"Nadie habr¨ªa disparado"
Gorbachov explica que el plan de la RDA, aceptado por la URSS, era la confederaci¨®n de las dos Alemanias, pero fue rechazado. Seg¨²n el hombre que facilit¨® la reunificaci¨®n, no hizo falta ordenar que no se disparase contra la gente que cruz¨® el muro: nadie lo hubiera hecho
Veinte a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, entre Rusia y Occidente "se ha construido otro muro nuevo a causa de las diferentes valoraciones de la guerra fr¨ªa". Lo afirma Mija¨ªl Gorbachov, el hombre que hizo posible aquel acontecimiento. "El principal error de Occidente es creer que ha vencido a Rusia, y que lo ha hecho sin disparar un tiro ni gastar un c¨¦ntimo", sentencia quien fuera l¨ªder de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, primero como secretario general del PCUS (el partido comunista) y luego como ¨²nico presidente de aquel Estado desaparecido en 1991. Desde la atalaya de sus 78 a?os, el art¨ªfice del rumbo de apertura y reformas conocido por la perestroika mira tanto hacia la historia como hacia el futuro. El oto?o est¨¢ cargado de conmemoraciones que le suponen una pesada carga f¨ªsica y psicol¨®gica, ya que tienen que ver no s¨®lo con la pol¨ªtica, sino tambi¨¦n con su biograf¨ªa personal. En septiembre se cumpli¨® una d¨¦cada del fallecimiento de su esposa Ra¨ªsa, v¨ªctima de la leucemia. Entre viaje y viaje, Gorbachov recibe a EL PA?S en el despacho de su fundaci¨®n en Mosc¨². Bromea como un adolescente y est¨¢ de buen humor.
"Creo que se sacaron consecuencias equivocadas tras la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica"
"No me gusta cuando Medv¨¦dev se pone la m¨¢scara de duro, pero ¨¦l desea una Europa unida y democr¨¢tica"
"Sin un sistema electoral representativo y eficaz no conseguiremos que Rusia avance con ¨¦xito"
Pregunta. ?La reunificaci¨®n de Alemania podr¨ªa haberse gestionado de otro modo?
Respuesta. En el oto?o de 1989, los pa¨ªses del Este estaban haciendo sus respectivas revoluciones y eligiendo su camino, pero Alemania parec¨ªa maldita. Sin embargo, tres meses despu¨¦s de que Helmut Kohl y yo dij¨¦ramos que el problema de Alemania quedaba para el siglo XXI, todo se precipit¨®. El plan de Hans Modrow [el jefe de Gobierno de la RDA] era una confederaci¨®n y nosotros lo aceptamos. Si hubiera funcionado, se hubiera avanzado paulatinamente, pero, a fines de diciembre, Modrow me dijo que en Alemania lo quer¨ªan todo ya de inmediato y que nadie aceptaba aquel planteamiento.
P. ?Hubiera podido Erich Honecker salvar la RDA?
R. Honecker dej¨® pasar el momento. ?l cre¨ªa que ya hab¨ªa hecho su perestroika. La reunificaci¨®n se hubiera producido de todas maneras, aunque progresivamente.
P. ?Los conservadores en la URSS y otros pa¨ªses comunistas se opusieron de forma organizada a la reunificaci¨®n alemana?
R. Puede que hablaran mucho despu¨¦s de aquellos acontecimientos, pero no se opusieron cuando los alemanes salieron a la calle. Yegor Ligachov
[el l¨ªder del sector conservador del PCUS] particip¨® en todas las discusiones sobre el tema. Los que s¨ª plantearon sus objeciones a tiempo fueron el presidente franc¨¦s Fran?ois Mitterrand y la primera ministra brit¨¢nica Margaret Thatcher, pero ambos firmaron despu¨¦s todos los acuerdos y no se manifestaron en contra. Lo que quer¨ªan era utilizar a la URSS y a Gorbachov para que las tropas intervinieran y pusieran orden.
