Israel habla con Irán 30 a?os después
Altos representantes de Teherán y Tel Aviv debatieron sobre desarme nuclear a finales de septiembre en El Cairo ante delegados occidentales e islámicos
Un encuentro sin precedentes en las últimas tres décadas se celebró en El Cairo a finales de septiembre. Altos funcionarios de Israel e Irán debatieron sobre la desnuclearización de Oriente Próximo en presencia de representantes europeos, estadounidenses y de los pesos pesados de la Liga ?rabe y Turquía. Aunque no tuvo lugar una reunión bilateral entre los enconados rivales, la cita de la capital egipcia era impensable hasta hace sólo unos meses. La política conciliadora del presidente de EE UU, Barack Obama, en las antípodas de la de su antecesor, George Bush, y su apuesta por la desnuclearización aconsejan a todo dirigente a no quedarse fuera de la foto.
No han trascendido detalles sustanciales de un cónclave -en principio secreto- cuya revelación ha enfurecido al Gobierno iraní, cuya política desde que se instauró la República Islámica, en 1979, es la de rechazar todo contacto con su enemigo jurado. Ali Shirzdian, portavoz de la Organización Atómica Iraní, rebatió las informaciones, confirmadas también por funcionarios israelíes y por un delegado egipcio presente en la reunión. "Los informes", afirmó Shirzdian, "son puras mentiras, una operación psicológica para socavar las reuniones exitosas celebradas en Ginebra y Viena" sobre el programa nuclear iraní.
Teherán desmiente que asistiera al foro, pero Tel Aviv y otros países lo confirman
"?Tenéis o no tenéis armas nucleares?", preguntó el enviado iraní a la israelí
El delegado egipcio que participó en la reunión dice que fue un "debate enérgico"
El ex ministro israelí y ex embajador en Espa?a, Shlomo Ben Ami, también habló
Delegados de ambos países en el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) coinciden a menudo en las periódicas sesiones del foro nuclear, pero rehúsan establecer la más mínima relación. Sin embargo, el diario israelí Haaretz informaba ayer de que Meirav Zafary-Odiz, directora de control de armamentos de la Comisión de Energía Atómica israelí, y Ali Asghar Soltanieh, delegado de Irán en el OIEA, se reunieron en el hotel Four Seasons de la capital egipcia el 29 y 30 de septiembre. El marco: la Comisión Internacional de No Proliferación Nuclear y Desarme, un foro auspiciado por el primer ministro australiano, Kevin Rudd, hace un a?o, y en el que se debate sobre la prevención de la proliferación nuclear, los usos pacíficos de la energía atómica y la creación de un Oriente Próximo libre de armas nucleares, en una época en la que buena parte de los Estados de la región -Emiratos ?rabes, Jordania, Turquía o Egipto- han anunciado su intención de promover planes atómicos para la generación de energía eléctrica.
Según el citado periódico, en un momento de las discusiones, Soltanieh espetó a Zafary-Odiz: "?Tenéis o no tenéis armas nucleares?". La funcionaria israelí rechazó responder. De haber contestado, habría quebrado la tradicional política de ambigüedad sobre el arsenal atómico israelí que pactaron en 1969 la primera ministra Golda Meir y el presidente de Estados Unidos Richard Nixon. Aunque en Israel la censura prohíbe proclamarlo, nadie duda de que es el único país de Oriente Próximo en posesión del arma atómica. Zafary-Odiz precisó que la delicada situación estratégica de Israel impide que pueda discutir la desnuclearización de la región antes de que se alcancen acuerdos de paz con los países árabes. Largo lo fía. A su vez, el representante de Teherán reiteró la tesis oficial: Irán sólo persigue la generación de energía eléctrica y su programa nuclear no representa ningún peligro para Israel. El delegado egipcio que participó en la reunión se?aló que el ex ministro israelí y ex embajador en Espa?a, Shlomo Ben Ami, miembro de la mencionada comisión, también tomó la palabra en el "debate enérgico".
Como es natural, el arraigado recelo y el odio entre los Gobiernos de ambos países hacen casi imposible que ni siquiera varíe el tono de las invectivas que se lanzan desde Tel Aviv a Teherán y viceversa, y menos el retorno a los a?os cincuenta del siglo XX. Irán fue entonces el primer país musulmán en establecer relaciones diplomáticas con Israel, en tiempos en que la dinastía Pahlevi reinaba en la antigua Persia y el recién fundado Estado sionista forjaba alianzas militares con países de la periferia del mundo árabe, que en esa época era hostil en bloque a Israel. El vuelco radical acaeció en 1979, con el advenimiento de la República Islámica. Desde entonces, la ruptura ha sido total.
Casualmente, o no, la revelación del supuesto diálogo entre Zafary-Odiz y Soltanieh coincide con el anuncio de los negociadores iraníes de que aceptan, en principio, que el enriquecimiento del 75% de su uranio se efectúe en el exterior, sobre todo en Rusia, y no en Irán, lo que haría imposible que el régimen de Teherán fuera capaz de fabricar el arma nuclear en un plazo de entre uno y dos a?os. El principio de acuerdo entre Irán y las grandes potencias suscita profunda preocupación en Israel.
Uzi Arad, consejero de Seguridad Nacional israelí, ordenó al Ministerio de Exteriores y al de Defensa un mutismo absoluto que refleja desconcierto o malestar. La línea emprendida por Obama causa desazón en el Gobierno hebreo. Todo lo que suponga entendimiento de los países occidentales con Irán es visto por el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu como una claudicación ante la maldad.
A la espera de la decisión final sobre el programa nuclear iraní que puedan adoptar Teherán y el presidente Obama, el preacuerdo pactado el miércoles en Viena aleja la posibilidad de que el Ejército israelí pueda emprender un ataque a las instalaciones atómicas iraníes, y será más complicado que las sanciones contra el Ejecutivo de Mahmud Ahmadineyad puedan endurecerse. Con todo, es verosímil que la espada de Damocles del bombardeo de las bases atómicas iraníes haya aconsejado el repliegue a Teherán, aunque sólo fuera para ganar tiempo dadas las dificultades que el presidente Ahmadineyad afronta en su país tras las elecciones de junio. Precisamente ayer, comenzaron en aguas y territorio israelíes las mayores maniobras conjuntas que celebran Israel y Estados Unidos en muchos a?os para poner a prueba los sistemas de defensa antimisiles más sofisticados.
El posible pacto entre Irán y las potencias occidentales provoca también rechazo en Israel por otro motivo de indudable calado. Temen algunos analistas que el acuerdo forjado entre Teherán y Occidente tras a?os de negociaciones fuerce a Israel al abandono de su política de ambigüedad en materia nuclear. En posesión de hasta 200 cabezas nucleares, según los expertos, el Gobierno israelí no puede descartar que arrecien las peticiones de que sus instalaciones nucleares también sean sometidas a supervisión.
De algo no cabe la menor duda. Los países occidentales seguirán vigilantes. ?Mantiene Irán instalaciones nucleares en secreto? ?Continuará desarrollando sus planes nucleares? La gran mayoría de los analistas israelíes están convencidos de que Teherán no renunciará a sus ambiciones armamentísticas, y aseguran que, en el mejor de los casos, "la amenaza sólo ha sido postergada". Yossi Melman, experto en la materia, calificaba del siguiente modo el preacuerdo -pendiente aún de ratificación en Washington y Teherán- alcanzado en Viena: "Una victoria de Irán en la guerra de desgaste".
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