Pinceles en rebeld¨ªa
Los artistas reunidos en la exposici¨®n 'El arte de la semejanza' desaf¨ªan los dictados de la modernidad
En las primeras p¨¢ginas del Elogio de la lentitud, su autor, el periodista canadiense Carl Honor¨¦ inicia la argumentaci¨®n de su tesis a favor de un mundo sin prisas con la enumeraci¨®n de perjuicios de la velocidad, una obsesi¨®n que "ha llegado demasiado lejos". La p¨¦rdida del goce de la espera, la maldici¨®n de la multiplicidad de tareas o el surgimiento del pensamiento r¨¢pido e impreciso conducen a Honor¨¦ a la conclusi¨®n de que "hacer las cosas m¨¢s despacio suele significar hacerlas mejor [...] todo mejora cuando se prescinde del apresuramiento".
Un libro superventas demuestra hasta qu¨¦ punto los occidentales necesitan motivos para levantar el pie del acelerador; trata de convencernos apelando a nuestra naturaleza social probando que "la lentitud es necesaria para establecer relaciones verdaderas y significativas con el pr¨®jimo". E incluso halla una premisa irresistible para los enfermos del tiempo: aunque pueda resultar parad¨®jico a primera vista, "a menudo realizar una tarea con lentitud produce unos resultados m¨¢s r¨¢pidos".
El mundo del arte no es ajeno a la rapidez. "Un galerista me pregunt¨® una vez cu¨¢ntos cuadros produc¨ªa al a?o; me negu¨¦ a trabajar con ¨¦l", recuerda el pintor Salustiano (Sevilla, 1965), uno de los artistas participantes en la muestra El arte de la semejanza, una reflexi¨®n sobre la figuraci¨®n contempor¨¢nea con la que el Centro Cultural Caixanova de Vigo estrena su temporada. Su contribuci¨®n a la exposici¨®n, un lienzo de 152x350 cm, representa una mujer joven de rasgos asi¨¢ticos flanqueada por dos aves. La chica, en actitud enigm¨¢tica, muestra un libro al espectador. El cuadro, Tamara con libro y cuervos, concentra el inter¨¦s de su creador por sugerir antes que contar y por representar la figura humana como contenedor de emociones. Pero igualmente llamativa es su plasticidad, conseguida con pigmentos naturales como la malaquita o el lapisl¨¢zuli, y con sesenta capas de color rojo sangre.
Semejante elaboraci¨®n lleva su tiempo, algo de lo que tambi¨¦n hace uso con generosidad R¨®mulo Celdr¨¢n (Las Palmas de Gran Canaria, 1973). Detr¨¢s de sus aproximaciones a la realidad hay meses de trabajo primoroso. A simple vista, el aspecto de sus piezas parece ser otra cosa: sus tablas dibujadas a l¨¢piz, como la escombrera Recicling XVIII o el bloque de piedra tallado Hold I enga?an a la vista. "Su proceso de trabajo es lento y escrupuloso", dice la comisaria, Mercedes Rozas, quien destaca "su virtuosismo t¨¦cnico y el empe?o mal¨¦volo que arrastra hacia el doble sentido, hacia una ambig¨¹edad visual que confunde fotograf¨ªa y pintura".
La actitud extempor¨¢nea de calma que predomina en los nueve artistas participantes es uno de sus denominadores comunes, pero por lo que han sido reunidos en El arte de la semejanza es por otro rasgo de comportamiento poco considerado en el arte contempor¨¢neo: el estudio de lo real que realizan en sus obras. "Con ellas se evidencia la potencia de las iniciativas que, utilizando lo figurativo, se apropian de la realidad, dotan de significado a lo objetivo y demuestran que es posible construir trabajo creativo y con capacidad expresiva desde par¨¢metros actuales", escribe la comisaria en el cat¨¢logo. Seg¨²n Rozas, la figuraci¨®n "es plenamente actual".
La rapidez est¨¢ re?ida con la indagaci¨®n en la realidad que reivindican estos autores. Desde la sorprendente destreza de Juan Francisco Casas (La Carolina, Ja¨¦n, 1976) con los retratos de su pandilla en plena juerga realizados con bol¨ªgrafo Bic, o la videocreaci¨®n de Marta Blasco (Manises, Valencia, 1974) hecha con dibujos de una Ofelia moderna que se ahoga en la ba?era, hasta las criaturas et¨¦reas pintadas sobre gasas, medio hadas, medio damas del Renacimiento, de la italiana Carla Bedini (Castellanza, Varese, 1964), las maneras son diferentes.
El gallego Jorge Perianes (Ourense, 1974) se niega a dejar en manos de otros la minuciosa tarea de los peque?os insectos que devoran, literalmente, sus lienzos de flores y plantas. Con precisi¨®n de entom¨®logo, los dispersa por los cuadros imitando su comportamiento en la naturaleza. El resultado, te?ido de melancol¨ªa, es un juego bidimensional que reinterpreta la ruina cl¨¢sica con bichitos que pinta de colores para suavizar el efecto dram¨¢tico de sus ansias destructivas. "Nuestro compromiso m¨¢s all¨¢ de las prisas es rebeld¨ªa", asegura Perianes. "Se trata de encontrar el equilibrio: si lo haces r¨¢pido, se consume r¨¢pido", concluye Celdr¨¢n.
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