Cuando estudiar es una lucha
Una encuesta del INE refleja un notable aumento de la cifra de discapacitados que llegan a la Universidad, pero las barreras siguen siendo dif¨ªciles de sortear
Hay muchos j¨®venes a los que hay que insistirles, darles todas las oportunidades y v¨ªas posibles para que estudien. Hay otros, sin embargo, que se empe?an en estudiar a pesar de las enormes dificultades que encuentran a su paso. "Es una lucha constante", dice Lourdes Acosta, sevillana de 20 a?os y estudiante de 3? de Derecho. No puede utilizar las piernas, tiene un solo brazo y cuatro dedos en la mano. Su madre la lleva cada d¨ªa en coche desde Utrera, donde vive, a la facultad de la Pablo de Olavide, a unos 30 kil¨®metros, y se queda toda la jornada junto a ella, ayud¨¢ndola en lo que necesite. Pero ahora, su padre se ha quedado en paro y las ayudas econ¨®micas no son suficientes: "S¨¦ que ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil para mis padres que yo me quedase en casa, pero ellos me animan a seguir, y mi novio, tambi¨¦n", dice.
Muchos campus facilitan matriculaciones gratuitas
El cuello de botella sigue estando en la educaci¨®n obligatoria
La mayor¨ªa de estos alumnos est¨¢n matriculados en la UNED
La legislaci¨®n, los medios y los avances t¨¦cnicos impulsan la mejora
El n¨²mero de personas con discapacidad que llegan a la Universidad aumenta a?o a a?o. No hay datos oficiales, pero, por ejemplo, en la Complutense, el campus presencial m¨¢s grande de Espa?a, la cifra se ha doblado desde 2003, hasta 565. En los campus andaluces pasaron de 134 en 2004 a 1.380 en 2007. Seg¨²n la encuesta del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) sobre discapacidad en Espa?a, publicada la semana pasada, la cifra ascender¨ªa a 15.000 universitarios con discapacidad; en 1999 se calcularon 9.300.
Se trata de una proyecci¨®n hecha a partir de la encuesta, y la cifra real puede estar por debajo, dice el experto del Centro de Atenci¨®n a Universitarios con Discapacidad de la UNED Juan Gonz¨¢lez-Bad¨ªa. Pero tanto ¨¦l como la responsable de la Comisi¨®n de Educaci¨®n del Comit¨¦ Espa?ol de Representantes de Minusv¨¢lidos (Cermi), Mar¨ªa Luz Sanz, est¨¢n de acuerdo en que las cosas est¨¢n mejorando gracias a legislaci¨®n y al aumento de medios. Tambi¨¦n gracias a los avances t¨¦cnicos y cient¨ªficos (la detecci¨®n precoz de las discapacidades, tratamientos o nuevos aparatos de apoyo). Pero tambi¨¦n est¨¢n de acuerdo en que a¨²n queda mucho por hacer.
La mayor¨ªa de los universitarios con discapacidad estudian en la UNED, unas 5.300 personas este a?o. La educaci¨®n a distancia es quiz¨¢ la opci¨®n m¨¢s factible, pero hay muchos alumnos que no quieren renunciar a la experiencia del campus presencial. Es el caso de Alba Ga?¨¢n, madrile?a de 21 a?os, estudiantes de 4? de Filolog¨ªa ?rabe en la Complutense de Madrid, que sufre distrofia muscular y tiene que desplazarse en silla de ruedas. En 2006, a punto de terminar el Bachillerato con matr¨ªcula de honor (luego sacar¨ªa sobresaliente en Selectividad), parec¨ªa casi imposible: viv¨ªa en San Fernando de Henares, a 17 kil¨®metros de la capital, distancia que le era imposible recorrer a diario en transporte p¨²blico, y su madre no pod¨ªa pagar uno privado. Tampoco las becas y ayudas a su alcance se lo permit¨ªan.
