A la caza del 'Alakrana'
La Armada intent¨® provocar una aver¨ªa en el atunero antes de que llegara a la costa - El Gobierno pretend¨ªa forzar una negociaci¨®n en alta mar con los secuestradores
La suerte del Alakrana, el atunero vasco secuestrado con 36 marineros a bordo el pasado 2 de octubre, se jug¨® en 48 horas, en una desesperada carrera por impedir que los piratas consiguieran llegar con su bot¨ªn hasta la costa de Somalia. Fue aquel fin de semana, hace ya 44 d¨ªas, cuando se adoptaron las decisiones que han convertido el caso en un embrollo jur¨ªdico de dif¨ªcil salida y una v¨ªa de agua en la l¨ªnea de flotaci¨®n del Gobierno.
La Armada espa?ola nunca se plante¨® asaltar el pesquero. Aunque la fragata Canarias lleva un equipo de Guerra Naval Especial, integrado por 18 militares (especialistas en t¨¦cnicas como el buceo de combate o el fast-rope, que consiste en descolgarse con cuerdas desde un helic¨®ptero) la presencia en el Alakrana de 13 piratas armados con bazookas, fusiles Kal¨¢shnikov y pistolas hac¨ªa inasumible el riesgo de un rescate por la fuerza.
El buque franc¨¦s que llevaba a los dos detenidos fue atacado por piratas
Francia entreg¨® a Puntlandia a los somal¨ªes que atacaron su barco
"Cada uno hizo lo correcto, pero nadie pens¨® en el objetivo: liberar a los rehenes"
El plan era m¨¢s inocuo. Se trataba de inducir una aver¨ªa en el atunero, accidental en apariencia, que lo dejara sin gobierno en alta mar. La Canarias se acercar¨ªa a una distancia prudente y ofrecer¨ªa su auxilio a los desafortunados piratas, que se encontrar¨ªan sin posibilidad de llegar a puerto ni recibir refuerzos. A partir de ese momento, se abrir¨ªa la negociaci¨®n, pero en unas condiciones muy diferentes a las que se dieron luego.
El plan s¨®lo ten¨ªa un inconveniente. Para ejecutarlo era preciso que la fragata alcanzara al Alakrana y ¨¦ste se encontraba a 800 millas de distancia, muy lejos de la zona de seguridad que el Ministerio de Defensa hab¨ªa designado a los armadores.
Tras la notificaci¨®n del secuestro, que se produjo a las 5.30 del viernes, el comandante de la Canarias recibi¨® orden de dirigirse a toda m¨¢quina al encuentro del atunero. A una velocidad de 22 nudos, necesitaba casi 40 horas para llegar al lugar del abordaje. Naturalmente, los piratas no se quedaron a esperarla, sino que se dirigieron a la costa de Somalia, a 413 millas en l¨ªnea recta. A¨²n as¨ª, el empe?o no era imposible, pues navegaban muy despacio, a unos siete nudos.
El panorama cambi¨® inesperadamente a primera hora del s¨¢bado. El radar de la fragata detect¨® un s¨²bito aumento de la velocidad del atunero, que se dobl¨® hasta alcanzar los 14 nudos. ?Qu¨¦ hab¨ªa pasado? La respuesta la dieron las im¨¢genes transmitidas por un avi¨®n de patrulla mar¨ªtima P-3 Orion del Ej¨¦rcito del Aire espa?ol. El esquife que el Alakrana ven¨ªa remolcando desde que se produjo el secuestro se hab¨ªa soltado. El avi¨®n lo localiz¨® con dos tripulantes navegando rumbo oeste, hacia la costa m¨¢s pr¨®xima de Somalia, mientras el atunero iba en direcci¨®n noroeste, hacia Haradhere, al norte de Mogadiscio.
Con dos objetivos, en vez de uno, se concluy¨® que ya no era posible alcanzar al Alakrana antes de que se adentrase en aguas peligrosas y se opt¨® porque la fragata persiguiera al esquife.
