"No podemos dar por segura a¨²n la salida de la crisis"
Los mercados y los banqueros tienden a creer que la confianza es el componente m¨¢gico de la econom¨ªa. Y en realidad no es para tanto: no basta con inyectar dos billones de euros para que aparezca la fe en la recuperaci¨®n. El estadounidense John Lipsky, n¨²mero dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), constata que la reuni¨®n de oto?o ha supuesto un cierto alivio para esa maltrecha confianza tras la mayor crisis de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Pero Lipsky no quiere o¨ªr hablar de complacencia, la palabra m¨¢s repetida durante los ¨²ltimos d¨ªas, capaz de hacer desaparecer la incipiente reactivaci¨®n -la confianza- en un abrir y cerrar de ojos. Nada puede darse por seguro, dice Lipsky en un peque?o e improvisado despacho del edificio que ocupa el Fondo en Estambul. Ni siquiera la tan cacareada salida del t¨²nel.
"Es demasiado pronto para retirar los est¨ªmulos a la econom¨ªa"
"Parece sensato fijar alg¨²n tipo de tasa para el sector financiero"
"Ser¨ªa bueno que nos hubi¨¦ramos equivocado con Espa?a"
Pregunta. ?Est¨¢ satisfecho el FMI con el nuevo papel que le asigna el G-20?
Respuesta. Los resultados de la cumbre de Pittsburgh han sido muy positivos. El acuerdo para mantener los planes de est¨ªmulo, los progresos sobre la reforma institucional y el reparto de al menos el 5% de los votos para los pa¨ªses emergentes son pasos en la direcci¨®n correcta. Eso facilita otros acuerdos, como los recursos adicionales para el FMI. Adem¨¢s, hay que destacar el nuevo mandato al Fondo sobre los desequilibrios globales. Una de las preocupaciones era que, una vez que la econom¨ªa empezara a recuperarse, el esp¨ªritu de multilateralismo desapareciera: Pittsburgh demuestra que no ha sido as¨ª.
P. En Estambul los banqueros alertan de nuevas burbujas: China, las Bolsas, la deuda p¨²blica...
R. Sin duda las actuales circunstancias est¨¢n rodeadas de todo tipo de riesgos. La comunidad internacional tiene que seguirlos muy de cerca, pero creo que la iniciativa de dar al Fondo m¨¢s poder de vigilancia es importante.
P. El FMI habla de recuperaci¨®n, pero a rengl¨®n seguido de una retah¨ªla de amenazas. ?Estamos ante un falso amanecer?
R. Es una posibilidad, pero lo m¨¢s probable es una recuperaci¨®n sostenida y gradual. Hay varias cuestiones que limitan su fortaleza y por eso insistimos en que no cabe la complacencia, no es el momento de dar por segura la salida de la crisis. Es demasiado pronto para retirar los est¨ªmulos previstos, que sostienen nuestras perspectivas. Nunca hay que decir nunca jam¨¢s, pero por ahora estamos doblando la esquina de la crisis. En adelante el foco est¨¢ en las medidas para consolidarla.
P. ?No se ha perdido pulso reformista?
R. No lo s¨¦, sinceramente. Pero lo importante, y vuelvo a Pittsburgh, es que se mantiene el consenso pol¨ªtico. Para evitar una reca¨ªda es decisivo restaurar la salud del sistema financiero, que haya cr¨¦dito de buena calidad. Las reformas regulatorias son fundamentales para la confianza.
P. Con la vuelta de los beneficios, algunas voces aseguran que la banca empieza a oponerse a esas reformas. ?Est¨¢ de acuerdo?
R. La regulaci¨®n tiene muchos ¨¢ngulos. En Espa?a, el sistema financiero lo ha hecho muy bien por los fuertes requisitos de capital. Pero eso convive con un formato casi ¨²nico, las cajas. Poner en marcha la reforma es complicado porque Espa?a tiene dos formatos distintos y otros pa¨ªses tienen sus propias peculiaridades. Es una tarea compleja.