P. ?Qu¨¦ estaban dispuestos a hacer Mitterrand y Thatcher para impedir la uni¨®n de Alemania?
R. Mitterrand dec¨ªa que los alemanes le gustaban tanto que quer¨ªa dos Alemanias y Thatcher les ten¨ªa miedo. Alemania hoy siente su fuerza econ¨®mica, pero no es una amenaza y se comporta de forma responsable en la pol¨ªtica mundial.
P. ?Cu¨¢ndo les dijo por primera vez a los dirigentes de Europa del Este que eran libres de practicar su propia pol¨ªtica y que la doctrina Br¨¦znev de la soberan¨ªa limitada se hab¨ªa acabado?
R. Cuando enterramos a Konstant¨ªn Chernenko
[l¨ªder de la URSS fallecido en marzo de 1985] y despu¨¦s en unas sesiones consultivas del Pacto de Varsovia. O sea que se lo dije dos veces a principios de 1985.
P. He le¨ªdo que usted supo de la ca¨ªda del muro en la ma?ana del 9 de noviembre por una llamada telef¨®nica del embajador en Alemania. ?Vio c¨®mo se agrietaba el muro por la CNN?
R. No ten¨ªa la CNN. Los sucesos de aquella noche no fueron una sorpresa. Los acontecimientos fueron cobrando envergadura y estaba claro que nadie pod¨ªa disparar cuando el muro se abri¨®.
P. ?Usted dio orden a las tropas sovi¨¦ticas de que no dispararan?
R. No hac¨ªa falta. Era uno de los puntos de mi pol¨ªtica de no injerencia en los asuntos internos de nuestros vecinos.
P. ?Hay datos secretos de la unificaci¨®n de Alemania?
R. Hay otras cosas que no puedo contar, pero en ese tema no hay ning¨²n secreto y considero que es uno de los ejemplos m¨¢s exitosos de la pol¨ªtica mundial. Debatimos mucho sobre los peligros, pero todo transcurri¨® de forma ideal.
P. Otro gran art¨ªfice de la perestroika es Eduard Shevardnadze, su ministro de Exteriores y ex presidente de Georgia. ?Se relaciona con ¨¦l?
R. Rara vez. Le felicito por su cumplea?os y hablamos ocasionalmente por tel¨¦fono, pero fue un buen ministro de Exteriores para mi ¨¦poca.
P. ?Cree usted que Barack Obama es un nuevo Gorbachov, en el sentido de que aporta un nuevo pensamiento, es decir, que Obama es con relaci¨®n a George Bush lo que Gorbachov fue con relaci¨®n a Br¨¦znev?
R. Los pa¨ªses y las ¨¦pocas son diferentes. ?sta es una ¨¦poca que invita a trabajar y en la m¨ªa hab¨ªa que comenzar a mover una pesada piedra tanto en pol¨ªtica interior como exterior y mucho m¨¢s con relaci¨®n a Estados Unidos. En solitario nunca podr¨ªa haber hecho lo que hice. En el partido hab¨ªa gente que me apoyaba. Una de las caracter¨ªsticas de la URSS era que la reforma en aquel tiempo s¨®lo se pod¨ªa empezar desde arriba y que la sociedad necesitaba de cambios. Cuando muri¨® Chernenko, reun¨ª a los miembros del Politbur¨® [el m¨¢ximo organismo directivo del PCUS] a las once de la noche para disponer sobre el entierro y as¨ª, de paso, se plante¨® un tema que ya hab¨ªa madurado. Se me ocurri¨® pedirle a Andr¨¦i Gromiko [ministro de Exteriores de la URSS] que nos vi¨¦ramos media hora antes que los dem¨¢s. Se nos hab¨ªan muerto tres secretarios generales seguidos y eso afectaba al estado de ¨¢nimo de la poblaci¨®n. Le dije que no pod¨ªamos posponer los cambios que hab¨ªan madurado y que deb¨ªamos unir nuestros esfuerzos y actuar. ?l me dijo que estaba totalmente de acuerdo. A veces las cosas suceden as¨ª. Se discute sobre algo decenas de a?os, siglos incluso, y luego, de repente... Hace tres a?os, ante miles de personas, en una de esas conferencias de pago que doy, un joven que parec¨ªa listo me pidi¨® consejo. Le dije que me parec¨ªa que EE UU necesitaba una perestroika norteamericana y la sala se levant¨® y aplaudi¨®. Observ¨¦ atentamente la campa?a de Obama, que me gust¨® mucho. Obama tiene las mismas convicciones democr¨¢ticas que me mov¨ªan a m¨ª y para ¨¦l tambi¨¦n los cambios han madurado, y en ese sentido s¨ª podemos decir que hay un paralelismo con la perestroika.
