"Vamos al trabajo como a la prisi¨®n"
Los empleados de France T¨¦l¨¦com se rebelan ante la ola de suicidios en la empresa
Son cerca de 200 trabajadores, la mayor¨ªa de mediana edad. Pertenecen a France T¨¦l¨¦com, la empresa francesa tristemente famosa en los ¨²ltimos meses debido a la ola de suicidios que la sacude: 25 en 19 meses. El ¨²ltimo ocurri¨® la semana pasada, cuando un operario de baja laboral se ahorc¨® en su casa en la regi¨®n de Breta?a.
Los dos centenares de trabajadores se reunieron ayer en una plazoleta de Par¨ªs para protestar por su muerte, pero tambi¨¦n por la situaci¨®n laboral de todos, por el ambiente estresante e indigno que, seg¨²n ellos, sufren cada d¨ªa y que ocasiona la crisis. No hay gritos, ni consignas, ni aplausos ni insultos. Forman corrillos, hablan entre ellos, casi en voz baja. En uno de estos corrillos se encuentra Patrick, de 58 a?os, que se apresura a contar su historia: "Yo era t¨¦cnico. He trabajado toda mi vida de t¨¦cnico. Me ocup¨¦ de tirar redes de tel¨¦fono bajo tierra. Pero luego me dijeron que hab¨ªa que reciclarse. Me pusieron en una sala a vender por tel¨¦fono productos de la empresa: la tele de Orange, o Internet, las ofertas de esto o lo otro... Yo lo he aguantado, pero otros no: piden bajas laborales, o la prejubilaci¨®n...".
"Te cambian de puesto y te destinan a 100 kil¨®metros", dice un trabajador
Todos coinciden: detr¨¢s del malestar cr¨®nico de los trabajadores de esta empresa de m¨¢s de 100.000 asalariados -de los que 80.000 son funcionarios- se encuentra el doble proceso de reestructuraci¨®n que sufre la compa?¨ªa. La empresa estatal pas¨®, en 1995, a convertirse en una empresa privada (aunque el 26,5% del capital sigue en manos del Estado) que, a su vez, se metamorfosea constantemente para competir en un sector abocado a una imparable evoluci¨®n tecnol¨®gica.
Un directivo que ayer, aunque algo apartado, se encontraba en el lugar de la protesta, resumi¨® as¨ª la situaci¨®n despu¨¦s de componer un gesto de tristeza: "No s¨¦ c¨®mo hemos llegado a esto. Supongo que porque todo se ha hecho demasiado deprisa y sin contar con la gente. Y la gente no es un ordenador que se puede conectar y desconectar a capricho del que manda".
La ola de suicidios se ha llevado por delante al n¨²mero dos de la compa?¨ªa, Louis-Pierre Wenes, cabeza visible del proceso de transformaci¨®n, y amenaza con acabar tambi¨¦n con el puesto del presidente, Didier Lombard, que a pesar de la presi¨®n asegur¨® la semana pasada que no est¨¢ dispuesto a dimitir. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la tasa de suicidios en Francia -una de las m¨¢s altas de Europa- es de 26,2 cada 100.000 habitantes para los hombres y 9,2 para las mujeres. En France T¨¦l¨¦com la media se sit¨²a en 18, sin distinci¨®n de sexo. Pero todos coinciden en que algo malo pasa cuando los suicidios est¨¢n relacionados con el lugar de trabajo.
Cerca del directivo, en medio de un corrillo mudo, como casi todos en esta protesta de gente abatida, se encuentra Jean-Fran?ois Cascoux, sindicalista, de 50 a?os, empleado en el departamento de administraci¨®n, que tiene claro qui¨¦n es el culpable: "Todo se condiciona al beneficio. Nosotros ¨¦ramos antes una empresa con vocaci¨®n de servicio p¨²blico. Ahora s¨®lo servimos a los accionistas. Pero los que se tiran por la ventana no son los accionistas, ni los banqueros, como en 1929, sino los trabajadores. Una empleada se tir¨® hace un mes y medio porque su jefe le hab¨ªa dicho que iban a trasladarla y porque no dej¨® de decirle en los ¨²ltimos meses que no serv¨ªa para nada".
Este operario asegura que en los ¨²ltimos a?os se ha presionado demasiado a los trabajadores: "Y los m¨¢s d¨¦biles, simplemente, no han podido m¨¢s". Despu¨¦s denuncia los traslados fulminantes -"debido a las reestructuraciones, de un d¨ªa para otro te cambian de puesto y te obligan a mudarte a 100 kil¨®metros"-, y critica "las condiciones de trabajo de algunos operarios de 50 a?os, trasladados a ventas por tel¨¦fono; son tratados como si estuvieran en la guarder¨ªa, obligados a pedir permiso para ir al servicio".
"El ambiente es depresivo para todos. Porque todos, aunque no estemos muy mal ahora, nos preguntamos: ?Qu¨¦ va a ser de m¨ª en el futuro? ?Cu¨¢nto durar¨¦? Vamos al trabajo como si fu¨¦ramos a la prisi¨®nl", concluye.
La empresa ha tomado medidas: paralizaci¨®n de los traslados fulminantes, ayudas psicol¨®gicas, cuestionarios remitidos a los trabajadores para conocer su situaci¨®n. Pero los sindicatos desconf¨ªan y reclaman un cambio de filosof¨ªa.
En una esquina, junto a dos compa?eros, Valerie Febrier, de 45 a?os, asegura: "Han hecho todo lo posible para que la gente no sea feliz, para que los que somos funcionarios nos vayamos. A m¨ª me quedan 15 a?os para mi jubilaci¨®n. No s¨¦ c¨®mo voy a trabajar, c¨®mo voy a aguantar, c¨®mo me las voy a componer para seguir todo ese tiempo".
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