La nueva mirada de Campanella
Contar una historia tr¨¢gica, ayudar a recuperar la terrible memoria de Argentina y hacerlo sin perder un cierto toque de humor, y sobre todo, sin renunciar a dar a los argentinos otra oportunidad, la posibilidad de volver a vivir la vida, es una tarea muy dif¨ªcil, si no fuera por Juan Jos¨¦ Campanella (Buenos Aires, 1959) y su cine. El secreto de sus ojos es el secreto de un director al que los argentinos adoran por su enorme capacidad de moverse entre el drama y la comedia y al que le agradecen sus historias atestando las salas de cine: m¨¢s de un mill¨®n de espectadores en las cinco primeras semanas desde el estreno de esta ¨²ltima pel¨ªcula, una cifra realmente impresionante para el cine argentino.
Miles de porte?os siguen haciendo largas colas en los 81 cines de Buenos Aires en que se proyecta el filme
Campanella hab¨ªa conectado ya, mejor que ning¨²n otro director, con los espectadores argentinos, a trav¨¦s de comedias rom¨¢nticas como El hijo de la novia, El mismo amor, la misma lluvia o Luna de Avellaneda, al margen de cr¨ªticas mejores o peores, pero es probablemente con este nuevo filme cuando la conexi¨®n ha sido m¨¢s completa y m¨¢s fuerte. Incluso con los cr¨ªticos que tanto le irritaron a prop¨®sito de Luna
..., y que ahora han ca¨ªdo rendidos a sus pies, casi como los miles de porte?os que siguen haciendo largas colas en los 81 cines de Buenos Aires en que se proyecta simult¨¢neamente el filme.
Hasta ahora muchos cr¨ªticos argentinos han reprochado a Campanella finales felices, historias demasiado simples para su elaborado gusto o un cierto sentimentalismo al estilo Frank Capra (al que, por cierto, Campanella rinde homenaje siempre que tiene ocasi¨®n). Campanella acusaba el golpe de las cr¨ªticas en su propio pa¨ªs, pero contestaba con sentido del humor: "Si lo que yo hago son comedias rom¨¢nticas, ?c¨®mo quieren que acaben mis pel¨ªculas? ?Pele¨¢ndose los protagonistas? ?De qu¨¦ se quejan?". Los espectadores, argentinos y no argentinos, no ten¨ªan tantos problemas: su cine de amplio espectro comercial y alta calidad ha contado siempre con el consenso popular.
"Campanella ha conseguido que esta nueva producci¨®n no resulte un simple melodrama", escribe Adolfo Mart¨ªnez en La Naci¨®n. "El secreto de sus ojos es la menos expuesta de sus pel¨ªculas a sensibler¨ªas bals¨¢micas y apelaciones generalistas (...). Su sentido va siendo construido por el propio relato, secuencia a secuencia, como se supone que tiene que ser", mantiene Horacio Bernades, del diario P¨¢gina 12.
Es verdad que El secreto de sus ojos es la pel¨ªcula m¨¢s oscura y tr¨¢gica de las que ha hecho Campanella hasta ahora, un thriller relacionado con la ¨¦poca de plomo de los inicios de la reciente dictadura argentina. En eso no es una historia novedosa. La memoria, c¨®mo evitar que el pasado desaparezca, arrasado por una y mil crisis consecutivas, es, quiz¨¢s, uno de los temas m¨¢s recurrentes no s¨®lo en el cine argentino, sino en casi todo el cine latinoamericano de los ¨²ltimos veinte a?os. (El ¨²ltimo Oso de Plata, en la Berlinale, fue para una pel¨ªcula de la joven directora peruana Claudia Llosa, sobrina del escritor Mario Vargas Llosa, que parte de la historia de una de las centenares de mujeres violadas por Sendero Luminoso). Lo novedoso en esta pel¨ªcula de Campanella es el tono, la mirada con la que se enfoca, y esa mirada sigue siendo la propia, y caracter¨ªstica, del director argentino, capaz de hacer que los espectadores "disfruten", una expresi¨®n dif¨ªcilmente aplicable a otras pel¨ªculas, argentinas o no, de tem¨¢tica parecida. Quiz¨¢s porque El secreto de sus ojos es tambi¨¦n una historia de amor, en la que los personajes m¨¢s cercanos tienen una oportunidad de, al mismo tiempo que recuperan la memoria y el pasado, recuperar su propia vida. Y eso, esa posibilidad de recobrarse, es lo que le llega al alma a muchos de sus compatriotas.
