido en 18 de sus 20 partidos, incluidas dos finales de Wimbledon.
"No se llega a la final de Wimbledon por accidente", se defendi¨® bajo su gorra Lacoste Roddick, que no jugaba una final grande desde 2006 (Estados Unidos). "Llegu¨¦ a dudar de que volver¨ªa a estar en una final de Wimbledon. El a?o pasado, tras perder aqu¨ª, pens¨¦ en si ser¨ªa capaz de seguir entre los mejores, me qued¨¦ dolido. Esta pretemporada me compromet¨ª con todo: con la dieta, con las horas de sue?o... Con darme todas las oportunidades para tener ¨¦xito".
"No creo que fuera pasivo, pero no logr¨¦ tantos passings como normalmente", dijo luego Murray, a¨²n pensando en el castigo del ¨¢rbitro. "No siento que jugara un partido pobre. Si saca as¨ª, a esa velocidad y ese ritmo, tiene una oportunidad contra cualquiera". ?Pese a su r¨¦cord ante Federer? "Yo ten¨ªa tambi¨¦n uno muy bueno contra ¨¦l antes de este partido (6-2)", cerr¨®.
Antes de los insultos, del drama de Murray, un gesto premonitorio. Faltan dos horas para que empiece su semifinal y Federer deja el cuenco del desayuno mientras camina hacia el vestuario ejecutando el gesto de la victoria, el brazo en alto, dos dedos formando una V y todo su equipo como testigos.
La escena es una muestra de su gesti¨®n del estr¨¦s competitivo. Pocas veces hubo tantas cosas en juego en un partido: si Federer ganaba, romp¨ªa el r¨¦cord de finales seguidas de Wimbledon (7) y de finales grandes disputadas (21). Ese encuentro, adem¨¢s, era el que le dejaba a una victoria de recuperar el n¨²mero uno; de ser el hombre que m¨¢s grandes ha ganado nunca (15); o de caer al n¨²mero tres si el vencedor final era Murray. No lo ser¨¢, pero al salir a la pista ¨¦l no lo sab¨ªa.
"Es incre¨ªble lo bien que est¨¢ manejando Roger la presi¨®n", contaba entonces Severin Luthi, su asesor y capit¨¢n suizo de la Davis. "Sabe cu¨¢nto est¨¢ en juego. Cada semana se ve obligado a jugar por much¨ªsimas cosas importantes. Gan¨® en Par¨ªs y empat¨® con Pete (Sampras) a 14 grandes. No s¨¦ si est¨¢ jugando su mejor tenis, pero s¨ª hay una cosa segura: est¨¢ centrad¨ªsimo, metido en una racha impresionante de 18 victorias seguidas y golpeando a la pelota fant¨¢sticamente".
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