Una alegre esperanza

Rechazado como obra de Vel¨¢zquez por la autorizada opini¨®n de L¨®pez Rey, el m¨¢ximo especialista tradicional en el pintor sevillano, y sin que nadie hasta ahora haya reivindicado su autor¨ªa ni siquiera matizadamente, este caballero desconocido expuesto regularmente en el Museo Metropolitan de Nueva York como cuadro de taller, no s¨®lo reclama ahora nuestra atenci¨®n como una obra insigne, sino hasta, seg¨²n conjeturas, una nueva identidad: ni m¨¢s ni menos que la de ser un autorretrato de Vel¨¢zquez.

?Qu¨¦ raz¨®n o razones hay para este asombroso cambio de valoraci¨®n? La m¨¢s inmediata y s¨®lida es la de la limpieza del cuadro que, descubriendo intimidades nunca hasta el momento desveladas, ofrece unos niveles de calidad que los cualificados expertos del MET consideran dignos del pincel de Vel¨¢zquez. Ambos motivos son de entrada de mucho peso. Naturalmente, siendo Vel¨¢zquez un artista de producci¨®n escasa y muy tasada y siendo, asimismo, toda su producci¨®n muy vigilada hist¨®ricamente, la posibilidad de cambios de atribuci¨®n o descubrimientos excitantes ha estado siempre enormemente limitada. Es quiz¨¢s uno de los artistas comparativamente menos sujeto al escrutinio de cambios espectaculares, lo cual no significa, por supuesto, que se puedan producir cambios de opini¨®n, y "hallazgos", puesto que levantar la capa enturbiadora de barnices revirados y polvo es como, a veces, abrir una persiana o descorrer unos visillos; justo lo que te permite mirar el verdadero paisaje. En cualquier caso, a falta de que el descubrimiento ahora publicitado por el MET sea visto y analizado con nuevos ojos por la ¨¦lite de especialistas en Vel¨¢zquez, que con el tiempo ser¨¢n los que consens¨²en el juicio definitivo, nuestra reacci¨®n instant¨¢nea debe ser una alegre esperanza ante la posibilidad de no s¨®lo descubrir un nuevo Vel¨¢zquez sino, lo m¨¢s importante, adentrarnos m¨¢s y mejor en la urdimbre del genio de uno de los mejores pintores de la historia.