Klaus tiene a la UE en un pu?o
Con su negativa a firmar el Tratado de Lisboa, el presidente checo ha paralizado toda la maquinaria europea
Atrincherado en el m¨ªtico castillo de Praga, el presidente V¨¢clav Klaus tiene a la Uni¨®n Europea en un pu?o. Con su negativa a firmar el Tratado de Lisboa mantiene a toda la maquinaria europea paralizada. Los nombramientos del presidente permanente de la Uni¨®n, del Alto Representante y de los nuevos comisarios, est¨¢n bloqueados. Todo est¨¢ congelado, pendiente de que Klaus estampe su firma para que entre en vigor el tratado.
Cuando el horizonte pol¨ªtico de la Uni¨®n parec¨ªa despejado tras el refer¨¦ndum irland¨¦s, en el ¨²ltimo minuto el presidente checo se ha sacado otro conejo de la chistera para condicionar su r¨²brica: el lamentable episodio de los Sudetes. Ahora exige una derogaci¨®n parcial para su pa¨ªs de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Uni¨®n Europea, como lograron en su momento el Reino Unido y Polonia. Klaus quiere garant¨ªas para que la Carta no pueda ser invocada por parte de los tres millones de alemanes que fueron perseguidos y expulsados de la Rep¨²blica Checa tras la Segunda Guerra Mundial para reclamar sus propiedades.
Para el respetado V¨¢clav Havel, la actuaci¨®n de Klaus es "irresponsable"
Una cuesti¨®n que nunca se plante¨® durante las negociaciones del tratado y que s¨®lo hab¨ªa sido esgrimida por la populista Jana Bobosikova, eurodiputada checa en la anterior legislatura.
A sus 68 a?os, Klaus est¨¢ tocando el cielo de felicidad. Nunca hab¨ªa logrado tanta popularidad. "Se est¨¢ muriendo de risa viendo c¨®mo aparece en todos los peri¨®dicos. As¨ª es como es ¨¦l de verdad. Lo que le gusta es provocar", explica Richard Falber, eurodiputado socialista. La realidad es que Mister No se ha convertido en un personaje en toda la prensa internacional, mientras ningunea sin reparo a los l¨ªderes europeos. El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, presidente de turno de la UE, ha estado cinco d¨ªas sin recibir respuesta a sus llamadas.
Algunos pesos pesados como Nicolas Sarkozy est¨¢n empezando a perder los nervios. El presidente franc¨¦s ha puntualizado que la actitud de Klaus es "inaceptable". Ha advertido que "el tiempo de la decisi¨®n est¨¢ llegando para ¨¦l, y no ser¨¢ sin consecuencias".
Pero sin duda este tipo de advertencias son lo que m¨¢s excitan a un personaje que busca b¨¢sicamente el protagonismo. A m¨¢s presi¨®n m¨¢s popularidad. Por ahora su estrategia funciona. Lo cierto es que el se?or del castillo de Praga goza de un amplio apoyo en su pa¨ªs. Las ¨²ltimas encuestas indican que el 65% de ciudadanos estaban a favor de sus demandas. Ahora goza de la aureola y prestigio de Tomas Garyk Masarky, primer presidente tras la independencia, en 1918.
De todas formas, Klaus, un economista inteligente, que ha sido dos veces primer ministro y dos veces presidente, ya se hab¨ªa mostrado un h¨¢bil provocador en numerosas ocasiones. En su reciente libro Planeta Azul (no verde), niega que el calentamiento global sea consecuencia de la actividad humana. Para ¨¦l "el cambio clim¨¢tico es un mito". En su opini¨®n las ambiciones de los ecologistas son "la mayor amenaza para la libertad, la democracia, la econom¨ªa de mercado y la prosperidad".
Cuando se desat¨® la crisis econ¨®mica, Klaus, un ultraliberal que evoca con entusiasmo a Milton Friedman, critic¨® los planes de actuaci¨®n p¨²blica de los Estados considerando que no hac¨ªa falta ninguna actuaci¨®n. La crisis era como un resfriado que se pod¨ªa curar sin necesidad de guardar cama.
Especialmente provocadoras fueron sus palabras en el Parlamento Europeo el pasado febrero que provocaron la salida de varios diputados. Critic¨® el funcionamiento del Parlamento por la falta de oposici¨®n. "Donde no hay oposici¨®n", dijo, "no hay libertad". Se?al¨® que la "mayor distancia" que marca las relaciones entre los ciudadanos y la UE con respecto a las existentes en un Estado nacional determina un "d¨¦ficit democr¨¢tico". Klaus argument¨® su rechazo al Tratado de Lisboa porque "aumentar¨ªa a¨²n m¨¢s esta distancia".
El ultraliberalismo de Klaus es, sin embargo, muy selectivo y no alcanza, por ejemplo, a los homosexuales, ni a las leyes antidiscriminaci¨®n que vet¨® como presidente. En el reiterado uso del veto que le permite la Constituci¨®n ha actuado como "un aut¨¦ntico monarca", se?ala Faber.
Pero al presidente checo se le puede acabar pronto la buena racha. El ex presidente V¨¢clav Havel, el padre y referente moral y pol¨ªtico de la Revoluci¨®n de Terciopelo, no ha podido seguir callado, y ha calificado de "irresponsable" y "peligrosa" la actuaci¨®n de Klaus. Unas palabras que afectan especialmente a quien nunca fue un aut¨¦ntico disidente, como lo prueba que siempre pudo salir del pa¨ªs todas las veces que quiso.
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