Juan Jos¨¦ Campanella es, adem¨¢s, un personaje comprometido que no oculta sus opiniones sobre la realidad argentina. Hace pocos d¨ªas acudi¨® al Congreso, convocado a una audiencia para opinar sobre la nueva Ley de Medios, a la que el director dio su apoyo, sobre todo porque reserva una cuota de pantalla para el cine argentino. "El cine de Hollywood ocupa el 65% de los cines argentinos, el 85% de la televisi¨®n p¨²blica y el 90% de la televisi¨®n por cable, lo que hace imposible que el cine de este pa¨ªs sobreviva" (algo que desmiente, curiosamente, el enorme ¨¦xito de su propia pel¨ªcula, que ser¨¢ la m¨¢s taquillera de 2009, como lo es en Brasil, en un registro completamente distinto, la comedia brasile?a Se eu fosse voce 2, de Daniel Filho).
Pocos meses antes, Campanella hab¨ªa expresado con dureza su disgusto con la clase pol¨ªtica de Argentina a prop¨®sito de un debate popular sobre el aumento de la delincuencia y la pena de muerte (a la que se opone): "La gente dice pavadas, pero es porque est¨¢ desamparada, violada, agredida, abandonada a su suerte y, encima, con unos gobernantes que deber¨ªan hacerse cargo de los problemas y que se nos r¨ªen en la cara", protestaba en una carta publicada en el blog de un amigo. Campanella se enfurece con las cifras de abandono escolar antes de superar la educaci¨®n secundaria (casi un 50%) y reconoce que los ciudadanos argentinos no tienen la menor confianza en cualquier cosa que se insin¨²e como Estado. "En t¨¦rminos de rep¨²blica, excepci¨®n hecha de la ¨¦poca de la dictadura, nunca estuvo el pa¨ªs peor que ahora, en t¨¦rminos de moral, de esp¨ªritu, de cultura, de entusiasmo... estamos c¨ªnicos y desalentados (...) Locos de frustraci¨®n".
Buena parte de la carrera de Campanella ha transcurrido, y transcurre, fuera de Argentina, como director de episodios de algunas de las m¨¢s conocidas series de televisi¨®n norteamericanas, como House o la pol¨¦mica Ley y Orden, algo en lo que se parece al director colombiano Rodrigo Garc¨ªa (que firm¨® muchos episodios de A dos metros bajo tierra o de Los Soprano). Juan Jos¨¦ Campanella ha dicho varias veces que gana m¨¢s dinero con un cap¨ªtulo de House que dirigiendo pel¨ªculas, pero tambi¨¦n que ning¨²n episodio televisivo le ha producido tanta satisfacci¨®n como sus propios filmes, entre otras cosas porque en las series de televisi¨®n no puede intervenir en el gui¨®n, una de sus obsesiones, mientras que en el cine nunca ha rodado una pel¨ªcula en la que no fuera, al menos, coguionista. Muchas veces ha trabajado con su gran amigo Fernando Castets y en esta ocasi¨®n con el propio autor de la novela que da origen a la pel¨ªcula, Eduardo Sacheri. Es esa presencia suya en los guiones lo que hace que sus pel¨ªculas tengan un importante toque de humor, un humor muy de Buenos Aires, r¨¢pido y algo negro. -
El secreto de sus ojos. Eduardo Sacheri. Alfaguara. Madrid, 2009. 320 p¨¢ginas. 18,50 euros.
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