H¨¦roe a su pesar
Nick Abadzis trasciende la ¨¦pica al narrar la historia de Laika, la perrita lanzada al espacio por la URSS. Con un trazo sencillo y eficaz, resume la Guerra Fr¨ªa en un c¨®mic
Recuerdo perfectamente la fascinaci¨®n que me produjo de ni?o un libro sobre Werner von Braun, el cient¨ªfico alem¨¢n que pas¨® a la historia como el cerebro del programa espacial americano, pese a su oscuro pasado como creador de las mort¨ªferas V-2 nazis. Es verdad que hoy apenas tengo una memoria fugaz de su portada, pero sigue marcada a fuego la sensaci¨®n que elevaba a aquel hombre y a la tit¨¢nica tarea de llevar a la humanidad al espacio a la categor¨ªa de ¨¦pica heroica. Poco importaba haber sido parte de las SS, o tener el dudoso honor de ser art¨ªfice de una de las armas m¨¢s letales de la II Guerra Mundial: las lejanas estrellas parec¨ªan edulcorar con efectividad cualquier agrio episodio anterior, fascinando al ni?o con un poder hipn¨®tico de arrasadora fuerza.
Laika
Nick Abadzis
Gl¨¦nat Ediciones. Barcelona, 2009
208 p¨¢ginas. 19,95 euros
Esa capacidad de hechizo se mantiene y extiende con el tiempo: el relato de las misiones espaciales tiene la virtud de apelar a esa atracci¨®n que el joven tiene por la gesta heroica, transformando a los astronautas en una suerte de seres mitol¨®gicos a los que se admira de forma rendida. La ciencia-ficci¨®n ya nos ha llevado a los l¨ªmites del universo, pero los logros de la carrera espacial parecen activar un escondido mecanismo que nos dice que lo imaginado puede ser posible, despertando a ese ni?o dormido por la anestesia de la madurez, bajando nuestras defensas intelectuales y entreg¨¢ndonos a esa visi¨®n magn¨¦tica del h¨¦roe espacial.
Nick Abadzis sinti¨® esa misma pasi¨®n, que conecta a la infancia y lleva a todo ni?o a desear ser astronauta de mayor. Ya adulto, su trabajo de dibujante de historietas no le pod¨ªa llevar f¨ªsicamente a las estrellas, pero s¨ª le permit¨ªa transformar aquella adoraci¨®n en un relato. Se fij¨® en el programa espacial sovi¨¦tico, el que dio el primer paso y el que se beneficiaba de un eficaz entramado de propaganda, aunque tambi¨¦n el m¨¢s desconocido hasta la ca¨ªda del muro. Un largo recorrido de ¨¦xitos, pero tambi¨¦n de fracasos, que le obligaba a centrarse en alg¨²n episodio en especial, eligiendo el lanzamiento del Sputnik II, la primera misi¨®n al espacio con un ser vivo: la famosa perrita Laika. Una historia de sinsabores bien conocida hoy, pero que investig¨® exhaustivamente, siguiendo la vida de todos los actores de este drama, desde el ingeniero jefe responsable del Programa Sputnik, Korolev, hasta la t¨¦cnica veterinaria que cuidaba de los perros sobre los que se hac¨ªan pruebas para que a?os despu¨¦s Yuri Gagarin fuera el primer hombre en ¨®rbita. Descubri¨® una historia que rebasaba los l¨ªmites de la simple conquista cient¨ªfica, con verg¨¹enzas sobre las que la ¨¦pica hab¨ªa extendido un tupido y conveniente silencio, lo que le llev¨® a una encerrona argumental: su libro era un encargo que ten¨ªa como objetivo el lector juvenil... ?C¨®mo transmitir ese sentimiento de pasi¨®n por el espacio a los j¨®venes del siglo XXI sin traicionar la necesidad de contar la realidad? La soluci¨®n era tan arriesgada como sorprendentemente resolutiva: trasladar el protagonismo a la perrita Laika. Convertirla en el eje del relato aup¨¢ndola a la categor¨ªa de h¨¦roe a su pesar, pero desde una perspectiva realista, evitando caer en los peligros de la querencia antropomorfista disneyniana. La excusa de un lector potencial juvenil justifica y da coartada a la maniobra: la alegre perrita conecta con facilidad con un lector emocionalmente permeable, pero la opci¨®n realista evade caer en un indulgente -cuando no barato- sentimentalismo que practica con demasiada asiduidad toda una corriente de la historieta infantil y juvenil "de animalitos". A su vez, la aparentemente sencilla elecci¨®n tiene otra consecuencia afortunada: la ¨¦pica heroica que adormec¨ªa una mirada m¨¢s reflexiva ya no es posible. El protagonismo de un peque?o animal irracional rompe el hechizo y deja libre al autor para establecer otros niveles de protagonismo, as¨ª como trabajar con mayor profundidad en todo el apasionante entorno hist¨®rico, desde el principio de la competici¨®n espacial en la guerra fr¨ªa a la situaci¨®n pol¨ªtica, pasando por una interesante reflexi¨®n sobre el proceso cient¨ªfico y los hombres que lo hacen posible. Su dibujo sencillo, abigarrado de vi?etas en algunos momentos, es perfecto para el desarrollo de unos personajes que se mover¨¢n alrededor de la perrita para construir una historia en la que las ambiciones pol¨ªticas se entremezclan con el esp¨ªritu cient¨ªfico, revelando al p¨²blico una cara de la investigaci¨®n poco habitual, la que habla de personas con sentimientos humanos. Y Laika, la peque?a y alegre perra de rabo rizado, asiste como espectadora impotente al drama que protagoniza. De vez en cuando, Abadzis le da voz, m¨¢s que como humanizaci¨®n del personaje, como proyecci¨®n de las ilusiones de aquellos que la rodean. En la justa medida para actuar como impulso emotivo de una historia donde la ¨¦pica heroica se transforma en un drama realista, vibrante y conmovedor, que da una nueva perspectiva a esa ambici¨®n humana que llamamos la carrera espacial.
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