En busca de una estrategia de salida ideal
Cuando los pol¨ªticos se re¨²nen hoy en d¨ªa, las conversaciones giran naturalmente en torno a las estrategias de salida. En otras palabras, en torno a cu¨¢ndo y c¨®mo volver¨¢ la pol¨ªtica econ¨®mica a la realidad. Es l¨®gico que los pol¨ªticos se hagan preguntas. El d¨¦ficit presupuestario de varios pa¨ªses ha entrado en territorio desconocido en tiempos de paz y los balances contables de los bancos centrales no se parecen en nada a los de hace dos a?os.
La primera pregunta que debe plantearse es cu¨¢ndo deber¨ªa empezar la reducci¨®n de gastos. La respuesta es ni demasiado pronto, porque una retirada apresurada del apoyo podr¨ªa precipitar una reca¨ªda en la recesi¨®n (como en Jap¨®n en 1997), ni demasiado tarde, ya que la acumulaci¨®n de la deuda y la asunci¨®n por parte de los bancos centrales de una funci¨®n fiscal de hecho deber¨ªa terminarse tan pronto como fuese factible sin provocar da?os graves al crecimiento. Pero el mejor an¨¢lisis no puede garantizar la salida ideal, y con una econom¨ªa todav¨ªa muy d¨¦bil como tel¨®n de fondo es aconsejable pecar de prolongar un poquito de m¨¢s el apoyo.
Pero deber¨ªa prepararse la salida. El anuncio de una estrategia de salida cre¨ªble ayuda a calmar los mercados de valores de renta fija y a mantener bajas las expectativas de inflaci¨®n. Se puede decir que Estados Unidos carece de compromisos a medio plazo y esto amenaza la eficacia de las medidas actuales, mientras que las pol¨ªticas europeas est¨¢n un poco mejor ancladas en el medio plazo. Por tanto, un buen m¨¦todo para los pol¨ªticos europeos ser¨ªa el de anunciar con antelaci¨®n su estrategia de salida, y al mismo tiempo ligar el comienzo de la normalizaci¨®n real a una mejora sostenida de la coyuntura econ¨®mica.
Esto, sin embargo, deja sin resolver dos problemas. El primero es que tan pronto como las condiciones mejoren, es probable que la mayor¨ªa de los Gobiernos se embarquen simult¨¢neamente en la consolidaci¨®n. Esto se ha hecho a menudo con ¨¦xito tras las crisis financieras, pero la diferencia ahora es que todos los pa¨ªses est¨¢n en recesi¨®n. En un contexto de p¨¦rdida de riqueza y desapalancamiento inacabado, la demanda privada podr¨ªa ser demasiado d¨¦bil para compensar una gran reducci¨®n simult¨¢nea de la demanda p¨²blica. Por tanto, hay un problema de acci¨®n colectiva que debe reconocerse y abordarse.
El segundo problema surge de la coordinaci¨®n de los instrumentos pol¨ªticos. Las actuales medidas excepcionales son de tres tipos: apoyo al sector bancario mediante avales del Estado y provisi¨®n de liquidez por parte de los bancos centrales; est¨ªmulo monetario que incluye t¨¦cnicas de relajaci¨®n no habituales; y est¨ªmulo presupuestario. La cuesti¨®n ahora es: ?qu¨¦ deber¨ªa normalizarse primero? Un candidato obvio para la primera l¨ªnea de la parrilla de salida es la pol¨ªtica fiscal, ya que el est¨ªmulo presupuestario supone costes. Lo mismo puede decirse de la retirada del apoyo bancario: s¨®lo despu¨¦s de que los bancos hayan sido adecuadamente recapitalizados y reestructurados puede suprimirse la subvenci¨®n impl¨ªcita mediante la provisi¨®n de liquidez barata contra una garant¨ªa de calidad incierta. Por tanto, la secuencia natural es empezar por limpiar el sector bancario (manteniendo un amplio apoyo macroecon¨®mico mientras se hace esto), despu¨¦s retirar el apoyo presupuestario, y acabar normalizando la pol¨ªtica monetaria.
Sin embargo, esta secuencia ideal plantea algunas dificultades. En primer lugar, para que empiece la limpieza del sector bancario, hay que disponer de informaci¨®n precisa sobre el verdadero estado de salud de cada banco, lo cual exigir¨ªa pruebas de resistencia. En segundo lugar, el car¨¢cter rec¨ªproco de las actuales medidas pol¨ªticas implica un grado inusual de coordinaci¨®n entre el Gobierno y el banco central de cada pa¨ªs. Tercero, el hecho mismo de que la pol¨ªtica monetaria sea la ¨²ltima en normalizarse crea una posible tensi¨®n con otras plataformas pol¨ªticas. Es improbable que los bancos centrales acepten que su propia normalizaci¨®n est¨¦ sujeta a la posible desidia gubernamental.
No son problemas insuperables, pero hay que reconocerlos, abordarlos y resolverlos. Por eso no es demasiado pronto para pensar en estrategias de salida, aunque todav¨ªa sea demasiado pronto para actuar. -
Eurointelligence. Traducci¨®n de News Clips.
Jean Pisani Ferry es director del grupo de estudios Bruegel de Bruselas y catedr¨¢tico de la Universit¨¦ Paris-Dauphine. ? 2009
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