La huelga de asistentas a domicilio deja sin ayuda a 317 dependientes pinte?os

Al levantarse, Jer¨®nimo S¨¢nchez descubri¨® lo mismo que cada ma?ana: que el "tembleque" en las piernas segu¨ªa ah¨ª. Tiene 79 a?os, alzh¨¦imer y p¨¢rkinson. Mar¨ªa, empleada del servicio de atenci¨®n a domicilio, deb¨ªa ir a lavarle y darle los medicamentos, pero no apareci¨®. Ninguna de las asistentes que ayudan a 317 dependientes en Pinto trabaj¨® ayer.

Dolores, la mujer de Jer¨®nimo, le ayud¨® a vestirse a pesar de que el dolor de sus huesos casi no le deja moverse. Tambi¨¦n le corresponde ayuda dom¨¦stica, pero no la tuvo, y no se sabe cu¨¢ntos d¨ªas puede seguir sin ella. Un conflicto entre la empresa adjudicataria del servicio de atenci¨®n (Concierto Bienestar) y el Ayuntamiento ha dejado sin cobrar cuatro meses a las 68 trabajadoras de la empresa. Empezaron ayer una huelga de la que no est¨¢n cumpliendo los servicios m¨ªnimos porque afirman no haber recibido notificaci¨®n de ello, a pesar de que Jes¨²s Gallego, el gerente de Concierto, exhib¨ªa certificados postales para demostrarlo.

Las trabajadoras, que llevan cuatro meses sin cobrar, ganan 700 euros al mes

Muchos de los dependientes del pueblo pasaron el d¨ªa en cama. Algunos de los que pod¨ªan moverse estuvieron en la manifestaci¨®n de las trabajadoras frente al Ayuntamiento. En silla de ruedas fue Almudena Navarro, de 73 a?os, acompa?ada por su hija, tambi¨¦n dependiente. "Apoyamos a las chicas porque tienen raz¨®n", explicaban.

El conflicto es complejo. El Ayuntamiento debe dinero a la empresa, pero parte de esas cuentas est¨¢n en los tribunales porque el actual Consistorio (PSOE) considera que sus predecesores (PP) se comprometieron a un gasto que rebasaba lo suscrito en el pliego de condiciones del contrato y que la municipalidad, con una deuda de 30 millones, no puede asumir. Aun en el caso de arreglar este punto, la empresa no ha pagado parte de las cotizaciones a la Seguridad Social, por lo que todo lo que el Ayuntamiento le ingrese ser¨¢ embargado. "No es un problema presupuestario, es legal", insist¨ªa la concejal de Bienestar Social, Julia Cerdeiras. "No podemos pagar directamente a las trabajadoras. Intentamos rescindir el contrato, pero tardar¨¢ cuatro semanas".

Luego tendr¨¢ que llegar otra compa?¨ªa adjudicataria, y desde el comit¨¦ de empresa se temen que le tocar¨¢ asumir la deuda de 400.000 euros de Concierto Bienestar. No parece que nadie est¨¦ dispuesto a eso. Las soluciones que el Ayuntamiento ofrece a las cuidadoras, que ganan 700 euros al mes, son denunciar a su empleador para cobrar lo que les debe y constituirse en una cooperativa que saque adelante el servicio.

Las trabajadoras no parecen dispuestas a resignarse. Cerdeiras amenaz¨® ayer con que "si no se arregla el problema de los servicios m¨ªnimos, empleados municipales ir¨¢n a ayudar a los dependientes, y el se?or Gallego ser¨¢ perseguido judicialmente".

En lugar de manifestarse, la cuidadora Mar¨ªa Granados, de 50 a?os, explica que le gustar¨ªa estar con Jer¨®nimo y Dolores. "Me parte el alma, pero es que nos est¨¢n chantajeando", protesta. Atiende a cinco dependientes "casi por vocaci¨®n". Sabe que no es el caso de la mayor¨ªa de sus compa?eras, muchas extranjeras reci¨¦n llegadas a Espa?a, que hacen un trabajo mal remunerado y duro. Igual que a ella, a Jer¨®nimo y Dolores les importa poco el vodevil legal. ?l sigue con el tembleque y a ella le duelen las rodillas. Que Mar¨ªa pudiera echarles una mano har¨ªa las cosas m¨¢s f¨¢ciles, pero quieren que lo haga cobrando. Ser¨ªa una peque?a gran diferencia.