La madre de todas las correspondencias
Se re¨²nen por primera vez las 900 cartas que Van Gogh escribi¨® e ilustr¨® - Una muestra celebra en ?msterdam la edici¨®n de las misivas, que desmienten los t¨®picos sobre su aislamiento art¨ªstico
Cuando Vincent van Gogh, prol¨ªfico y atormentado pintor holand¨¦s, se suicid¨® de un tiro en el pecho a los 37 a?os el 29 de julio de 1890, llevaba en su bolsillo una carta inacabada para su hermano, Theo, marchante de arte. La imagen es rom¨¢ntica, tr¨¢gica y evoca a la perfecci¨®n el mito del artista genial superado por la vida. La misiva que conten¨ªa el ¨²ltimo aliento de Van Gogh es una de las 900 que el pintor escribi¨® y dibuj¨® (plenas de esbozos de los cuadros que pensaba ejecutar). Tambi¨¦n las llen¨® de planes fallidos para formar una comunidad de artistas, de sue?os y de desenga?os creativos y m¨ªsticos. Escritas en holand¨¦s y en un franc¨¦s excelente, han sido estudiadas por los expertos desde hace m¨¢s de un siglo. Pero nunca se hab¨ªan reunido en su integridad. Hasta ahora.
Es el mayor epistolario ilustrado de la historia con sus 2.000 dibujos
Han sido 15 a?os de trabajos compartidos por el Museo Van Gogh de ?msterdam, y el Instituto Huygens, de la Real Academia holandesa de Artes y Ciencias. Juntos han reunido el mayor epistolario ilustrado de la historia: seis vol¨²menes con m¨¢s de 2.000 dibujos y en tres ediciones distintas (en holand¨¦s, franc¨¦s e ingl¨¦s). Los expertos ya hablan del libro sobre arte m¨¢s importante del a?o, si no de la d¨¦cada.
Para presentarlo, el museo holand¨¦s ha organizado una exposici¨®n con los m¨¢s de 340 cuadros descritos en una selecci¨®n de 120 cartas, que mostrar¨¢ hasta el 3 de enero. Titulada Las cartas de Van Gogh: habla el artista, el doble retrato que dibuja la muestra habr¨ªa satisfecho a un pintor que firmaba s¨®lo con su nombre, Vincent, como Rembrandt. "Cuando trabajo siento una confianza sin l¨ªmites en el arte y en mi ¨¦xito futuro", le escribi¨® en 1883 a Theo, desde su refugio en Francia. All¨ª pudo presentarle colegas como C¨¦zanne, Gauguin, Toulouse-Lautrec o Seurat.
Porque a pesar de la imagen de artista extremo que devuelven estas cartas, Van Gogh no vivi¨® aislado. Su obra era lo m¨¢s importante, eso s¨ª. Y confiaba en sus cuadros como el ¨²nico testimonio posible de que una vez estuvo all¨ª. Con las mismas personas que no le comprend¨ªan la mayor¨ªa de las veces. "Espero no trabajar para m¨ª mismo. Creo en la necesidad de una nueva forma de vida art¨ªstica, con su propio colorido. Si trabajamos con esa fe, tenemos una oportunidad". Dado que el pintor era hijo de un pastor calvinista, al que trat¨® de emular al principio, es f¨¢cil atribuirle cierto tono de serm¨®n a algunos de sus escritos. Lo indudable es el fervor casi religioso en la forma de abordar su arte.
En 1883, otra carta denota la sublimaci¨®n que el pintor hace de su trabajo. Le confiesa a su hermano la necesidad, y la obligaci¨®n, que tiene de pintar. "No creo que viva mucho, pero tengo el deber -dado que he estado en este mundo 30 a?os- de dejar una muestra de gratitud en forma de dibujos y pinturas", dice. Theo van Gogh, que le sobrevivi¨® apenas un a?o y falleci¨® a los 34, guard¨® sus cartas con el amor y la dedicaci¨®n que le mostr¨® durante toda su vida. Introductor de impresionistas como Monet y Degas, trabajaba con un marchante parisiense y antepuso la ¨¦tica a los lazos de sangre. Nunca promocion¨® a Vincent desde su galer¨ªa. Eso s¨ª, le pas¨® una asignaci¨®n mensual hasta su muerte, le envi¨® los materiales necesarios y trat¨® de hacerle un hueco en el mundo art¨ªstico franc¨¦s hasta el final.
La correspondencia demuestra que la compenetraci¨®n entre Vincent y Theo nunca se debilit¨®. Las misivas fueron una forma de confesi¨®n laica interrumpida s¨®lo por el suicidio del artista en Francia. "A pesar de mi torpeza, o tal vez por ello, por lo que aparento ser ante los dem¨¢s: una nulidad, un tipo raro, o un ser humano desagradable sin un lugar propio en el mundo, deseo mostrar el verdadero coraz¨®n de ese ser extra?o", le escribe en agosto de 1880. En junio de ese mismo a?o hab¨ªa admitido ser "un hombre de pasiones capaz de hacer tonter¨ªas que luego lamento". M¨¢s adelante, reconoce sue?os como ¨¦ste: "Quiero que la gente pueda decir que ese hombre, yo mismo, siente a fondo las cosas".
"Es un epistolario ¨²nico. La madre de todas las correspondencias, si se quiere, porque nunca se hab¨ªa analizado tan a fondo la obra pict¨®rica y escrita de un artista", aseguraban ayer expertos del Museo Van Gogh. La verdad es que, esfuerzos eruditos aparte, el Van Gogh pintor bien podr¨ªa haberse ganado la vida como cronista. Estructuradas, con una exquisita caligraf¨ªa y un dominio casi literario -de su lengua materna y despu¨¦s del franc¨¦s-, el pintor se revela como un buen narrador que crea una obra escrita compacta. Habla con delirio de los colores que pondr¨¢ en una tela a¨²n no pintada ("los rojos, naranjas y violetas del crep¨²sculo") para disertar luego sobre la esencia de la vida. "Mantengo el fuego vivo", escribe una vez, para a?adir en otra l¨ªnea: "Si es preciso, no tengo inconveniente en meterme en l¨ªos en beneficio de mi obra". Sin esperar respuesta, busca una salida a sus afanes en otra anotaci¨®n. "Si dejo de buscar, estoy perdido; pobre de m¨ª".
Si en el g¨¦nero epistolar se muestra delicado, para los cuadros reserv¨® las paletadas gruesas, veloces. Rasgos precursores del arte moderno. Y en la modernidad m¨¢s evidente, todo este esfuerzo de reuni¨®n de un legado epistolar inigualable, podr¨¢ seguirse a trav¨¦s de Internet a partir del 8 de octubre. En www.vangoghletters.org, aparecer¨¢n, en ingl¨¦s, las cartas y los cuadros que las acompa?an.
Una gran obra
- Tras su muerte en 1890, la correspondencia de Van Gogh fue descubierta casi al mismo tiempo que su obra.
- Ha habido varias ediciones incompletas de las cartas: en 1893, en 1914 y en 1958. La que se publica ahora es la primera integral.
- La editorial Thames and Hudson es la encargada de reunir las 900 cartas, en seis vol¨²menes y tres idiomas. En total, 2.240 p¨¢ginas que se venden por 325 libras (356 euros). Se editar¨¢ este mes en Espa?a.
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