Nuevo depredador, misma v¨ªctima
Con Ra¨²l en el banquillo el ejecutor del Atl¨¦tico fue Kak¨¢
Kak¨¢ apareci¨® en los contornos de la media luna del ¨¢rea como esos leones solitarios que se internan en el territorio que, d¨ªas antes, estuvo ocupado por otro macho alfa. No hay comida para dos depredadores en un ecosistema tan fr¨¢gil, tan peque?o. El carril del eje del campo, ese que une la media luna con el c¨ªrculo central, era, hasta hace una semana, el parque nacional de Ra¨²l. Pisando la media luna marc¨® el capit¨¢n su primer gol en la Liga, en 1994. Se lo hizo al Atl¨¦tico hace 15 a?os. Ayer, la sabana ya no era suya. Por esa pradera, en las proximidades de la l¨ªnea curva de cal, deambulaba un extra?o. Era Kak¨¢. Ese paulista con cara de ni?o, risue?o, fino y largo, cuya especialidad es el tiro de media distancia. Cleber, el guardia que lo segu¨ªa, le concedi¨® un metro de gracia cuando no hab¨ªan transcurrido cinco minutos de partido. Como para no perder la costumbre, el Atl¨¦tico afloj¨® nada m¨¢s empezar. Kak¨¢ no se hizo de rogar. Control¨®, se acomod¨®, arm¨® la pierna y mientras sus vigilantes miraban remat¨® con la derecha. El bal¨®n hizo una par¨¢bola perfecta, vol¨® con la violencia justa, como para darle emoci¨®n al instante, y se col¨® por la escuadra derecha. Asenjo hizo la palomita por cumplir con la audiencia. Desde que Kak¨¢ arm¨® la pierna, todos los gestos de sus oponentes fueron en vano. Ya era tarde. Tarde para casi todo. Hasta para remontar.
Pellegrini ha dado con la tecla. El esfuerzo de la plantilla da un resultado coherente
El Calder¨®n ha sido el escenario de algunos de los partidos m¨¢s memorables de Ra¨²l. Uno de sus campos sagrados. Ayer, Pellegrini resolvi¨® dejarlo en el banquillo por tercer partido consecutivo. Y, por tercer partido consecutivo en esta temporada, el Madrid se impuso a su adversario con autoridad. Sin ahogos. El desenlace del derby fue una mala noticia para Ra¨²l, que ve c¨®mo se va quedando irremisiblemente fuera del equipo. La estad¨ªstica es definitiva. Nunca desde la temporada de su debut, la 1994-95, hab¨ªa sido suplente tres veces seguidas. A sus 33 a?os, el hombre debe vislumbrar que lo que le queda por delante es algo parecido a una larga despedida.
El gol de Kak¨¢ hundi¨® a la hinchada del Calder¨®n en su habitual melancol¨ªa de los derbies. La gente pas¨® de la exaltaci¨®n al silencio, y el Madrid se acomod¨®. Se lo pudo permitir. Pellegrini ha dado con la tecla. En el esquema que inaugur¨® contra el Getafe, los futbolistas sienten que sus esfuerzos se traducen en un resultado coherente. Corren menos, pero son m¨¢s eficaces. Con la retirada de Ra¨²l, el medio campo se ha organizado mejor. Benzema se queda en punta mientras los dem¨¢s colaboran con Lass y Xabi. En la banda derecha, Higua¨ªn trabaja como un extremo. En la izquierda, se ofrece Marcelo como un interior. Lass y Xabi ayudan a la defensa y, en caso de necesidad, cuando los medios basculan, Kak¨¢ baja para colocarse por delante de los centrales. El mecanismo empieza a funcionar con naturalidad y todos los jugadores ofrecen su mejor versi¨®n. Pellegrini resopla. Despu¨¦s de tres meses, su labor empieza a relucir.
Pellegrini hab¨ªa resuelto cambiar a Higua¨ªn despu¨¦s del minuto 60, cuando Perea peg¨® un patinazo. El central colombiano se ofusc¨® cuando sacaba el bal¨®n jugado y acab¨® por entreg¨¢rselo al argentino, que lo fue a presionar. Higua¨ªn se lo llev¨® como un cohete. Directo al primer palo. Asenjo le sali¨® a achicar el espacio pero el delantero se lo cruz¨® al otro palo con la izquierda. Fue un buen gol. Fue el 0-3, y su tercer gol en el Calder¨®n por tercera temporada consecutiva. El de ayer lo meti¨® en el momento justo. Ra¨²l esperaba para entrar, en la banda, y el cuarto ¨¢rbitro preparaba el cartel que le anunciaba la salida. Al Pipa no le quedaba m¨¢s de un minuto. Fue suficiente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.