"Para ganar en Afganist¨¢n hay que parar la lucha en Pakist¨¢n"
"Al final, la violencia es tambi¨¦n un mecanismo para la soluci¨®n de conflictos", reflexiona Hamit Bozarslan (Lice, Turqu¨ªa, 1958) en un restaurante de la Gran V¨ªa de Madrid. Aprendi¨® a hablar turco en la escuela a los siete a?os y a los 19 abandon¨® su regi¨®n kurda natal en el sureste de Anatolia, para estudiar en una universidad de Francia. "Los Estados son productores de violencia en un sistema en el que la noci¨®n de fronteras se debilita", argumenta el director la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de Par¨ªs. Considera que Pakist¨¢n es un Estado fallido. "Y adem¨¢s con la bomba at¨®mica. Un Estado que combate a su poblaci¨®n civil y que causa cientos de miles de desplazados es un Estado desprovisto de legitimidad. Ya no controla ni su propio aparato de poder".
Investigador en las universidades de Berl¨ªn y Princeton, experto en Turqu¨ªa, la cuesti¨®n kurda y el mundo isl¨¢mico, Bozarslan ha presentado esta semana en Madrid su ¨²ltimo libro: Una historia de la violencia en Oriente Medio. Del fin del Imperio Otomano hasta Al Qaeda, editado en Espa?a por Pen¨ªnsula. "Para ganar la guerra en Afganist¨¢n hay que parar primero la lucha en Pakist¨¢n. Puede ganarse la guerra en el plano militar, pero los talibanes paquistan¨ªes van a salir reforzados. ?Qu¨¦ guerra se puede ganar sin ganar la confianza de la poblaci¨®n, la integraci¨®n de la sociedad paquistan¨ª?".
Para el historiador, el conflicto actual conduce a un c¨ªrculo vicioso que lleva de Kabul a Islamabad. "Se parte de un error original. Si en 2001 se hubiese dedicado el 75% del gasto de las fuerzas internacionales a la reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n, a la educaci¨®n, la sanidad, las infraestructuras, en lugar de pactar con los se?ores de la guerra, hoy la magnitud del conflicto ser¨ªa m¨¢s baja. Pero en lugar de reforzar a la sociedad civil con elecciones provinciales y locales se ha optado por impulsar unas presidenciales que parecen surrealistas".
Bozarslan, que describe en su Historia de la violencia.... un desasosegante pesimismo sobre la evoluci¨®n del arco musulm¨¢n que lleva desde el Magreb hasta Cachemira, no abriga ahora grandes esperanzas: "?Qu¨¦ m¨¢s puede hacer el presidente Barack Obama? S¨®lo ha contribuido a empujar a¨²n m¨¢s hacia la militarizaci¨®n del conflicto. Al menos George W. Bush era m¨¢s prudente respecto al espacio paquistan¨ª", se lamenta.
"Los Estados controlados por los servicios de inteligencia, por las polic¨ªas pol¨ªticas, acaban siendo reconfigurados bajo una l¨®gica de la guerra que aporta grandes recursos en el plano militar y financiero".
El historiador y polit¨®logo kurdo afincado en Par¨ªs recuerda que en Pakist¨¢n "los talibanes no estaban militarizados hasta hace poco". Tampoco ve recetas para arreglar el callej¨®n sin salida de la violencia tras ocho a?os de guerra y miles de muertos en Afganist¨¢n, aunque Bozarslan no cree que el conflicto vaya a degenerar en una guerra eterna como la de Vietnam: "Son conflictos distintos. No hay un nuevo Vietnam. Entonces, una gran parte de la opini¨®n p¨²blica occidental era provietnamita, lo ve¨ªa como una lucha de liberaci¨®n poscolonial. Hoy nadie sabe con qui¨¦n estar en la guerra de Afganist¨¢n". En el agitado Gran Oriente Medio marcado por m¨¢s de un siglo de violencia, los conflictos se han ido extendiendo "hasta Pakist¨¢n y Afganist¨¢n, al Oriente Pr¨®ximo ¨¢rabe e incluso a Somalia...".
- ?Y en Ir¨¢n?
- "No me interesa si los ayatol¨¢s pueden tener el arma at¨®mica o no. Lo importante es que la llegada de Mahmud Ahmadineyad al poder en 2005 supone la irrupci¨®n de una nueva generaci¨®n que hab¨ªa estado marginada desde 1979. En poco tiempo han cambiado las reglas en Teher¨¢n y han sido sustituidos los jefes militares y policiales, los diplom¨¢ticos...", advierte el historiador. "Y se ha apoderado del poder una visi¨®n mesi¨¢nica".
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