Fue la primera decisi¨®n. La segunda, y m¨¢s importante, detener a los dos piratas del esquife. El Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS), el servicio secreto militar, elev¨® una nota en la que desaconsejaba las detenciones, por el riesgo de represalias hacia los secuestrados y porque pod¨ªa complicar la negociaci¨®n del rescate.
No consta que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) -es decir, el principal servicio secreto- hiciera escrito alguno. No hac¨ªa falta, pues su director, el general en la reserva F¨¦lix Sanz, formaba parte del minigabinete de crisis dirigido por la vicepresidenta primera, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, junto a los ministros de Defensa, Carme Chac¨®n, Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, y Medio Ambiente, Rural y Marino, Elena Espinosa, as¨ª como el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Julio Rodr¨ªguez. Fue este ¨²ltimo quien orden¨® al comandante de la Canarias efectuar las detenciones. La decisi¨®n fue "asumida por unanimidad", y por tanto a posteriori, por la c¨¦lula de coordinaci¨®n.
Lo sorprendente es que, pese a tratarse de un secuestro, el Ministerio del Interior, que tiene los mejores expertos en la materia, nunca ha formado parte de esta c¨¦lula. Tampoco de otra, a nivel t¨¦cnico, que integraron altos cargos de los mismos departamentos para seguir la crisis.
Desde el punto de vista de la Armada, la captura de los dos piratas era no s¨®lo una obligaci¨®n legal -se trataba de presuntos delincuentes pillados in fraganti, o casi- sino tambi¨¦n de un premio de consolaci¨®n tras haberse escapado el Alakrana. Las primeras explicaciones p¨²blicas sobre el secuestro las dio el general Jaime Dom¨ªnguez Buj, jefe del Mando de Operaciones, como si se tratara de un asunto militar, sin implicaciones pol¨ªticas.
Pero el problema de qu¨¦ hacer con los detenidos era pol¨ªtico. Y de mucho calado. Tras su captura -a las nueve de la noche del s¨¢bado, a 120 millas de Somalia, en una operaci¨®n en la que un pirata result¨® herido leve por un disparo- el capit¨¢n de la Canarias dispon¨ªa de 24 horas para comunicarla al juez, so pena de enfrentarse a una posible denuncia por detenci¨®n ilegal, seg¨²n un informe jur¨ªdico elaborado en junio pasado por Defensa.
Pero no pod¨ªa acusarse a nadie de un secuestro que no se hab¨ªa denunciado, por lo que De la Vega se puso en contacto con el ministro de Justicia, Francisco Caama?o, quien orden¨® al jefe de la Abogac¨ªa del Estado, Joaqu¨ªn de Fuentes, que presentara una denuncia. Seg¨²n fuentes gubernamentales, Caama?o recurri¨® a De Fuentes despu¨¦s de que la fiscal¨ªa declinase presentar la denuncia por no ver claras las consecuencias que tendr¨ªa traer a los piratas a Espa?a.
El escrito de la Abogac¨ªa del Estado entr¨® en el juzgado de guardia de la Audiencia Nacional, a cargo del juez Baltasar Garz¨®n, a las 2.20 del d¨ªa 4. La denuncia no se basaba, como ser¨ªa l¨®gico, en los informes del Ministerio de Defensa, sino en las noticias de prensa: "Como es p¨²blico y notorio, por haber sido profusamente recogido por los medios de comunicaci¨®n, el buque Alakrana [...] ha sido capturado por piratas en las costas de Somalia", argumentaba. En su opini¨®n, la competencia para enjuiciar estos hechos correspond¨ªa "inicialmente" a la Audiencia Nacional, "sin perjuicio de lo que pueda resultar de los tratados o convenios" internacionales.
