Se?ales preocupantes desde la pista
"Somos lo que somos", dice, fil¨®sofo estoico, Manolo Mart¨ªnez. "No se pueden pedir peras al olmo. El atletismo espa?ol tampoco cuenta con tanto apoyo social para que se nos exija m¨¢s". Esta declaraci¨®n, emitida un a?o despu¨¦s de que los Juegos de Pek¨ªn marcaran los l¨ªmites del atletismo espa?ol, la v¨ªspera del comienzo de los Mundiales de Berl¨ªn, de su propia eliminaci¨®n fulminante, en compa?¨ªa de Borja Vivas, en la calificaci¨®n del peso, inaugura el nuevo estado de ¨¢nimo del atletismo patrio. Lo que ocurri¨® en la pista de tart¨¢n azul y en el asfalto de Unter den Linden [Bajo los Tilos] bajo la Puerta de Brandenburgo, al d¨ªa siguiente, ayer, fue su confirmaci¨®n pr¨¢ctica. No ocurri¨® nada que pudiera crear ilusi¨®n.
Ocurri¨® que Arturo Casado, aquel joven que deslumbr¨® en 2005 cuando con 22 a?os termin¨® quinto en el Mundial de Helsinki, fue eliminado en la primera serie de los 1.500; ocurri¨® que Juan Carlos Higuero, cuarto en la final de Pek¨ªn 2008, consider¨® un gran ¨¦xito poder pasar de ronda; ocurri¨® que Reyes Est¨¦vez, aquel que se iba a comer el mundo hace 10 a?os, tuvo que conformarse con pasar por tiempos a las semifinales. El 1.500, la aristocracia tradicional del atletismo espa?ol, es eso, un joven que no ha progresado y que duda. "Pasan los a?os y estoy como todos los a?os", se lament¨® Casado, madrile?o de 26 a?os, quien despu¨¦s de las cr¨ªticas sufridas por la valent¨ªa extrema con la que afront¨®, y cay¨®, la semifinal de Pek¨ªn, eligi¨® la v¨ªa contraria, correr a cola de pelot¨®n e intentar remontar en la ¨²ltima vuelta. La desgracia es que se encontr¨® encerrado y fuera de cacho en todo momento. Cuando intentaba progresar sus brazos tropezaban con un rival, sus puntas con otro, sal¨ªa de un charco para caer en otro. "Unas veces sale y otras no. Ha sido un fallo t¨¢ctico. No tengo disculpa". Mientras Higuero se congratulaba de haber pasado el corte sin mayores problemas -termin¨® tercero en su serie-, Est¨¦vez, sexto en la suya, la m¨¢s r¨¢pida, con 3m 38,23s, tras mostrarse agarrotado cuando intent¨® cambiar en la ¨²ltima recta, reconoci¨® que tuvo problemas. "He corrido hinchado de patas", dijo el chico de Cornell¨¢. "Me puse delante sabiendo que alguien subir¨ªa el ritmo y pasar¨ªa por tiempos. Despu¨¦s, intent¨¦ sprintar para entrar por puestos, pero no me he encontrado bien".
Ocurri¨® tambi¨¦n que despu¨¦s del s¨¦ptimo y ¨²ltimo salto de r¨ªa Marta Dom¨ªnguez, que marchaba tercera -pasaban cuatro a la final-, mir¨® para atr¨¢s y comprob¨® aliviada que la quinta, la que le pod¨ªa disputar la plaza, llegaba lejana. Fue el gran s¨ªntoma de que no corr¨ªa tan sobrada como pod¨ªa presumirse, pero no el ¨²nico. Dom¨ªnguez, que apenas lleva un a?o compitiendo en obst¨¢culos a nivel mundial, a¨²n duda ante la r¨ªa. Por eso prefiere pasarla la primera siempre que puede, lo que le obliga a peque?os sprints cada 400 metros, un m¨¦todo seguro de dejar irse las fuerzas. En la final le espera, entre otras, la rusa Gunara Galkina, una que no tiene ese problema, pues gusta de correr siempre sola delante de todas. Tiene capacidad para ello -la campeona ol¨ªmpica es la ¨²nica mujer que ha bajado de los 9m- y lo demuestra. Ayer corri¨® su serie en 9m 17,67s, uno de los mejores tiempos de la historia, y ayud¨®, indirectamente, a otra espa?ola, Eva Arias, otra casi debutante en la especialidad, a clasificarse con un gran tiempo, 9m 25s.
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