La verdadera historia tras ¡°El exorcista¡±
Un caso real de 1949 inspir¨® la novela y el c¨¦lebre filme de terror
Tras el exorcismo m¨¢s famoso de la historia del cine se halla un suceso real y sorprendente cuyo protagonista a¨²n vive, oculto en el anonimato. La novela El exorcista?(1971) y el largometraje hom¨®nimo?(1973)?se inspiraron en un caso documentado por la Iglesia. El supuesto endemoniado fue en realidad un ni?o, a quien los investigadores e historiadores llaman, simplemente, Robbie, y al que le sucedieron cosas extraordinarias y para los curas que le custodiaron, incomprensibles. Tanto, como para que las autoridades cat¨®licas de Washington aceptaran que se le sometiera a un exorcismo.
Robbie era un ni?o afroamericano que fue v¨ªctima de arrebatos de ira y centro permanente de sucesos inexplicados. Dicen los que le trataron, que documentaron su estado en una serie de cuadernos que han ido pasando de mano en mano en Washington, que hablaba en lat¨ªn y que en su cuerpo aparec¨ªan marcadas palabras malditas. Un grupo de jesuitas norteamericanos crey¨® que era v¨ªctima del demonio y lo someti¨® a un duro y tortuoso exorcismo.
En la ¨¦poca, la prensa seria lleg¨® a dar el hecho como algo ver¨ªdico. Un diario tan prestigioso como The Washington Post public¨® el 20 de agosto de 1949 que "en lo que es, tal vez, una de las experiencias m¨¢s destacables de su g¨¦nero en la reciente historia religiosa, un ni?o de 14 a?os [de los suburbios de Washington] fue liberado por un cura cat¨®lico de la posesi¨®n por el demonio, seg¨²n informaron fuentes cat¨®licas".?
El que ser¨ªa autor de la novela y el gui¨®n del filme, William Peter Blatty, estudiante en la Universidad de Georgetown, ley¨® el art¨ªculo. Corr¨ªa por el campus de esa instituci¨®n jesuita el rumor de que dicho cura cat¨®lico, mencionado por el Washington Post, era un padre bastante conocido en la universidad: William Bowdern. Blatty le escribi¨®, pidi¨¦ndole ayuda.?
"Nosotros (otro cura y yo) mantuvimos un recuento al minuto, cada d¨ªa, sobre los sucesos acaecidos el d¨ªa y la noche anteriores", le dijo el cura Bowden a Blatty en una carta de respuesta. Hab¨ªa, pues, un diario, escrito a mano, donde se narraba el exorcismo. Blatty lo consigui¨® y ley¨® partes de ¨¦l. Pero fue Thomas Allen, historiador y escritor, el primero en lograr una copia, que reproducir¨ªa en la m¨¢s reciente reedici¨®n de su libro Possessed.
"Me pas¨¦ meses llamando a diversos padres jesuitas, pregunt¨¢ndoles si conoc¨ªan al padre Walter Halloran, del que se dec¨ªa que hab¨ªa presenciado el exorcismo y que lo hab¨ªa mencionado en una entrevista a un diario local de Nebraska. Finalmente le encontr¨¦", explica Allen a EL PA?S. "Curiosamente, era la noche de Todos los Santos". Halloran, fallecido en 2005, revel¨® a Allen que exist¨ªa aquel diario, escrito por un tercer cura, el padre Raymond Bishop. "Halloran era un rebelde. Dec¨ªa que al padre Bowdern, el que realiz¨® el ritual, le hubiera gustado que la gente supiera de aquel exorcismo. As¨ª que me mand¨® una copia del diario", explica.
As¨ª vio la luz la historia de Robbie, una patra?a para la ciencia y escondida por la Iglesia. El ni?o naci¨® en 1935. Su calvario, seg¨²n el relato de los jesuitas, comenz¨® el 15 de enero de 1949, cuando se comenz¨® a o¨ªr en su casa un ara?azo persistente bajo el suelo, seguido por un extra?o chirrido que parec¨ªa provenir del interior de su cama, siempre seg¨²n el relato de sus familiares.
Aunque la familia era protestante, el caso lleg¨® a las manos del padre cat¨®lico Albert Hughes, p¨¢rroco de la iglesia de Saint James, que vio c¨®mo se multiplicaban acontecimientos extra?os. Seg¨²n recoge el diario de los jesuitas, el ni?o le dijo al padre Hughes en lat¨ªn: "Cura de Cristo, sabes que soy el Demonio. ?Por qu¨¦ me molestas?". Hughes, fuente ¨²nica de esos sucesos, ingres¨® al ni?o en el hospital de Georgetown y trat¨® de exorcizarlo, con la autorizaci¨®n expresa del arzobispo de Washington. El hospital depende de la universidad del mismo nombre, gestionada por los jesuitas.?
