Cuando no basta lo humanamente imposible
El equipo de auxilio abandona el rescate de ?scar P¨¦rez por el mal tiempo y la extrema complejidad de la escalada
Todo rescate tiene un techo, fijado primero por la cordura y, en ¨²ltima instancia, por la realidad. El del alpinista oscense ?scar P¨¦rez, de 33 a?os, alcanz¨® ayer el suyo, obligando al grupo que pelea por ayudarle a tomar la m¨¢s dolorosa de las decisiones: abandonar tras 10 d¨ªas de gestiones y esfuerzos al l¨ªmite. Su enorme frustraci¨®n s¨®lo se vio superada por la de la familia del monta?ero, quien asumi¨® con dolor la terrible decisi¨®n. La llegada del mal tiempo, un par de d¨ªas antes de lo previsto, ataj¨® de forma dr¨¢stica los debates y los planes de actuaci¨®n, cerrando definitivamente las puertas de una "utop¨ªa", seg¨²n reconoc¨ªa Sim¨®n El¨ªas, uno de los cinco alpinistas espa?oles desplazados a Pakist¨¢n. El cuadro, al pie del Latok II, era francamente desolador: alpinistas que escalaban sin aclimatar ni tiempo para hacerlo, tipos que se mov¨ªan a golpe de coraz¨®n e ¨ªmpetu, pura amistad, humanidad. Junto a ¨¦stos, tres norteamericanos sin fuerzas ni convicci¨®n, conscientes de lo mucho que pod¨ªan dejarse en el envite.
Sim¨®n El¨ªas, rescatador: "Los cuerpos no nos responden, casi me estalla la cabeza"
No se les puede reprochar nada. Tampoco a los porteadores de altura, hombres que no se defienden con soltura sobre un terreno tan complejo y t¨¦cnico. "Si Corominas, Larra?aga, Ascaso, Tosas o yo mismo estuvi¨¦semos aclimatados, hubi¨¦ramos hecho un intento de 30 horas a cara o cruz, pero nuestros cuerpos no responden. Mi cabeza casi estalla la primera noche en el campo base. Dani Ascaso se meti¨® en la pared nada m¨¢s llegar porque es amigo ¨ªntimo de ?scar y baj¨® tambale¨¢ndose, casi sin poder sostenerse sobre sus piernas, todo voluntad. Corominas y Larra?aga se aclimataron algo mejor, pero necesitan tiempo para reponerse", observaba ayer Sim¨®n El¨ªas.
Pero el tiempo se ha diluido enfrentando a todos los implicados en el rescate a una realidad tan cruel como desnuda. ?lvaro Novell¨®n, sin apenas fuerzas, estaba dispuesto a morir intentando llegar hasta su amigo. Le delataban sus gestos: ayer escal¨® hasta el collado con las manos seriamente da?adas por las congelaciones: "Hay que ayudarle a atarse las botas, ayudarle con cualquier cosa que requiera el uso de las manos, pero no hemos sido capaces de disuadirle", se lamentaba Sim¨®n. Pese a todo, ?lvaro logr¨® ayer fijar 800 metros de cuerda en compa?¨ªa de Jordi Tosas. Fue su despedida.
Los cinco alpinistas espa?oles desplazados de urgencia a Pakist¨¢n apenas han dormido estos cuatro ¨²ltimos d¨ªas: es como si alguien los hubiese colocado en la luna sin tiempo de prepararse para la ingravidez. Al sufrimiento f¨ªsico se ha a?adido la tensi¨®n, la urgencia en la toma de decisiones, la imagen de ?scar aguardando (o no) una ayuda cada vez m¨¢s improbable. Por si fuera poco, ahora todos saben que el accidente de ?scar fue mucho m¨¢s severo de lo que se intu¨ªa en un principio. Tras completar un r¨¢pel, ?scar se at¨® un extremo de la cuerda e inici¨® un flanqueo aparentemente sencillo. Enseguida resbal¨® y en su ca¨ªda arranc¨® literalmente de la arista a ?lvaro, atado al otro extremo de la cuerda, quien se dispon¨ªa a pasar la cuerda por un seguro. Hubiera necesitado un segundo m¨¢s, pero la fatalidad fue m¨¢s r¨¢pida. Ni siquiera hubo negligencia en su actuaci¨®n, s¨®lo la voz del destino.
