Homenaje a la adrenalina

En los momentos antes de salir a la arena, Mat Rebeaud habla como los buenos toreros: con desgana, mirando al frente, casi sin escuchar. En lugar de escapularios, va cargado de parches de marcas de refrescos. Masculla un par de evasivas sobre lo genial que es "vivir al l¨ªmite". S¨®lo levanta la vista cuando le nombran las lesiones. "No hablo de eso", ataja. Si lleva un rosario en sus pantalones de skater, lo estar¨¢ apretando.

"Es la pregunta equivocada", avisan desde la organizaci¨®n de la prueba de la gira de piruetas motocicl¨ªsticas Red Bull X Fighters que se disput¨® entre el jueves y anoche en Las Ventas. Muchos de estos pilotos, todos por debajo de los 30 a?os (Marc, actual campe¨®n del mundo, cumple 27), tienen el cuerpo recorridos por clavos, recuerdo de ca¨ªdas espeluznantes. Las l¨®gicas en un salto de 35 metros a 80 kil¨®metros por hora. Son robocops: mitad hombre, mitad m¨¢quina, adictos a las pr¨®tesis.

Muchos de los pilotos, todos bajo los 30, tienen clavos en el cuerpo

El primero en saltar agarra su moto como si fuera un monopat¨ªn

Los pilotos se concentran como toreros antes del cornetazo de salida; no parecen recordar que el gui¨®n les adjudica el papel de toros. Saltan a la plaza por los toriles persiguiendo a un grupo de corredores de San Ferm¨ªn. Falta el bombero torero. El p¨²blico les espera desaforado; al estruendo de la m¨²sica rock y el hip-hop s¨®lo lo supera en decibelios la voz del presentador que habla y habla, "saludando a la pe?a, a los free styler".

El primer piloto en saltar agarra su m¨¢quina como si fuera un monopat¨ªn, a 12 metros sobre el suelo. Luego cae de espaldas. No es grave, y, aunque lo fuera, los micr¨®fonos repartidos por la pista para amplificar el zumbido de los motores no dejar¨ªan o¨ªr el crujido de los huesos. Al p¨²blico tampoco le importa. Aclama, celebra el homenaje a la adrenalina. Los corredores contribuyen representando a luchadores de catch, golpeando la moto, rugi¨¦ndole al coso, agitando el casco al viento desde lo alto de la colina de arena que preside la plaza.

En las gradas conviven desde expertos que comentan cada salto ("buen underflip"), hasta Manuel y Manuel: dos valencianos que transpiran cerveza y a los que no les gustan las motos. "Pero es que esto flipa, y luego nos vamos de fiesta", gui?a el ojo Manuel bis. Nada similar a los que acompa?an por toda Europa a Dany Torres, con 22 a?os, el ¨²nico representante espa?ol en la liga de campeones del asunto.

Dany se concentra tambi¨¦n en su cubil antes de subirse a la moto. Explica c¨®mo se entrena en un descampado de Sevilla con una piscina de espuma. Le fich¨® un empresario cuando ten¨ªa 15 a?os. Moreno y peque?o, con el pelo de punta, no gasta el estilo de estrella del surf rock de otros compa?eros. No significa que cuando le toque el turno no se vista el mono de hombre espect¨¢culo. Antes de eso, un amigo le saluda: "Me gusta tu pendiente", y Dany sonr¨ªe entusiasmado. Sonr¨ªe y le brillan los ojos por la adrenalina.