Entonces ocurri¨® el suceso que inspir¨® la novela de Blatty. En pleno ritual, el adolescente se liber¨® de las ataduras de su cama y atac¨® al reverendo con un muelle, provoc¨¢ndole una profunda herida en el brazo y el hombro, que requiri¨® un centenar de puntos. Herido de gravedad, el padre abandon¨® el exorcismo, despu¨¦s de sufrir un ataque de nervios. Esta agresi¨®n es lo ¨²nico cierto y demostrable en todo este proceso, pues hay certificados m¨¦dicos que la prueban.
El barrio de Georgetown, pl¨¢cido y exclusivo, es el marco de la novela y la pel¨ªcula, con la Universidad y su rectorado, de estilo rom¨¢nico, de fondo. En el libro tambi¨¦n se menciona la iglesia de la Santa Trinidad, en la que Reagan se cuela para profanar im¨¢genes. En el largometraje se ilustr¨® ese evento con la capilla Dahlgren, en la que el padre Damien Karras oficia misa. Junto a la casa en la que se supone que vivi¨® la ni?a, en la calle Prospect, est¨¢n las famosas escaleras del final del largometraje, a¨²n t¨¦tricas, h¨²medas y oscuras, convertidas en un reclamo tur¨ªstico m¨¢s en una ciudad consagrada casi por completo a la pol¨ªtica.
En la historia real, sin embargo, la familia de Robbie era muy modesta. Viv¨ªa lejos del exclusivo refugio blanco de Georgetown. Su barrio, Cottage City, es, aun hoy, uno de los m¨¢s pobres de la zona metropolitana, con una tasa alta de pobreza y baja de escolarizaci¨®n secundaria y superior. Aunque no duraron mucho tiempo all¨ª. Ante el esc¨¢ndalo que el ni?o hab¨ªa armado en el vecindario, decidieron marcharse a casa de unos familiares en San Luis, en el Estado de Misuri.
All¨ª consultaron con los jesuitas de la universidad cat¨®lica local. El arzobispo de San Luis autoriz¨® el exorcismo y el padre Bowden lo inici¨®, descubriendo muy pronto a qui¨¦n se enfrentaba. "La imagen del diablo y la palabra INFIERNO aparecieron [en el cuerpo del ni?o] en cuanto repetimos el Praecipicio, pidi¨¦ndole al esp¨ªritu maligno que se identificara", dice el padre Bishop en su diario. "El diablo apareci¨® en rojo. Sus brazos se ergu¨ªan sobre su cabeza y parec¨ªan estar palmeados, d¨¢ndole la horrible apariencia de un murci¨¦lago", prosigue. De todo esto no hay prueba gr¨¢fica alguna, s¨®lo el recuento de los curas.?
Bowden practic¨® las ¨²ltimas fases del exorcismo en la planta psiqui¨¢trica del hospital de los Alexianos. El lunes de Pascua hubo una conversaci¨®n en la que el ni?o dec¨ªa hacer de portavoz del diablo. "Yo siempre estoy dentro de ¨¦l", dijo, cuando le intentaron dar la comuni¨®n. Horas despu¨¦s, el ni?o, en pleno ataque, dijo tener la visi¨®n del arc¨¢ngel san Miguel venciendo al diablo. Con una voz impostada, dijo: "Te obligo a ti, Sat¨¢n, y a otros esp¨ªritus diab¨®licos a que abandon¨¦is este cuerpo en el nombre de Dios, ahora". El drama, seg¨²n las notas del jesuita, acab¨® en aquel momento.
A pesar de las m¨¢s que razonables dudas m¨¦dicas y cient¨ªficas sobre la veracidad de los hechos descritos en ese diario, el padre Bowdern siempre los dio por ciertos. As¨ª lo crey¨® hasta su muerte en 1993. "Fue real", le dijo a Blatty en una carta. Al fin y al cabo, ¨¦l era un cura cat¨®lico y Roma reconoce las posesiones como reales. El texto original del Ritual romano, utilizado para el menester de los exorcismos, fue redactado en 1614 a instancias del papa Pablo V y modificado por ¨²ltima vez en 1999, bajo la tutela del cardenal Jorge Arturo Medina Est¨¦vez.?
En una conferencia en la que present¨® el nuevo ritual, el cardenal dijo que la posesi¨®n es reconocible porque le permite al sujeto "hablar con muchas palabras de lenguas desconocidas o entenderlas; desvelar cosas escondidas o distantes; demostrar fuerzas superiores a la propia condici¨®n f¨ªsica, y todo ello juntamente con una aversi¨®n vehemente hacia Dios".
Al peque?o Robbie, en 1949, se le practicaron todo tipo de pruebas m¨¦dicas en el hospital de Georgetown. Los m¨¦dicos temieron de forma razonable que sufriera un trastorno psiqui¨¢trico. Los psiquiatras no se pusieron de acuerdo en un diagn¨®stico. Fueron su familia y los jesuitas los que creyeron que estaba pose¨ªdo. Sus s¨ªntomas coinciden, es cierto, con los descritos por Medina Est¨¦vez. Hubo un exorcismo, eso es cierto. Pero si en realidad existe algo semejante la posesi¨®n dem¨®nica es algo que queda estrictamente en el ¨¢mbito de la creencia religiosa.?
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