Canciones de pura emoci¨®n
S¨®lo un artista tan asentado en la estratosfera de la fascinaci¨®n colectiva como Antony Hegarty puede permitirse el lujo de repetir visita a Madrid en menos de dos meses, ofrecer un espect¨¢culo muy similar y reventar la taquilla. Muchos de los que se rascaron el bolsillo el 11 de mayo reincidieron anoche con el argumento de que no es lo mismo un concierto en un lugar tan circunspecto como el Palacio de Congresos que en el entorno bohemio del Price. Y, menos a¨²n, si la experiencia se viv¨ªa a pie de pista, sentado en unas mesitas iluminadas con candiles rojos y violetas, tan pr¨®ximas a Hegarty que entraban ganas de invitarle a un trago.
Antony arranca sus conciertos en pleno anticl¨ªmax y agudiza la sensaci¨®n de desasosiego si, como ayer, tiene la voz destemplada para abordar una hermosura del calibre de The crying light, la pieza que da t¨ªtulo a su reciente tercer trabajo. Pero apenas hubo margen para que cundiera el p¨¢nico. Esa garganta estremecedora, que trasciende g¨¦neros, edades y dem¨¢s ep¨ªgrafes restrictivos, hab¨ªa vuelto por sus fueros a la altura de You are my sister y Kiss my name.
ANTONY & THE JOHNSONS
Antony Hegarty, Rob Moose, Maxim Moston, Doug Wieselman, Julia Kent, Jeff Langston, Parker Kindred. Teatro Circo Price. Lleno.
Su garganta estremecedora trasciende g¨¦neros y edades
Para entonces los hermanos Almod¨®var y la ministra Gonz¨¢lez-Sinde ya no pesta?eaban. Y el resto de sus cong¨¦neres, irremediablemente, tampoco. La emoci¨®n es, en los recitales de este portento, una pandemia que no sabe una sola palabra de protocolos ni escalafones.
Adem¨¢s de todo lo que el aficionado medio anhelaba escuchar, Antony intercal¨® peque?as golosinas para sus seguidores m¨¢s avezados. Your teeth are diamonds y Paddy's gone son absolutas rarezas, Christine's farm sirvi¨® como asombroso avance de su pr¨®ximo disco (Swan lights, a principios del pr¨®ximo a?o) y I was young when I left home constituye su segunda incursi¨®n en el cancionero de Dylan. Su desnudez extrema permiti¨®, de paso, disfrutar la exquisita guitarra ac¨²stica de Rob Moose. Abducidos por la rotunda personalidad del jefe, no siempre reparamos en que los Johnsons son unos tipos elegantes como pinceles, y no s¨®lo porque el uniforme incluya traje y corbata.
Repitan ustedes cuantas veces quieran, amigos. Como en la canci¨®n, siempre habr¨¢ alguien dispuesto a escuchar con el coraz¨®n libre. Y no ser¨¢n pocos.
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