Los 'bonos de la muerte' resucitan
Las grandes firmas de Wall Street promueven la titulizaci¨®n de seguros de vida - La rentabilidad es mayor cuanto antes mueren los asegurados
?Qui¨¦n dijo que el capitalismo financiero hab¨ªa muerto con la recesi¨®n? No s¨®lo no ha muerto, sino que es capaz de utilizar la muerte como la principal garant¨ªa de un novedoso y controvertido producto de inversi¨®n que ya estudian las principales firmas de Wall Street. T¨¦cnicamente se llama Life Settlement Securitizations o titulizaci¨®n de seguros de vida, aunque en el mercado se conocen como los bonos de la muerte. Deben ese macabro nombre a que su rentabilidad depende de que la esperanza de vida del propietario de la p¨®liza sea corta. As¨ª, como suena: cuanto antes muera el asegurado, mayor es la rentabilidad del bono.
Su funcionamiento es relativamente sencillo. El titular de un seguro de vida que pasa por apuros econ¨®micos o quiere disfrutar de un mejor nivel de vida tras jubilarse vende su p¨®liza con un descuento. La compa?¨ªa que lo adquiere sigue pagando la p¨®liza hasta que su titular muera y pueda cobrar el seguro. Los bancos de inversi¨®n titulizan las p¨®lizas adquiridas, es decir, emiten bonos cuya garant¨ªa son precisamente los seguros. El inversor recibe unos intereses peri¨®dicos por su t¨ªtulo, que cotiza adem¨¢s en el mercado secundario.
En Espa?a, estos productos est¨¢n estrictamente prohibidos
El mercado potencial en EE UU es de unos 300.000 millones de euros
El valor de los t¨ªtulos depende de que la esperanza de vida del titular sea modesta, porque si se alarga mucho, la rentabilidad cae por el pago de la p¨®liza que le ha sido comprada. De esta forma, las firmas financieras buscar¨¢n para su cartera de p¨®lizas a asegurados con enfermedades graves o de avanzada edad. El ideal, seg¨²n estudios preliminares de Goldman Sachs, es que duren menos de 10 a?os. Adem¨¢s, para minimizar la inseguridad, hay que empaquetar miles de p¨®lizas, cuantas m¨¢s, mejor.
Aunque el riesgo de estos instrumentos financieros es innegable, la idea est¨¢ siendo apadrinada por las grandes firmas de Wall Street, justamente las que causaron la ¨²ltima crisis financiera. Han constituido una asociaci¨®n -Institutional Life Markets Association (ILMA)- con el fin de hacer lobby para promocionar este producto y convencer de su bondad tanto a los legisladores como a los potenciales inversores. Sus fundadores son JPMorgan Chase, Credit Suisse, Goldman Sachs, Mizuho International, WestLB y UBS.
El mercado potencial es enorme. Los estadounidenses tienen suscritos seguros de vida con una cobertura por 23 billones de d¨®lares (15,3 billones de euros) y cada a?o, las aseguradoras reciben 142.000 millones de d¨®lares en primas. El sector calcula que de ese gran pastel, habr¨ªa un mercado potencial de asegurados dispuestos a revender sus p¨®lizas en torno a 500.000 millones de d¨®lares (333.155 millones de euros).
El negocio tiene similitudes evidentes con el de las subprimes que derivaron en el ¨²ltimo desastre financiero, salvo que en este caso la garant¨ªa de los t¨ªtulos son p¨®lizas de seguro en lugar de hipotecas.
Tal vez por eso, el director de regulaci¨®n de la ILMA, Jack Kelly, en su comparecencia del pasado d¨ªa 24 de septiembre ante el Comit¨¦ de Servicios Financieros de la C¨¢mara de Representantes, se apresur¨® a se?alar que el riesgo es mucho menor, puesto que las subprime depend¨ªan de una hipoteca cuyo plazos de pago se alargaban en muchos casos durante d¨¦cadas, mientras que las p¨®lizas tienen una vida menor y s¨®lo hay que predecir la longevidad del asegurado: "El propietario de la p¨®liza recibe el dinero en el mismo momento de venderla. Si la titulizaci¨®n resulta fallida, el ¨²nico perdedor es el inversor, a diferencia de lo que ocurre con las hipotecas en las que los propietarios pierden su vivienda y los inversores sus ahorros".
En Espa?a, este producto financiero es inviable. La legislaci¨®n proh¨ªbe la titulizaci¨®n de cualquier tipo de seguros para su cotizaci¨®n en los mercados secundarios. Y va m¨¢s all¨¢, puesto que ni siquiera est¨¢ permitido que el titular de la p¨®liza la revenda con descuento, una pr¨¢ctica muy com¨²n en EE UU, seg¨²n fuentes de Unespa, la patronal espa?ola de seguros. El mercado potencial tambi¨¦n ser¨ªa importante: hay suscritas 23,7 millones de p¨®lizas de riesgo, con unas indemnizaciones a favor de los beneficiarios de 650.000 millones de euros.
Los peligros de este producto financiero son indudables. Curiosamente, el m¨¢s grave tiene que ver con los avances de la ciencia m¨¦dica. Como las p¨®lizas m¨¢s apetecibles son las suscritas por personas con enfermedades graves (c¨¢ncer, dolencias cardiacas, alzh¨¦imer, leucemia, etc¨¦tera), el descubrimiento de un remedio o de un medicamento eficaz para combatirlas, supondr¨ªa un desastre para estos productos, al alargar inesperadamente la vida de los asegurados, devaluando el valor de los t¨ªtulos. El ejemplo m¨¢s claro que ponen sus detractores es que, por ejemplo, si se hubieran titulizado p¨®lizas en los a?os ochenta de enfermos con SIDA, habr¨ªan sido muy rentables al principio, pero un desastre financiero a partir de los noventa, cuando se descubrieron paliativos que impidieron que la enfermedad fuera mortal.
La dificultad de realizar una estad¨ªstica fiable puede pesar tambi¨¦n en el ¨¢nimo de los inversores. Por eso, en diciembre de 2007, Goldman Sachs desarroll¨® un ¨ªndice, similar a otros baremos burs¨¢tiles, que clasifica los seguros de vida recomprados, tratando de medir los riesgos de la longevidad y mortalidad de una forma "transparente y razonable". El proyecto se fren¨® al coincidir con el estallido de la crisis de las subprime. Pero ahora las firmas financieras intentan rescatar este producto para revitalizar sus carteras.
Por su parte, las aseguradoras dudan de que ¨¦ste sea un buen negocio para ellas. En primer lugar, porque desnaturaliza el sentido mismo de los seguros de vida, que es el de compensar econ¨®micamente a los parientes o allegados del asegurado cuando ¨¦ste muere. Y, en segundo lugar, porque podr¨ªa disparar el fraude en torno a las p¨®lizas.
En mayo pasado, el ILMA organiz¨® una conferencia para inversores en Londres, que titul¨®: "La longevidad como inversi¨®n alternativa". Los inversores ya saben a qu¨¦ atenerse. Pero tal vez deban tener cuidado con los accidentes.
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