En la ca¨ªda, ?scar se llev¨® la peor parte, pero ambos quedaron suspendidos de la cuerda, milagrosamente trabada en una arista de nieve. As¨ª pasaron un d¨ªa entero, con su noche, en la m¨¢s angustiosa de las situaciones: cada vez que ?lvaro trataba de moverse, el peso de ?scar amenazaba con arrastrarle. Finalmente, pudo colocar un tornillo de hielo, fijar la cuerda, desatarse y descolgar a su amigo hasta una plataforma. Poco a poco, ?scar se recuper¨® del terrible golpe, aunque presentaba fracturas en una pierna y un brazo y congelaciones en ambas manos.
Esa noche, ?lvaro se qued¨® junto al herido y al amanecer, con apenas 30 metros de cuerda y un cordino, sali¨® en busca de ayuda. ?scar se despidi¨® sereno, tratando de liarse un cigarrillo: sab¨ªa lo que le esperaba. Su compa?ero lleg¨® al campo base con solo dos fisureros y dos tornillos por todo material: el resto lo emple¨® para salvar su vida en un descenso al l¨ªmite. Cabe preguntarse cu¨¢nto ha podido resistir ?scar; cu¨¢nto con las manos congeladas, con dificultades enormes para manejar el hornillo y fundir nieve con la que hidratarse. ?lvaro desea creer que su amigo muri¨® esperando, serenamente. Son preguntas que permanecer¨¢n sin responder. Queda una lecci¨®n de humanidad, la que ayer hizo que Lorenzo Ortas suspirase un "a veces da gusto ser persona".
11 d¨ªas de esfuerzos e incertidumbre
- 1/08/2009. ?ltimo mensaje de ?scar P¨¦rez y ?lvaro Novell¨®n antes de intentar escalar el Latok II: "Como parece que el tiempo viene bueno hemos decidido probar suerte en el Latok ll. Vamos a intentar la arista noroeste, a ver si tenemos m¨¢s suerte con las condiciones que en el Latok l. Si todo va bien estaremos fuera unos d¨ªas".
- 09/08/2009. Problemas en el Latok. El d¨ªa 9, el club Pe?a Guara, al que pertenecen ?scar P¨¦rez y ?lvaro Novell¨®n, comunica que ¨¦ste ¨²ltimo ha lanzado el d¨ªa antes un mensaje de ayuda para ?scar, que se encuentra solo en un repisa, a 6.200 metros, con una pierna y un brazo rotos, pero con recursos para esperar la ayuda.
- 10/08/2009. Organizando el rescate. El club Pe?a Guara trata de buscar escaladores t¨¦cnicos y aclimatados en el Karakorum que socorran a ?scar P¨¦rez. Paralelamente, solicitan a trav¨¦s de la embajada espa?ola en Pakist¨¢n el concurso de los helic¨®pteros del ej¨¦rcito local. Desde Skardu, Sebasti¨¢n ?lvaro coordina el rescate.
- 11/08/2009. Helic¨®ptero y ayuda. Un helic¨®ptero sobrevuela la zona sin avistar la posici¨®n del herido. Tres gu¨ªas norteamericanos se prestan voluntarios para realizar el rescate. Los alpinistas Jordi Corominas, Jordi Tosas, Dani Ascaso, Jonathan Larra?aga y Sim¨®n El¨ªas parten desde Espa?a para colaborar en el rescate.
- 12/08/2009. Desesperaci¨®n. La ayuda del ej¨¦rcito paquistan¨ª no llega en los plazos previstos, retrasando el dispositivo de rescate. El club Pe?a Guara solicita la intervenci¨®n del presidente del gobierno Rodr¨ªguez Zapatero, quien habla con su hom¨®logo paquistan¨ª.
- 13/08/2009. En la pared. Se cambia el Campamento Base de la cara Norte a la Sur. Esa misma noche, Corominas y Larra?aga, reci¨¦n aterrizados, comienzan a equipar la ruta de acceso al herido.
- 14/08/2009. Optimismo. Con una veintena de alpinistas y porteadores de altura, trabajando en varios turnos, el optimismo se dispara, m¨¢xime cuando el tiempo sigue estable. Se identifica en foto el lugar donde aguarda ?scar.
- 15/08/2009. En el collado. Se fija cuerda hasta el collado, a 5.800 metros, que da acceso a la arista. Desde aqu¨ª el terreno es sumamente complicado, m¨¢xime cuando los rescatadores trabajan sin aclimatarse o al l¨ªmite de sus fuerzas.
- 16/08/2009. Abandono. La llegada anticipada del mal tiempo, unido a la dificultad del terreno y al agotamiento del equipo de rescatadores aconsejan la retirada. El club Pe?a Guara no desea exponer a los monta?eros del equipo a un accidente.
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