P. Su idea de la "Casa Com¨²n Europea desde Vancouver a Vladivostok" no pudo realizarse y la Carta de Par¨ªs, firmada en noviembre de 1990 por los Estados de la CSCE (hoy OSCE) se qued¨® en nada. ?Se plantean los presidentes Medv¨¦dev y Obama ahora los principios de aquel documento?
R. Efectivamente. Me alegra que Medv¨¦dev se plantee tambi¨¦n los temas globales europeos. No es posible distanciarse de lo que aprobamos entonces. En 1989, ante el Consejo de Europa, dije que este continente deb¨ªa ser nuestra casa com¨²n y no un teatro de acciones b¨¦licas. Pero perdimos una oportunidad tras la guerra fr¨ªa y apareci¨® de nuevo otra l¨ªnea divisoria. Mire ese grupo de pol¨ªticos formado por Aleksandr Kwasniewski, V¨¢clav Havel y otros que se dirigieron a Obama con exigencias hacia Rusia. Siento verg¨¹enza ajena. Creo que se sacaron muchas consecuencias equivocadas tras la desintegraci¨®n de la URSS. Dijeron que la OTAN no avanzar¨ªa hacia el Este y que no habr¨ªa peligro para nadie, pero, de repente, comenzaron a aceptar a otros pa¨ªses del Este en la OTAN y lo justifican diciendo que el Estado al que le hicieron esas promesas ya no existe. Es un truco barato.
P. Cuando Medv¨¦dev habla de la arquitectura de seguridad europea, ?sus palabras tienen contenido real o se trata de una f¨®rmula ret¨®rica?
R. Medv¨¦dev es una persona inteligente, de convicciones democr¨¢ticas, bien educado e informado. A m¨ª me parece -y se lo aconsejar¨ªa- que no debe intentar parecer que es tan decidido y duro. No es eso lo que necesita el pa¨ªs, ni Europa ni el mundo. ?l desea una Europa unida y democr¨¢tica y que unamos nuestros esfuerzos con los estadounidenses, porque en solitario nadie resolver¨¢ ning¨²n desaf¨ªo global. Parece que a¨²n no se comprende que no es posible una seguridad para unos y otra para otros.
