Venezuela: relaciones peligrosas
Uno de los pecados mortales en asuntos de seguridad es ignorar una amenaza para ahorrarse los costes de enfrentarla. Los casos abundan. Los pa¨ªses europeos desde?aron la ret¨®rica ultranacionalista de Milosevic hasta que fue demasiado tarde para evitar una d¨¦cada de guerras en los Balcanes y los gobiernos occidentales pasaron por alto el imperio de terror de Sadam en Irak hasta darse de bruces con la invasi¨®n de Kuwait. Algo as¨ª puede estar pasando con Venezuela. Para llevar a cabo sus ambiciones hegem¨®nicas, Caracas ha desplegado una pol¨ªtica exterior extremadamente agresiva y ha ofrecido su apoyo a grupos terroristas. Si la comunidad internacional contin¨²a mirando hacia otra parte, la regi¨®n andina puede hundirse en una crisis sin precedentes.
El r¨¦gimen venezolano ha hecho pocos esfuerzos por ocultar su cercan¨ªa con un grupo terrorista como las FARC. Hoy, Caracas tiene una plaza que lleva el nombre del fundador de la organizaci¨®n, Manuel Marulanda. Pero las cosas van m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica. El hallazgo de cohetes AT-4 de fabricaci¨®n sueca en manos de la guerrilla demuestra que la autoridad venezolana ha armado a los terroristas colombianos. Este descubrimiento es la evidencia f¨ªsica de un env¨ªo de armas desde Venezuela rese?ado en los ordenadores capturados al extinto l¨ªder de las FARC, Ra¨²l Reyes. Las cosas pueden ponerse peor. El r¨¦gimen venezolano ha adquirido 200 misiles superficie-aire port¨¢tiles Igla-S. Con sus antecedentes, nadie puede garantizar que algunos no terminen en manos de la guerrilla.
Entretanto, Venezuela se ha convertido en la puerta de Ir¨¢n en Am¨¦rica Latina. Ambos pa¨ªses mantienen una activa colaboraci¨®n en el ¨¢mbito militar y espacial. Todo ello sin olvidar que Caracas ha firmado un acuerdo de cooperaci¨®n nuclear con Teher¨¢n que burla las sanciones internacionales contra el programa at¨®mico de los ayatol¨¢s. ?Excentricidades de Ch¨¢vez? Tal vez. Pero el Departamento del Tesoro de EE UU ha denunciado que al menos un diplom¨¢tico venezolano ha servido de puente para la penetraci¨®n en Am¨¦rica Latina de Hezbol¨¢. Una organizaci¨®n terrorista libanesa que el Gobierno iran¨ª emplea como un brazo armado clandestino.
Adem¨¢s, el r¨¦gimen de Ch¨¢vez esta inmerso en un colosal programa de rearme. Ya ha adquirido cazabombarderos SU-30, helic¨®pteros Mi-35, misiles antia¨¦reos Tor M-1 y radares JYL-1. Muy pronto, se podr¨ªan sumar 100 tanques T-72M y 300 veh¨ªculos blindados BMP-3. Estas compras est¨¢n haciendo de oro a Rusia y China. Pero tambi¨¦n gobiernos europeos como los de Espa?a y Francia est¨¢n participando en el negocio sin tomar en cuenta que sus armas van a apuntar a los vecinos de Venezuela.
Tras el 11-S, pareci¨® cristalizar un consenso sobre la necesidad de una pol¨ªtica de tolerancia cero hacia aquellos pa¨ªses que tuviesen lazos con grupos violentos. En este contexto, se ha acumulado una evidencia abrumadora sobre las conexiones del Gobierno venezolano con las FARC y los intentos de Caracas de desestabilizar a los pa¨ªses vecinos. Sin embargo, el Gobierno del presidente Ch¨¢vez no ha recibido ninguna sanci¨®n por este comportamiento. Esta inacci¨®n puede resultar muy costosa para la estabilidad de Am¨¦rica Latina.
Rom¨¢n D. Ortiz es consultor del Grupo Triarius y profesor de la Universidad de los Andes (Bogot¨¢).
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