La mala gesti¨®n fuerza la fusi¨®n de Cajasur
La Iglesia abre el proceso con Unicaja para evitar la intervenci¨®n p¨²blica
Hay seis miembros del Consejo de Administraci¨®n de Cajasur que comienzan las reuniones con la se?al de la cruz acompa?ada de un r¨¢pido rezo casi inaudible. Se trata del de¨¢n y presidente de la entidad financiera, Santiago G¨®mez Sierra, y los can¨®nigos arcediano, doctoral, magistral, penitenciario y lectoral del Cabildo de C¨®rdoba. Cuando G¨®mez Sierra, en alguna rara ocasi¨®n, no preside, alg¨²n que otro vocal se permite un que otro vocal se permite una broma: "Pido que conste en acta que la reuni¨®n ha comenzado sin santiguarse".
Por una gracia legal contemplada por los socialistas en la ley de Cajas de Ahorros de Andaluc¨ªa, la Iglesia cat¨®lica controla un tercio de los ¨®rganos de gobierno, cuando el resto de las entidades fundadoras tienen limitada su presencia a un 13%. Es lo que se denomina "la singularidad" de Cajasur. A punto de autorizar la fusi¨®n con Unicaja -que, a su vez, tiene amarrado un acuerdo de uni¨®n con la Caja de Ja¨¦n- la Iglesia va a ver esfumarse el extraordinario poder que tiene en la caja cordobesa, donde sumando apoyos de impositores y trabajadores dispone de mayor¨ªa.
Los sacerdotes han conseguido ya otra fundaci¨®n con ocho millones al a?o
El PP recurri¨® la ley andaluza de cajas que intent¨® frenar el poder eclesial
De controlar el consejo y seis sillones, en el futuro podr¨ªa quedarse en dos puestos de un total de 24. Y el presidente de lo que se llamar¨¢ Unicajasur, si nada se tuerce, ser¨¢ Braulio Medel, el m¨¢s veterano de los presidentes de cajas, del que no consta que se persigne en su puesto de trabajo.
Cajasur es resultado de la fusi¨®n en 1995 del Monte de Piedad, fundado en 1864 por la Iglesia, y de la Caja Provincial propiedad de la Diputaci¨®n. Ya entonces, en una de las primeras reuniones de la nueva entidad, un can¨®nigo advirti¨®: "Esto es un matrimonio, un cuerpo extra?o, y tenemos que compartir las cosas". Eso es lo que la Iglesia no ha aprendido en este tiempo. "Hist¨®ricamente arrastra un sentimiento de propiedad y considera que la caja es suya", comparten varias fuentes.
La situaci¨®n actual, sin embargo, es algo distinta y m¨¢s civilizada, desde que en julio de 2005 el sacerdote Miguel Castillejo abandon¨® la presidencia tras 26 a?os de los 75 que hab¨ªa cumplido hasta entonces. A Castillejo se le atribuye el montaje de una potente red clientelar con recursos de la caja, donde ser familiar de un empleado sirve de salvoconducto para trabajar en la entidad.
Una red tejida desde peque?as ayudas y subvenciones para pe?as, colectivos y asociaciones de todo tipo, como si fueran limosnas que sumadas produc¨ªan una considerable derrama en la obra social, hasta grandes pr¨¦stamos a grupos inmobiliarios que han sido los que a la postre han llevado a Cajasur al borde del precipicio: el beneficio de la caja cay¨® un 90% en el primer trimestre de este a?o al tener que realizar fuertes provisiones para afrontar la morosidad y sus calificaciones de solvencia est¨¢n por los suelos.
A la caja cordobesa s¨®lo le ha quedado la salida de la fusi¨®n con Unicaja, pese a preferir una uni¨®n con Caja Murcia (comunidad gobernada por el PP) que entregar la caja "a los rojos". El otro camino, la intervenci¨®n por parte del Banco de Espa?a, hubiera supuesto para la Iglesia un deshonor. Y adem¨¢s sin margen alguno para negociar como s¨ª lo est¨¢n haciendo con la entidad malague?a. La Iglesia quiere lo que siempre ha querido: poder y dinero. Para empezar, ha arrancado otra fundaci¨®n dotada con entre seis y ocho millones de euros anuales.
Lo extraordinario de Cajasur es que pese a que en los ¨²ltimos a?os acumula datos negativos, los cordobeses mantiene intacta su fidelidad a ella. Si algunos nacen con un carn¨¦ de un club de f¨²tbol bajo el brazo, los cordobeses lo hacen con "la libreta" de Cajasur.
Con el apoyo absoluto del PP, Castillejo lider¨® un pulso con la Junta de Andaluc¨ªa cuando se redact¨® la Ley de Cajas de Ahorro en 1999, que pretend¨ªa poner orden en los privilegios de la Iglesia al reducir su representaci¨®n del 35% al 9%. Se acotaban los mandatos y la jubilaci¨®n se establec¨ªa a los 70 a?os, lo que implicaba la marcha de Castillejo; se eliminaba la prerrogativa de que el Cabildo nombrase al presidente... Castillejo, que defend¨ªa que los can¨®nigos cajeros eran "perpetuos", logr¨® reunir en una manifestaci¨®n a 7.000 cordobeses convencidos de que la ley pretend¨ªa "llevarse la caja a Sevilla". En Andaluc¨ªa, los localismos siempre han dado un resultado extraordinario y han sido los culpables de que ensayos de concentraci¨®n financiera anteriores acabasen en conato.
El Gobierno del PP denunci¨® al Tribunal Constitucional la norma andaluza y Cajasur pas¨® en 2002 a depender del Ministerio de Econom¨ªa, que entonces dirig¨ªa Rodrigo Rato. Durante ese tiempo, Castillejo mandaba m¨¢s que el obispo de C¨®rdoba, Francisco Javier Mart¨ªnez. Ambos viajaban al Vaticano con frecuencia en busca de espaldarazos a sus escaramuzas. La batalla la gan¨® Castillejo, pese a conocerse datos escandalosos como que suscribi¨® una p¨®liza de 2,9 millones de euros que le garantiza una pensi¨®n vitalicia que, adem¨¢s, heredar¨¢n sus cuatro hermanas, o que los vocales de Cajasur cobraron dietas por asistir a misa o a una reuni¨®n de carniceros.
La llegada de Juan Jos¨¦ Asenjo al obispado cordob¨¦s recondujo algo la situaci¨®n. Fue cambiando los estatutos del Cabildo hasta renovar a los can¨®nigos en Cajasur y al sin par Castillejo. Asenjo y el entonces consejero de Econom¨ªa y hoy presidente de la Junta, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, firmaron la paz en 2004. La entidad volvi¨® a la tutela de la Junta, pero la ley de cajas se cambi¨® de tapadillo (a trav¨¦s de una ley de acompa?amiento de presupuestos) y se le dio a la Iglesia un singular 30% de representaci¨®n en el consejo.
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