P. No puede decirse que la democracia haya avanzado en Rusia bajo el mandato de Putin y el de Medv¨¦dev.
R. Puede que tenga raz¨®n, pero lo que yo digo -y lo subrayo- tiene que ver con el contenido esencial. He sido un dem¨®crata convencido y eso me ha causado tropiezos, sobre todo porque no quise usar m¨¦todos no democr¨¢ticos con Yeltsin [el fallecido presidente ruso]
. Pero todos se salen a veces de sus casillas. No hay nadie ideal. No me gusta cuando Medv¨¦dev se pone la m¨¢scara de duro; no es necesario; lo importante es la fuerza de las convicciones, de tus ideas. Si la gente ve que pones convicci¨®n y esfuerzo, te seguir¨¢ e incluso te perdonar¨¢ si te equivocas. A Putin se le perdona mucho porque en un comienzo hizo mucho para evitar que Rusia se desintegrara y luego le lleg¨® la lluvia de d¨®lares que dio posibilidad de hacer cosas. Pero en su segundo mandato no utiliz¨® esas posibilidades, es decir, no realiz¨® la modernizaci¨®n que el pa¨ªs necesitaba y tampoco hizo todo lo que podr¨ªa haber hecho en el plano internacional. Su discurso de M¨²nich marca la diferencia entre el primer mandato y el segundo. Los dem¨®cratas occidentales ilustrados se sorprendieron e hicieron una mueca de desagrado como si fueran una asamblea de nobles ante la cual hubiera acudido alguien con zapatos sucios. ?Tonter¨ªas! Dijo cosas correctas, porque se fregaron los pies en Rusia y la descuidaron tanto que Rusia se retras¨® 15 a?os. Pero los rusos sacaron conclusiones. Cavilaron largamente, pero las sacaron. La esperanza de nuevas relaciones con EE UU, con Occidente, aquella euforia no dio nada. Todos deseaban que Rusia fuera d¨¦bil para poder hacer lo que quer¨ªan. Esto ha quedado en la memoria de la gente, por eso apoyan a Putin incluso cuando se le pasa la mano.
P. ?Acaso no ha contribuido a la aparici¨®n de otro muro el retroceso de la democracia que comenz¨® con Putin y contin¨²a con Medv¨¦dev?
R. La democratizaci¨®n est¨¢ en marcha, pese a que yo soy uno de los que m¨¢s critica su falta. El sistema electoral ha sido revisado para asegurar la victoria de Rusia Unida, que es un instrumento de determinada gente, y eso no es correcto, y lleg¨® Medv¨¦dev y tambi¨¦n hizo cosas por el estilo, por ejemplo, prolong¨® el plazo presidencial. Yo lo critico e incluso escrib¨ª un art¨ªculo en Ross¨ªiskaya Gazeta. Sin crear un sistema electoral efectivo y representativo que funcione y un sistema democr¨¢tico, no conseguiremos hacer que Rusia avance con ¨¦xito. Cualquier avance exige participaci¨®n de la gente, y eso es la democracia, la gente debe saber, participar y tener derecho a decidir. Me gust¨® lo que sucedi¨® en Jap¨®n; la gente observ¨®, observ¨® y al final el partido en el Gobierno fue derrotado, pero all¨ª lo permite el sistema democr¨¢tico. En cambio, aqu¨ª, el actual sistema electoral no lo permite. ?ste es el tema que hay que resolver antes de nuevas elecciones, pero ellos tratan de disminuirlas; primero introdujeron la ratificaci¨®n y luego el nombramiento de los gobernadores [en lugar de elegirlos en votaci¨®n popular]
liquidaron tambi¨¦n los distritos mayoritarios y resulta entonces que los ciudadanos no pueden realizar sus derechos constitucionales. ?Y las elecciones moscovitas, c¨®mo se organizaron? Vetaron a candidatos para no molestar a Yuri Luzhkov.
P. ?Cree usted que hay una consigna en los medios de comunicaci¨®n oficiales para criticar o silenciar la perestroika?
R. Los historiadores escriben lo que desean los dirigentes. Por ahora, las cosas son as¨ª. Pueden escribir de la ¨¦poca de Br¨¦znev, de Andr¨®pov, que gobern¨® s¨®lo unos d¨ªas, pero la perestroika no existe en los manuales de Historia. Se hace conscientemente. Recordemos la campa?a electoral en la ¨¦poca de la perestroika, en 1989. Todo el pa¨ªs particip¨®. No hubo ninguna falsificaci¨®n, ni ¨®rdenes por parte del Gobierno. Y por cada esca?o compet¨ªan hasta decenas de candidaturas. ?Y ahora? Ya ve qu¨¦ partidos hay... Pero nos abrimos camino, porque la campa?a antialcoh¨®lica, lo m¨¢s maldito de la pol¨ªtica de Gorbachov, ahora se pone como ejemplo y dicen que se salv¨® a mucha gente de morir v¨ªctima del alcohol.
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