"Dejen a Messi en paz"
El entorno del jugador del Bar?a exige tranquilidad ante las cr¨ªticas en Argentina
A Messi hay que mirarle la cara y no las piernas para saber c¨®mo est¨¢. Si sonr¨ªe, es una buena se?al. Si agacha la cabeza y empieza a tocarse la melena, quiere decir que habr¨¢ que preguntarse qu¨¦ le pasa. Nadie le ha interpretado mejor que Pep Guardiola y, aun as¨ª, el t¨¦cnico del Barcelona se lleva de vez en cuando alg¨²n chasco. Como la temporada pasada, cuando no le puso en el partido contra el Sevilla y al jugador le agarr¨® tal cabreo que al d¨ªa siguiente se hizo el remol¨®n en el entrenamiento. A veces le da incluso por no celebrar los t¨ªtulos; al menos, no estuvo en el campo a la hora de levantar el trofeo de la Supercopa espa?ola. Y con el tiempo tambi¨¦n se ha sabido que el curso pasado estuvo preocupado por la salud de un familiar pr¨®ximo.
No tiene hinchada all¨ª porque no jug¨® en Boca o River y le piden que sea el ¨ªdolo nacional
El pasado jueves, el Barcelona dispuso un vuelo privado para que Messi pudiera regresar de Argentina con tiempo para ser alineado en Mestalla. Guardiola nunca le hab¨ªa puesto en el equipo titular en los seis partidos de Liga que siguieron a las jornadas entre semana de las selecciones. El s¨¢bado, sin embargo, hizo una excepci¨®n y La Pulga no s¨®lo jug¨® desde el inicio ante el Valencia, sino que ejerci¨® de falso nueve, como le gusta, igual que si fuera una final o un partido solemne. Despu¨¦s de 15 d¨ªas de calvario con la albiceleste, el entrenador pretend¨ªa recuperar al futbolista, hacerle sentir que es muy importante, que estuviera a a gusto como siempre en el Bar?a.
Desde que gan¨® el oro ol¨ªmpico en Pek¨ªn 2008, las cosas no le van bien a Messi en Argentina. Es indiferente qui¨¦n sea el seleccionador y el rival. La prensa le se?ala con desd¨¦n como "el catal¨¢n" y le recuerda que tiene una deuda con un pa¨ªs que dej¨® en la infancia, cuando el Bar?a asumi¨® el tratamiento para solucionar sus problemas de crecimiento. La Pulga no tiene compa?eros de equipo ni hinchada en Argentina. M¨¢s que nada, porque no jug¨® con River ni con Boca ni con ning¨²n equipo. A cambio, la afici¨®n le reclama que ejerza de ¨ªdolo nacional.
Diego Maradona acaba de decir que quiere hablar "muy seriamente" con Messi porque "tiene que despegar de una vez por todas". "Tenemos al mejor jugador del mundo. Le damos libertad para que se mueva en el campo, donde tiene la pelota y apila a tres o cuatro rivales con el Bar?a, y eso tiene que demostrarlo con nosotros", prosigue. "Con Argentina le cuesta, pero le vamos a esperar porque es nuestro gran desaf¨ªo. Es el as de espadas".
Guardiola entendi¨® que la alineaci¨®n de Messi en Valencia era una buena soluci¨®n para el equipo y el jugador. Le avalan su condici¨®n de m¨¢ximo goleador, con ocho tantos, y su participaci¨®n ha sido decisiva para ganar las dos Supercopas y alcanzar el liderato en la Liga. Pero la terapia del t¨¦cnico, quien m¨¢s le comprende y sabe descifrar sus estados de ¨¢nimo, no consigui¨® sacar a Messi de su ensimismamiento. La Pulga estuvo poco participativo, sin chispa ni regate, errando en el pase -una cesi¨®n suya propici¨® la ocasi¨®n inicial de Pablo-, y la cr¨ªtica entendi¨® que se hab¨ªa contagiado de su malestar argentino. Al jugador y a sus compa?eros les doli¨® la comparaci¨®n.
La sensaci¨®n es que Messi sufre demasiado. Se bloquea y se ausenta del juego. Somatiza en exceso la adversidad. El riesgo es que sus problemas con Argentina se extiendan al Bar?a. As¨ª que en el Camp Nou relativizan las cosas. "Leo es humano", advierte Keita; "y ni ¨¦l ni el equipo estuvimos finos, pero le pusimos coraz¨®n".
"No podemos esperar cada d¨ªa una jugada genial", coinciden en el equipo. "No convirtamos una coyuntura en un asunto de estado", convienen en el vestuario. "Dejen a Messi en paz", concluyen personas de su confianza, "y se reencontrar¨¢ con su juego".
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