Caos en Caja Madrid

La designaci¨®n del nuevo presidente de Caja Madrid, la segunda caja de ahorros m¨¢s importante de Espa?a, se ha convertido en descarnado juego de poder entre facciones del PP que provoca el estupor en los depositantes, las reticencias de los agentes econ¨®micos y la irritaci¨®n mal disimulada del Banco de Espa?a. Como en un juguete c¨®mico de puertas que se cierran y se abren para dar paso a personajes despistados, resulta que el candidato de Esperanza Aguirre, su mano derecha Ignacio Gonz¨¢lez, no convence ni a Mariano Rajoy ni al Banco de Espa?a; que la presidenta madrile?a rechaza la opci¨®n de Rodrigo Rato, propuesta por el presidente del PP, y que Luis de Guindos, el responsable en Espa?a de la extinta Lehman no cuenta con el apoyo de Aguirre ni de Rajoy.

Aguirre, liberal de boquilla y cruda intervencionista en la pr¨¢ctica, pretende convertir la caja en una d¨®cil sucursal del Gobierno madrile?o mediante la persona interpuesta de Gonz¨¢lez, sin experiencia alguna en la gesti¨®n bancaria. Rajoy permite que le estalle un conflicto interno poco despu¨¦s del caso G¨¹rtel, cuando la prudencia aconsejaba difundir el nombramiento de Rato cuando el acuerdo estuviese cerrado. Esta falta de autoridad end¨¦mica en el PP pone en tela de juicio que se puedan acordar soluciones para las cajas en las autonom¨ªas en las que gobierna, como Madrid, Valencia, Galicia o Castilla y Le¨®n. Los socialistas madrile?os han terciado con una torpe intervenci¨®n de Tom¨¢s G¨®mez, ins¨®lito aliado de Aguirre, cuando lo propio era esperar a que acabasen las luchas intestinas en el PP; y el Gobierno defiende a Luis de Guindos porque recela del vuelo pol¨ªtico que pueda recobrar Rato, a sabiendas de que ser¨ªa un buen interlocutor del Ejecutivo.

No parece probable que Rajoy y Aguirre lleguen finalmente a un acuerdo sobre el sucesor de Blesa. Anoche, en una tensa reuni¨®n, el l¨ªder popular fue incapaz de convencer a la presidenta. Aunque el pacto llegara, el da?o ya est¨¢ hecho. Porque mientras se ventila esta guerra por el poder en Caja Madrid, la instituci¨®n necesita de soluciones t¨¦cnicas que sus directivos no est¨¢n en condiciones de imponer. ?ste es un momento delicado para las cajas. Los beneficios est¨¢n cayendo y la morosidad se dispara. Los gestores deber¨ªan estar volcados en mejorar la calidad de sus activos, en aumentar el di¨¢logo con clientes e inversores y en buscar soluciones estrat¨¦gicas que garanticen su futuro, en lugar de distraerse en si la comisi¨®n de control est¨¢ ocupada por un aguirrista o un gallardonista. Caja Madrid era una de las entidades llamadas a dirigir una fusi¨®n con otra caja de fuera de la comunidad; hoy, este papel est¨¢ en entredicho.

La guerra abierta por el poder en Caja Madrid es irresponsable, inoportuna y destructiva. Lo ser¨ªa en un periodo de prosperidad. Lo es m¨¢s ahora, cuando una crisis grave en la entidad pondr¨ªa en peligro a una parte importante del sistema financiero, ocupado ahora en recapitalizarse y sanear sus activos.