?V¨ªsperas de cambio?
En Jap¨®n parece tocar a su fin el eterno ciclo gobernante del Partido Liberal Democr¨¢tico
El primer ministro japon¨¦s, Taro Aso, ha convocado elecciones generales anticipadas el mes pr¨®ximo, despu¨¦s del gran batacazo de su partido, el Liberal Democr¨¢tico (PLD), en los comicios de Tokio. Todo apunta a que el PLD, que gobierna casi de manera ininterrumpida desde hace m¨¢s de medio siglo, ser¨¢ esta vez desalojado del poder. No es algo que deba lamentarse si acaba ocurriendo.
El conservador PLD es el arco de b¨®veda de un sistema pol¨ªtico degradado. S¨®lo en una sociedad con tanta aversi¨®n al cambio como Jap¨®n parece posible la eterna supremac¨ªa de un partido que a sus permanentes querellas intestinas y su anquilosamiento irreversible suma la regularidad de sus esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. El PLD ha sido enterrado prematuramente muchas veces, para resucitar otras tantas.
Ahora, la envergadura de una recesi¨®n de la que Jap¨®n nunca acaba de emerger y el malestar social de un pa¨ªs cuya poblaci¨®n envejece y disminuye aceleradamente parecen colocarle en el final de la escapada. La longevidad del partido, sin embargo, tiene poco que ver con la de sus Gobiernos. Taro Aso es el cuarto primer ministro en cuatro a?os, lo que da una idea del valor de los gabinetes y su estabilidad en la segunda econom¨ªa del mundo, probablemente no por mucho tiempo, a juzgar por el formidable empuje chino. Todos los sondeos sugieren que el 30 de agosto ver¨¢ llegada su hora el opositor Partido Democr¨¢tico (PDJ), una mezcla vol¨¢til de antiguos socialistas, tecn¨®cratas y tr¨¢nsfugas del PLD, sin una agenda ni una personalidad coherentes. El Partido Democr¨¢tico, que se reclama centroizquierdista, s¨®lo tiene 10 a?os de vida, pero se va pareciendo en sus h¨¢bitos y estructura a aquel al que pretende desplazar. Se reproducen en ¨¦l, a escala menor, los barones, la corrupci¨®n y la burocracia, males todos que promete erradicar su nuevo jefe, Yukio Hatoyama. En pol¨ªtica exterior, los matices son ¨ªnfimos. Uno y otro valoran por encima de todo la alianza de Tokio con Washington.
Aunque en Jap¨®n sean cada vez menos apreciables las diferencias ideol¨®gicas entre partidos, ser¨ªa muy saludable que alguien diferente del PLD llegue a hacerse con las riendas del Gobierno. Si hay algo que el pa¨ªs asi¨¢tico necesita por encima de todo es alternancia pol¨ªtica, ox¨ªgeno. Una democracia viva y operativa no puede sustentarse sobre el monopolio del poder por uno de sus actores.
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