P. El FMI advierte que en Espa?a la recuperaci¨®n ser¨¢ m¨¢s lenta. A la vista de la mejor¨ªa del sector exterior y de la productividad, ?no peca de exceso de pesimismo?
R. Es posible que hayamos sido pesimistas con Espa?a. Por supuesto, en este caso ser¨ªa bueno que nos equivoc¨¢ramos.
P. ?Y qu¨¦ posibilidades hay de que eso ocurra?
R. No soy un especialista, pero hay muchos aspectos que se est¨¢n estabilizando en la econom¨ªa espa?ola. Se est¨¢ iniciando una recuperaci¨®n en el sector de la construcci¨®n, una estabilizaci¨®n en el mercado de trabajo. Eso supondr¨¢ un crecimiento positivo de los ingresos que ayudar¨¢ a superar los retos que Espa?a tiene por delante.
P. Resurge el debate sobre una suerte de tasa Tobin para gravar la especulaci¨®n. ?Es otra batalla entre Europa y EE UU, que tambi¨¦n se opone a limitar los bonus?
R. Hay acuerdo en una idea general de que habr¨¢ alg¨²n tipo de l¨ªmite sobre las retribuciones a los banqueros, aunque pueda haber discrepancias en los detalles. En cuanto a alg¨²n nuevo gravamen, el G-20 ha pedido al Fondo un estudio al respecto. Hay distintas ideas sobre c¨®mo hacer pagar a la banca por cosas como las que ha provocado. Lo que dijo el G-20 me parece sensato: establecer alg¨²n tipo de tasa sobre el sector, como una especie de seguro obligatorio, y eso puede tener sentido para las entidades sist¨¦micas. Pero a¨²n no tenemos una respuesta cerrada.
P. ?Cu¨¢ndo la tendr¨¢n?
R. No puedo ser muy concreto, pero nuestra intenci¨®n es presentarla en la cumbre del G-20 en Canad¨¢, en junio de 2010.
P. El FMI ha sido muy claro defendiendo los planes de est¨ªmulo. ?Qu¨¦ hay de las estrategias de salida?
R. La coordinaci¨®n no significa que todo el mundo haga lo mismo a la vez, sino que las estrategias sean coherentes y que tengan sentido tanto para los pa¨ªses que la aplican como para el conjunto del sistema. Habr¨¢ planes de salida diferentes en cada pa¨ªs. Pero tiene que quedar claro que tienen efectos transfronterizos.
P. En los ¨²ltimos a?os el Fondo usa un vocabulario plagado de planes de est¨ªmulo, nacionalizaciones, intervenciones de los Gobiernos. ?Se ha convertido el FMI al neokeynesianismo?
R. Hay quien dice que ha habido un gran cambio filos¨®fico en EE UU, pero lo cierto es que el mayor paquete de est¨ªmulo inyectado entre 2001 y 2003 fue obra de George W. Bush: de una Administraci¨®n favorable al libre mercado. En la pr¨¢ctica, las diferencias est¨¢n m¨¢s determinadas por el reto de la recesi¨®n que por una determinada etiqueta ideol¨®gica. Quiz¨¢s el mayor paradigma de los ¨²ltimos 30 a?os ha sido el convencimiento de que una inflaci¨®n baja y estable produce los mejores resultados econ¨®micos. Y eso no ha cambiado.
P. ?Ve riesgos de inflaci¨®n?
R. Con el exceso de capacidad que sufre la econom¨ªa la inflaci¨®n no es un riesgo a corto plazo; se habla incluso de una vuelta a los riesgos deflacionistas. La crisis de los setenta demuestra que la pol¨ªtica monetaria fue demasiado laxa y el resultado fue un estallido de la inflaci¨®n. Siempre es peligroso pensar que uno es m¨¢s listo que sus antecesores, pero es cierto que hoy los responsables econ¨®micos est¨¢n m¨¢s advertidos.
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