No hubo un verdadero debate sobre la posibilidad de entregar a los dos detenidos a Kenia, como se hizo con los 13 piratas capturados en mayo por el petrolero Marqu¨¦s de la Ensenada. El Ministerio de Defensa daba por sentado que podr¨ªa aplicarse el convenio de la UE con dicho pa¨ªs africano, pero consider¨® que se trataba de un tema jurisdiccional fuera de su competencia y nadie pidi¨® un an¨¢lisis jur¨ªdico de las distintas opciones.
Seg¨²n la ins¨®lita nota que difundi¨® el jueves ?ngel Juanes, presidente de la Audiencia Nacional, Garz¨®n "desconoc¨ªa que existiera intenci¨®n de traslado de aquellos [detenidos] a un tercer pa¨ªs", por lo que el lunes, tras recabar informe de la fiscal¨ªa, orden¨® la presentaci¨®n de los detenidos ante el juzgado.
"Cuando se cumple la ley no se comete ning¨²n error", aleg¨® el viernes la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega, para defenderse. Una fuente que sigui¨® todo el proceso resume: "Cada uno hizo lo correcto, de forma que no se le pudiera reprochar nada, pero nadie consider¨® si los pasos que se iban dando eran coherentes con el objetivo principal: rescatar a los 36 secuestrados". Con su traslado a Espa?a, los detenidos pasaban de ser una baza ante los piratas a un obst¨¢culo de consecuencias imprevisibles. ?Hab¨ªa otra alternativa?
La peripecia de Cabdiweli Cabdullahi, alias Abdu Willy, y Raageggesey Hassan Hajy, los dos piratas capturados, no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar. Su entrega a la Audiencia Nacional se complic¨® con un incidente inesperado. La Canarias no pod¨ªa alejarse del Alakrana, al que vigilaba desde unas 35 millas, por lo que, tras pedir el apoyo de Francia, los detenidos fueron transbordados al buque de aprovisionamiento La Somme. En la noche del martes al mi¨¦rcoles, a unas 250 millas de la costa, el buque de guerra fue atacado por dos lanchas piratas, que lo confundieron con un petrolero civil. Los militares franceses pusieron en fuga a una embarcaci¨®n y capturaron a la otra, con cinco ocupantes. As¨ª, La Somme sigui¨® su ruta con siete detenidos: dos de los espa?oles y cinco propios.
La diferencia es que los primeros fueron llevados a la base de Yibuti, para su traslado a Madrid en un avi¨®n H¨¦rcules del Ej¨¦rcito del Aire. A los segundos se les desembarc¨® en Puntlandia, lo que retras¨® a¨²n m¨¢s el viaje. Francia ya ha entregado al Gobierno aut¨®nomo de esta regi¨®n somal¨ª, que carece de reconocimiento internacional alguno, a 55 piratas, mientras que otros 30 han sido puestos en manos de Kenia y 15 m¨¢s llevados a c¨¢rceles francesas, informa Antonio Jim¨¦nez Barca. Esta ¨²ltima opci¨®n se reserva para quienes son acusados de secuestrar a ciudadanos franceses; aunque, a diferencia del Alakrana, ninguno fue capturado antes de que se pusiera fin al secuestro. Incluso mediante el uso de la fuerza.
Cronolog¨ªa del secuestro
- 2 de octubre. Secuestrado el atunero Alakrana, con 36 tripulantes (16 espa?oles) a bordo, a 413 millas de Somalia.
- 3 de octubre. La fragata Canarias acude al rescate y detiene en un esquife a dos de los piratas implicados en el secuestro.
- 4 de octubre. La Abogac¨ªa del Estado lo denuncia ante la Audiencia Nacional.
- 12 de octubre. Los dos detenidos llegan a Madrid. Las dudas sobre la mayor¨ªa de edad de uno de ellos, Abdu Willy, obligan a realizarle m¨²ltiples pruebas forenses.
- 5 de noviembre. Los piratas desembarcan a tres de los secuestrados y amenazan con matarlos si los dos detenidos en Espa?a no son puestos en libertad.
- 6 de noviembre. El ministro de Exteriores asegura que los tres desembarcados est¨¢n de nuevo a bordo.
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