El profundo sue?o de Mar¨ªa

A Mar¨ªa Nieto Quintairos, de 93 a?os, la recuerdan sus vecinos y amigos paseando por el barrio bilba¨ªno de San Inazio de la mano de sus hijas. Una mujer en buen estado de salud, a pesar de la carga de los a?os, y siempre amable. Viv¨ªa sola. As¨ª hab¨ªan discurrido sus ¨²ltimos a?os. Hasta la madrugada de ayer, cuando falleci¨® en su piso, en la primera planta del n¨²mero 174 de la Avenida Lehendakari Aguirre, por un incendio. La manta el¨¦ctrica bajo la que se hab¨ªa quedado dormida sufri¨® un cortocircuito y se prendi¨® su colch¨®n. Esa manta que seguramente tanto le reconfort¨® en otros momentos result¨® tr¨¢gica en esta ocasi¨®n.

El vecino del segundo fue quien avis¨® a la Ertzaintza y a los Bomberos cuando, a la una de la madrugada, vio salir humo de la vivienda de Mar¨ªa. Aunque la reacci¨®n fue muy r¨¢pida, los servicios sanitarios no lograron reanimarla y la anciana muri¨® asfixiada por el humo. Anuncia Vill¨¦n, una vecina del inmueble, no se enter¨® de nada hasta bien entrada la ma?ana de ayer, cuando vio la esquela de su vecina en el portal. "Escuchamos ruido en la calle, pero cre¨ªamos que se trataba del cami¨®n de la basura, porque no sonaron sirenas ni nada parecido", asegura.

Mar¨ªa viv¨ªa sola y a¨²n sal¨ªa a diario a pasear. "Siempre iba con su hija", apunta Anuncia. Pilar Robal, otra vecina de la zona, tambi¨¦n la recuerda: "No era de mucho hablar, pero siempre saludaba educadamente. Viv¨ªa en su piso desde hace m¨¢s de 50 a?os".

El bloque donde resid¨ªa la anciana pertenece a las que popularmente se conocen en Bilbao como las Casas sindicales, unas viviendas de los a?os cincuenta en que los vecinos entraban inicialmente como inquilinos. Pasados unos a?os, ten¨ªan derecho a su compra.

Teo, quien vive en el bajo, se enter¨® de lo ocurrido minutos despu¨¦s de declararse el incendio. En ese momento llegaba a su casa despu¨¦s de cerrar el bar que regenta en las inmediaciones. "Vi a los Bomberos y a la polic¨ªa. Todo fue muy r¨¢pido. Mi casa ha resultado afectada, pero por el agua que echaron los Bomberos para sofocar el fuego", explica. "Se qued¨® dormida con la mata el¨¦ctrica encima", apunta.

La ma?ana fresca, pero soleada, discurre pl¨¢cidamente en el barrio de San Inazio, mientras algunos curiosos se arremolina en el portal al ver la esquela. "Es una desgracia", repiten uno detr¨¢s de otro.