Tras la publicaci¨®n de su caso, la soluci¨®n fue trasladarse al Colegio Mayor Juan Luis Vives, en Madrid, donde la mitad del alojamiento lo pagar¨ªa la Fundaci¨®n ONCE. Hoy est¨¢ en 4?, sigue obteniendo unas notas brillantes y, entre una beca de Universia y lo que saca dando clases particulares de idiomas, se mantiene. Est¨¢ feliz por todo lo que ha hecho y la gente que ha conocido en la facultad. Le ayudan en distintos momentos del d¨ªa, para realizar algunas tareas, profesionales de un programa de la Comunidad de Madrid. Lo que no ha usado nunca es el de la Complutense, que consiste en aprobar cr¨¦ditos a los alumnos que ayuden a sus compa?eros con discapacidad.
S¨ª lo usa Jes¨²s Argumedo, alumno de 21 a?os de 2? de Publicidad y Relaciones P¨²blicas con una discapacidad visual del 76%. Cinco amigas le empezaron a echar una mano desinteresadamente el a?o pasado, y ¨¦ste, Jorge ha insistido en que les den los cr¨¦ditos por ayudarle. Las cosas le van bien, dice, pero a¨²n encuentra problemas cuando los profesores entregan fotocopias (son dif¨ªciles de escanear para que ¨¦l pueda trasladar su contenido al programa de voz) o porque no puede acceder a los recursos de Internet.
"A¨²n queda mucho por hacer", insiste Mar¨ªa Luz Sanz. Para empezar, porque las grandes dificultades est¨¢n antes de llegar a la Universidad. A medida que los chavales van creciendo, la educaci¨®n va dejando a muchos por el camino: en Primaria, los alumnos con discapacidad son el 2% del alumnado; en la ESO, el 1,8%, y en Bachillerato y FP, el 0,1% y el 0,2%, respectivamente, seg¨²n los datos del Ministerio de Educaci¨®n.
Los apoyos de profesionales pedagogos y terapeutas van disminuyendo seg¨²n avanzan las etapas, se quejan los profesionales, y si ocurre entre Primaria y Secundaria, los escalones de educaci¨®n obligatoria en los que las administraciones deben asegurar todos los medios necesarios, m¨¢s todav¨ªa cuando llega el Bachillerato o la FP. Aunque, de alguna manera, al compartir el espacio del instituto, las cosas son un poco m¨¢s f¨¢ciles. As¨ª, llegar a la Universidad supone empezar a escarbar en un mar de recursos dispersos y heterog¨¦neos.
Pero es innegable que ha habido grandes avances en los ¨²ltimos a?os, en el marco de reforma de la ley de universidades. Adem¨¢s de la matr¨ªcula gratis, la mayor¨ªa de las universidades p¨²blicas tiene ya servicios espec¨ªficos de atenci¨®n a los estudiantes discapacitados, m¨¢s de la mitad tienen ayudas para el transporte (las andaluzas, canarias, valencianas o las castellanomanchegas, por ejemplo) o cada vez m¨¢s tienen m¨¢s apoyos y tutores, como el programa de la Complutense, seg¨²n un reciente estudio hecho por Gonz¨¢lez-Bad¨ªa. Unas medidas que probablemente est¨¢n teniendo un efecto llamada para animar a m¨¢s gente.
Pero los problemas siguen ah¨ª, representando una peque?a lucha diaria para muchos alumnos y sus familias. Problemas como la falta de recursos, o cuestiones b¨¢sicas como la accesibilidad. Javier del Pozo, alumno de 35 a?os de 3? de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona, se quej¨® hace tres cursos de varios problemas en la rampa de acceso, la entrada a las clases y la falta de mesas que pudiera usar: es tetrapl¨¦jico y se desplaza en silla de ruedas. Lo de las mesas se arregl¨®, dice, lo dem¨¢s no, pero desisti¨® porque hab¨ªa alternativas. Javier no ve grandes cambios, pero tampoco grandes dificultades, aunque tal vez s¨ª una normalizaci¨®n y visibilidad mayor de la discapacidad, no s¨®lo en la facultad, sino simplemente paseando por la calle. ?se es otro avance. Faltan muchos m¨¢s.
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