La sombra de Almoina
Un libro reconstruye la vida del exiliado gallego, secretario del dictador dominicano Trujillo y asesinado por ¨¦l
Sobre Jos¨¦ Almoina Mateos (Lugo, 1903 - M¨¦xico DF, 1960) se cierne la sombra de la sospecha. Del exiliado lucense, personaje secundario en novelas de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n -Gal¨ªndez- o Mario Vargas Llosa -La fiesta del chivo-, se ha escrito poco y s¨®lo para recordar sus dos a?os de secretario personal de Rafael L¨¦onidas Trujillo, dictador de la Rep¨²blica Dominicana. "Quiero demostrar que no es verdad la acusaci¨®n de colaboracionista que pesa sobre Almoina", argumenta el historiador Xurxo Mart¨ªnez Crespo. Su libro Exilio. Dominicana. M¨¦xico (Edici¨®ns A Nosa Terra, 2009) supone el primer intento de tejer otro relato alrededor de un funcionario de Correos que acab¨® asesinado por pistoleros cubanos a sueldo de Trujillo.
"Lo hacen aparecer como un traidor y al vasco Gal¨ªndez como h¨¦roe"
Almoina public¨® con seud¨®nimo un libelo contra Trujillo. Acab¨® muerto
Almoina sali¨® de Galicia en 1933. Lo hizo para instalarse en Benavente, donde hab¨ªa nacido Pilar Fidalgo, su esposa y autora del primer testimonio emitido desde una c¨¢rcel franquista: Una joven madre en las prisiones franquistas (1937). Militante del PSOE, el levantamiento fascista de 1936 lo hab¨ªa enviado, junto a su familia y a bordo del buque Flandre, al exilio latinoamericano. Es entonces cuando comienza la leyenda negra de Almoina. "La trayectoria de Almoina, a partir de aqu¨ª, no se comprende sin tener en cuenta su condici¨®ns de mas¨®n", explica Mart¨ªnez Crespo. Aquel gallego, erudito y seg¨²n su propia versi¨®n licenciado en Filosof¨ªa y Letras -"aunque su expediente no aparece en los archivos de la Universidade de Santiago"-, entr¨® como profesor en la Universidad de Santo Domingo.
"La ayuda de los hermanos masones debe de haber sido indispensable para que llegase a profesor", especula su bi¨®grafo. En esos a?os, antes de aceptar en 1945 el cargo de secretario personal del tirano Trujillo, contacta con Jes¨²s de Gal¨ªndez, desterrado vasco en tratos con los servicios secretos estadounidenses. "La historia hizo aparecer a Almoina como un traidor a los republicanos y a Gal¨ªndez como un h¨¦roe", relata Xurxo Mart¨ªnez, "pero la figura del vasco, a mi entender, est¨¢ sobredimensionada".
La competencia entre los dos personajes, de relaciones tensas debidas tambi¨¦n a motivos religiosos -"Gal¨ªndez era ultracat¨®lico y no soportaba la masoner¨ªa de Almoina"-, forma parte de la historiograf¨ªa dominante en la Rep¨²blica Dominicana. Gal¨ªndez, del PNV, representa el dedo acusador de Trujillo gracias a su tesis doctoral, La era de Trujillo (1956). Pero, seg¨²n Crespo, lleg¨® tarde. A los tres meses de escapar de Dominicana, en 1947, Jos¨¦ Almoina ya hab¨ªa entregado a las embajadas correspondientes un informe confidencial en el que denunicia el apoyo de Trujillo a movimientos reaccionarios en Cuba o en Venezuela.
"Gal¨ªndez s¨®lo actu¨® diez a?os despu¨¦s de salir de la isla", recuerda el autor de Exilio, "y para progresar acad¨¦micamente". Almoina escribe, y paga de su propio bolsillo, Una satrap¨ªa en el Caribe. Historia puntual de mala vida del d¨¦spota Rafael Le¨®nidas Trujillo, "el alegato m¨¢s arriesgado de los que se escribieron contra la dictadura de Trujillo". Para ocultarse, firma como Gregorio Bustamante y llega a incluir una descripci¨®n de s¨ª mismo: "El miserable e indigno gallego". Seg¨²n Mart¨ªnez Crespo, en esas palabras hay algo m¨¢s que una jugada de despiste, que el miedo a la guerra sucia del r¨¦gimen dominicano: una confesi¨®n de arrepentimiento. El terror a los servicios secretos de Trujillo provocaron que el lugu¨¦s se guardase las espaldas publicando, simult¨¢neamente y bajo su nombre aut¨¦ntico, Yo fui secretario de Trujillo, versi¨®n complaciente de su paso como asesor del d¨¦spota.
La estrategia de Almoina no sirvi¨® de nada. Apenas para compartir destino, finalmente, con Jes¨²s de Gal¨ªndez. Si el vasco desapareci¨® en 1956 en Nueva York, cuatro a?os despu¨¦s el gallego ca¨ªa abatido en Ciudad de M¨¦xico por cubanos huidos de la Revoluci¨®n en su isla y refugiados en Santo Domingo. La polic¨ªa secreta de Trujillo se encontraba detr¨¢s de las dos acciones.
"Los pocos que se han ocupado de Jos¨¦ Almoina en Galicia continuaron haci¨¦ndose eco de la leyenda negra", apunta Xurxo Mart¨ªnez Crespo, "incluso en aquel primer congreso del exilio, celebrado en 2001 en Santiago, se dijo que s¨®lo hab¨ªa un garbanzo negro en el ¨¦xodo gallego, el de Almoina". Para Mart¨ªnez Crespo, Galicia le ha fallado a sus exiliados. "No existe un centro ni una instituci¨®n que sistematice su legado", afirma, "sino una desidia y una desmemoria lamentable". Y cuando esa memoria se actualiza, es s¨®lo de manera parcial: "Al final, parece que ¨²nicamente hubo exilio en Argentina y cuatro o cinco personajes en M¨¦xico; nada se dice de Venezuela, de la Rep¨²blica Dominicana..."
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