Coeficiente intelectual e instintos
El secreto es un atributo del poder, y Dan Brown ha escrito El s¨ªmbolo perdido en honor del secretismo de Estado. El escenario es la nueva Roma, Washington, una geometr¨ªa de palacios, templos, bibliotecas y criptas selladas. Fundada por masones, ahora sirve de campo para "la primigenia batalla entre el bien y el mal", por decirlo con palabras de Brown. El profesor de simbolog¨ªa Robert Langdon cree visitar el Capitolio para una conferencia sobre los s¨ªmbolos mas¨®nicos, pero va al encuentro de un escalofriante malvado, Mal'akh, ¨¢ngel ca¨ªdo, monje sadomasoquista, exterminador nacido en una c¨¢rcel turca. Dura una noche el torneo, en la agon¨ªa de un chantaje que tiene como v¨ªctimas a Langdon y al Gobierno norteamericano, y amenaza la vida de dos rehenes, los hermanos Peter y Katherine Solomon. Sabios, bellos y millonarios, han ca¨ªdo en manos de Mal'akh, y Mal'akh mutila, asfixia, estrangula, clava destornilladores en la garganta. Qu¨¦ pide el monstruo es menos preciso: un tesoro de alt¨ªsimos secretos, el ¨²ltimo s¨ªmbolo, algo as¨ª como "la palabra perdida, escrita en una lengua antigua, capaz de conferir un poder inimaginable a aquel que comprenda su verdadero significado". Lo que interesa es la intriga, la aventura, contrarreloj, como en un teleconcurso o un videojuego: una sucesi¨®n de pruebas, jerogl¨ªficos y criptogramas en forma de obras de arte, acertijos, cajas y anillos, cuadrados m¨¢gicos, una mano cortada, mapas que llevan al tesoro. El decorado incluye pir¨¢mides, calaveras, talismanes, puertas falsas. El ritmo es de pel¨ªcula, con acuciantes cambios de plano y tiempo narrativo, y el narrador no vacila en enga?ar al lector con tal de atizar la tensi¨®n y el misterio.
El s¨ªmbolo perdido
Dan Brown
Traducci¨®n de Claudia Conde,
Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªez y Aleix Montoto
Planeta. Barcelona, 2009
618 p¨¢ginas. 21,90 euros
El s¨ªmbolo perdido es una novela sobre la educaci¨®n de la juventud en el seno de la familia y el Estado. El monstruo Mal'akh es todav¨ªa, a la edad en que muri¨® Cristo, un muchacho caprichoso, loco por los tatuajes, el ejercicio f¨ªsico y los esteroides. Pertenece a la masa confusa. Ans¨ªa ese tesoro de conocimientos, "demasiado poderosos y peligrosos para los no iniciados", que debe guardarse lejos de las masas ignaras. Pero el contenido del saber oculto es lo de menos. Como dec¨ªa el conde Trelawney en La isla del tesoro: "?Qu¨¦ importa el tesoro! ?Es el encanto del mar lo que me arrebata!". Las novelas de Brown son un tesoro en s¨ª mismas, millones de libros vendidos, fuente de beneficios para Hollywood y la industria tur¨ªstica. No s¨¦ si el hecho de que El s¨ªmbolo perdido est¨¦ vertido al espa?ol por tres traductores (y al italiano por cinco) responde a las urgencias de su lanzamiento mundial, o a una operaci¨®n equivalente a la de dividir el mapa del tesoro en varias partes, de modo que nadie lo vea entero; en este caso, para que un solo traductor no pueda romper el secreto de la novela antes de su llegada al mercado.
El estilo lo da la ideolog¨ªa: Brown nos cuenta de una minor¨ªa riqu¨ªsima en ciencia, dinero y poder. Suya debe ser la propiedad del conocimiento en una realidad en la que, "despu¨¦s del Once de Septiembre", el Gobierno entra libremente en los ordenadores y tel¨¦fonos de los ciudadanos, y, siempre seg¨²n El s¨ªmbolo perdido, un departamento de la CIA vigila a sus propios miembros para que no incurran en acciones il¨ªcitas, "el uso de t¨¢cticas de tortura ilegales", por ejemplo. Lo dirige otro de los gui?olescos personajes de Brown, la inflexible fumadora Sato, hija de japoneses, de voz ronca y piel como de granito con moho. Mide metro y medio. Tiene "una repulsiva cicatriz (...), un elevad¨ªsimo coeficiente intelectual y unos instintos de escalofriante precisi¨®n". Salvar¨¢ a la humanidad de saber demasiado, porque es dif¨ªcil que los j¨®venes y los inmaduros entiendan lo que hacen sus mayores y, cuando creen imitarlos, se convierten en masones falsos, esp¨ªas, tramposos, torturadores salvajes, asesinos como Mal'akh.
Dan Brown escribe novelas pedag¨®gicas: nos ense?a cu¨¢l es la marca de ascensores de la Torre Eiffel o de los motores de un Falcon 2000EX, la altura del obelisco de Washington, la etimolog¨ªa de la palabra "corbata", la existencia de la ventilaci¨®n l¨ªquida total (VLT), muy ¨²til en las t¨¦cnicas de interrogatorio de la CIA, o el nombre del cuchillo con el que Abraham iba a sacrificar a su hijo y que ahora es el pu?al del monstruo. ?Qu¨¦ es la ciencia no¨¦tica? "Eslab¨®n perdido entre la ciencia moderna y la antigua m¨ªstica", es lo que estudia Katherine Solomon en el laboratorio m¨¢s secreto de Washington para responder a preguntas infatigables: ?Oye alguien nuestras oraciones? ?Hay vida despu¨¦s de la muerte? ?Tenemos alma? Katherine ha descubierto que la conciencia es una forma de energ¨ªa. El h¨¦roe, Robert Langdon, es esc¨¦ptico, como el lector, pero Katherine presenta pruebas: su laboratorio ha pesado el alma de un muerto. Y otra mujer, Sato, dicta entre humo otra lecci¨®n fundamental: cuando un alto funcionario de la CIA le hable de seguridad nacional, "d¨¦jese todas las imbecilidades en Cambridge", se?or Langdon.
El s¨ªmbol perdut. Traducci¨®n de Imma Estany. Emp¨²ries. Barcelona, 2009. 627 p¨¢ginas. 21,90 euros
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