La 'Scuderia', un sentimiento
Entre 1987 y 1989 viv¨ª en Ferrari una experiencia inolvidable. Hac¨ªa ya tiempo que me estaban lanzando avisos de que me quer¨ªan en Maranello, pero la confirmaci¨®n no lleg¨® hasta que el ingeniero John Barnard, procedente de McLaren como yo, se hizo cargo de la direcci¨®n t¨¦cnica de la escuder¨ªa italiana. Hasta entonces, hab¨ªa imaginado lo que era todo aquello. Pero cuando me convert¨ª en el primer jefe de mec¨¢nicos de Ferrari que no era italiano fue cuando comenc¨¦ a comprobar lo que realmente significaba trabajar con ellos. No s¨®lo me sorprendi¨® el trato especial y familiar que intentaba impregnar en su empresa el gran jefe, Enzo Ferrari, sino el cari?o con el que miraba cada uno de los coches que constru¨ªa. Y eso no ha cambiado. En Maranello, ahora con Luca Cordero de Montezemolo, se sigue mimando a los pilotos -es la escuder¨ªa que m¨¢s los mima-, se les escucha y se les tiene en cuenta. Y sigue habiendo pasi¨®n por lograr que cada nuevo coche siga siendo el mejor.
Alonso ha madurado. Puede convertirse en el nuevo h¨¦roe de Ferrari. Si lo logra, nadie le olvidar¨¢ en Italia
Cuando llegu¨¦, la Scuderia deb¨ªa plantearse una reforma importante y adaptar sus m¨¦todos cl¨¢sicos de trabajo a la nueva era, implantada por las escuder¨ªas brit¨¢nicas. Era necesario compartimentar el trabajo, dividir los espacios para cada coche, identificar bien cada grupo de trabajo, en definitiva, cambiar la estructura organizativa. Entonces yo ten¨ªa unos 30 a?os y trabajaba con mec¨¢nicos de 50 que llevaban a?os all¨ª. No era f¨¢cil. Pero el apoyo incondicional de Barnard, que trabajaba desde la base de Gran Breta?a y viajaba a Italia tres o cuatro d¨ªas cada 15, fue decisivo. Entonces, Enzo Ferrari aparec¨ªa cada d¨ªa por la f¨¢brica e impon¨ªa respeto.
Poco antes de su fallecimiento [muri¨® en agosto de 1988 a los 90 a?os], me llamaron de seguridad para anunciarme que dejase vac¨ªa la f¨¢brica porque Il Commendatore iba a venir a ver el ¨²ltimo coche que hab¨ªamos creado para la siguiente temporada, el F639. Era s¨¢bado. Ya estaba mal, lleg¨® acompa?ado por un miembro de seguridad, que le segu¨ªa a todas partes, y su m¨¦dico. Me salud¨®. Mir¨® el coche, lo toc¨®. Lo puse en marcha para que escuchara el motor. Y lo hizo fascinado. Casi le saltaban las l¨¢grimas al ver al que ser¨ªa su ¨²ltimo hijo. Fue un momento que nunca olvidar¨¦. Y luego, una semana m¨¢s tarde, Alboreto y Berger coparon el podio, despu¨¦s de varias carreras sin ganar. Fue como el regalo de despedida.
En aquellos a?os afrontamos situaciones dif¨ªciles. Una vez, justo antes de una carrera, Fiat proclam¨® una huelga y los trabajadores de Ferrari tambi¨¦n la siguieron. Pero hab¨ªa que montar los coches. Cog¨ª mi malet¨ªn de herramientas y trabaj¨¦ d¨ªa y noche para que todo estuviera a punto. La gente de la Scuderia me vio all¨ª, tocando sus coches. Y en los siguientes d¨ªas comenzaron a volver al trabajo por las noches -de d¨ªa estaban de huelga- paulatinamente. Comenzaron a comprender que la Scuderia era algo muy distinto a la f¨¢brica de FIAT. Y todo aquello era necesario para que Ferrari entrara definitivamente en una nueva din¨¢mica. Aquella estructura que creamos fue la base de la actual. El equipo sigui¨® creciendo hasta la llegada de Jean Todt y de Michael Schumacher, que se trajo a unos 20 ingenieros y mec¨¢nicos de los m¨¢s cualificados de Benetton.
Ahora, con Montezemolo a la cabeza, el equipo ha recuperado el esp¨ªritu italiano, pero mantiene una estructura mixta con varios ingenieros de peso brit¨¢nicos que ofrecen un buen equilibrio. No puedo comparar a Montezemolo con Enzo Ferrari. Es mucho m¨¢s joven, pero tiene aquel sentimiento profundo de lo que es Ferrari. Es una persona muy h¨¢bil en los negocios y sabe que no debe dar explicaciones a nadie. Es el jefe, como Enzo, y se siente orgulloso de sus pilotos y sus coches. En este contexto, ser¨¢ f¨¢cil que Fernando Alonso se adapte r¨¢pidamente y se sienta muy c¨®modo. Puede convertirse en el nuevo h¨¦roe de Ferrari por muchos a?os y dar lo mejor de s¨ª mismo. Es un piloto y una persona que ha madurado y que es capaz de colgarse a la espalda a todo el equipo y hacerlo crecer. Y si lo logra, nunca m¨¢s nadie va a olvidarse de ¨¦l en Italia.
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