El paparazzi que fue relojero
Jos¨¦ M. Otero dej¨® Muros para convertirse, desde Marbella, en uno de los m¨¢s populares fot¨®grafos de famosos
Hay gallegos que nacen con un don para manejar a las ¨¦lites. Dos de ellos comparten apellido: La Bella Otero, que dej¨® su aldea de Valga para ser la reina del Par¨ªs de la Belle ?poque, y Jos¨¦ M. Otero (Serra de Outes, 1942) que lleg¨® a ser el paparazzi m¨¢s famoso de Marbella. El segundo Otero demostr¨® moverse mejor entre yates que entre dornas. Su padre era relojero en Muros y ¨¦l segu¨ªa puntualmente sus pasos como aprendiz. Como siempre le hab¨ªan gustado las c¨¢maras, hizo un curso de fotograf¨ªa por correspondencia que le vali¨® para empezar a colaborar con La Voz de Galicia y La Noche.
En 1972 abri¨® la agencia Hispania Press, con un socio italiano, orientada a surtir de instant¨¢neas a la prensa del coraz¨®n. En esa ¨¦poca, Otero veraneaba en Marbella y trabajaba para Pueblo. Su director le encargaba reportajes de seguimiento de ministros y sus se?oras que nunca llegaban a publicarse. En 1976, decidi¨® quedarse tambi¨¦n los inviernos en la Costa del Sol, y estableci¨® all¨ª el negocio. "La mayor¨ªa de las fotos eran robadas, as¨ª que las envi¨¢bamos a Italia para venderlas desde all¨ª nuevamente a Espa?a, as¨ª no pod¨ªan denunciar porque no conoc¨ªan al autor". Sin embargo, defiende la ¨¦tica en su proceder. Dice que no le gusta lo que ha pasado con el oficio y distingue entre el profesional y el acosador. "Un buen paparazzi no debe ser reconocido por el personaje". Por eso ha intentado fundar la Asociaci¨®n de Paparazzis de Espa?a.
El muradano fotografi¨® entre otras a Jacky Kennedy y a Lola Flores
Denuncia el robo de su archivo con m¨¢s de un mill¨®n de instant¨¢neas
En su lenguaje, robar no es pecado. S¨®lo se arrepiente de haber empezado a pagar por posados y de su primer montaje: la falsa boda de Victoria Abril con Gustavo Laube. "Ten¨ªa que parecer que aquel chalet de Puerta de Hierro donde se celebr¨® era Francia: pusimos coches con matr¨ªcula francesa y champ¨¢n franc¨¦s". El traje que luc¨ªa el novio era el del propio Otero, y la novia llevaba un bonito vestido ibicenco prestado tambi¨¦n por la agencia. Por aquello le pagaron a Victoria Abril 300.0000 pesetas.
Otero siempre supo halagar al famoseo. Sus dotes para camelar le valieron el trabajo del que est¨¢ m¨¢s orgulloso. Por un soplo se enter¨® de que Arist¨®teles Onassis y Jacqueline Kennedy iban a participar en una fiesta de varios d¨ªas en Sotogrande. "Estuve durante un mes envi¨¢ndole flores a la se?ora de la casa, esposa de un banquero estadounidense". Le dejaron entrar a la celebraci¨®n, camuflado de flamenco. S¨®lo estuvo de inc¨®gnito el primer d¨ªa; despu¨¦s le permitieron moverse libremente. A Onassis le hab¨ªa hecho tanta gracia que cuando le llamaron de Hola para hacer un reportaje ¨¦l mismo se puso al tel¨¦fono y les dijo: "C¨®mprenselo a Otero". Se public¨® en todo el mundo.
Famoso fue su desnudo de Lola Flores en Intervi¨². Para pagar la boda de Lolita pact¨® con el fo¨®grafo un "posado robado". Lo invit¨® a tomar un caf¨¦ y luego, con toda naturalidad, se fue a tomar el sol en topless. "Yo hice las fotos y luego salt¨¦ por la muralla para dar al asunto m¨¢s credibilidad". A la semana siguiente, Lola, en complicidad con Otero, vendi¨® a 10 Minutos una entrevista en la que se quejaba por el robo del desnudo, pregunt¨¢ndose qui¨¦n habr¨ªa sido. "As¨ª cobr¨® dos veces: una por las fotos y otra como v¨ªctima". Tambi¨¦n manej¨® un desnudo de Carmen Sevilla: "Hab¨ªa unas im¨¢genes robadas que compraron para que no se publicaran, a cambio de otro reportaje posado". Era una pr¨¢ctica habitual.
Para las grandes ocasiones siempre ha vuelto a Muros. All¨ª a¨²n se recuerda su boda, en 1996, con Carmina Ord¨®?ez como madrina. Hace cinco a?os, regres¨® con sus dos hijas menores. Una de ellas quiere ser reportera. Otero ha vuelto como empez¨®, a retratar bodas y recopilando fotos antiguas del pueblo: tiene m¨¢s de 2.000. Ahora no deja de preguntarse qu¨¦ fue de su archivo. Con m¨¢s de un mill¨®n de fotos robadas, desaparecido en extra?as circunstancias.
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