La crisis salpica a Zapatero
El presidente tuvo que implicarse personalmente en la gesti¨®n del secuestro
![Miguel Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fddbddc3c-c44a-42bd-92a6-bfe243bd41e4.jpg?auth=884052354661878081b5abb0f7daf07371836e0609c3f6a734727284d2699e83&width=100&height=100&smart=true)
El pasado martes, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero recibi¨® en La Moncloa a Cristina Blach, hija del patr¨®n del Alakrana, y a Argi Galbarriatu, hermana del capit¨¢n. Con este gesto, quiso tranquilizar a las familias de los marineros y demostrar su compromiso personal con un r¨¢pido y feliz desenlace del secuestro. Pero, ?qu¨¦ hizo que se implicara el presidente del Gobierno?
Se supone que la funci¨®n de los ministros y vicepresidentes es lidiar con los asuntos m¨¢s escabrosos y pas¨¢rselos a Zapatero en el ¨²ltimo momento, ya listos para el remate. Sin embargo, hasta el 5 de noviembre, m¨¢s de un mes despu¨¦s de que el atunero cayera en manos de los piratas, ning¨²n ministro se hab¨ªa reunido con las familias.
El cambio de Chac¨®n por Moratinos pareci¨® una desautorizaci¨®n
El encargado de mantenerlas informadas era el secretario general del Mar, Juan Carlos Mart¨ªn Fragueiro, pero, cuando la ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino, Elena Espinosa, acudi¨® a Bermeo (Vizcaya) y Vigo para reunirse con ellas, tuvo que aguantar que dirigieran su desesperaci¨®n contra el Gobierno. "Se pod¨ªa haber ahorrado la visita", le espet¨® Silvia Alb¨¦s, esposa de uno de los rehenes.
Y no eran s¨®lo las familias. Zapatero se encontr¨® con que todas las preguntas que se le dirigieron el lunes en Sopot (Polonia), durante la rueda de prensa con el primer ministro polaco, Donald Tusk, giraban en torno al secuestro del Alakrana.
El asunto le hab¨ªa estallado en las manos al Gobierno el 5 de noviembre. Aquella ma?ana, los piratas indujeron a los rehenes a llamar a sus angustiadas familias para, con fondo de disparos de fusiler¨ªa y explosiones de granadas, anunciarles que tres de ellos iban a ser llevados a tierra. La amenaza era matarlos si no se pon¨ªa en libertad a sus dos compinches presos en Espa?a. "Haced ruido", le pidi¨® Gaizka Iturbe, tripulante del Alakrana, a su esposa, Mar¨ªa ?ngeles Jim¨¦nez. ?Y vaya si lo hicieron! Las dram¨¢ticas declaraciones de las familias acapararon titulares en todos los medios de comunicaci¨®n aquella ma?ana.
Por la tarde se reuni¨® de urgencia en La Moncloa la autodenominada c¨¦lula de coordinaci¨®n. De modo sorprendente, no fue la vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, que adem¨¢s de presidir dicha c¨¦lula es la portavoz del Gobierno, quien compareci¨® ante los periodistas. En su lugar lo hizo la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, lo que abonaba la idea de que se trataba de un problema militar. Al d¨ªa siguiente, sin embargo, cuando las noticias parec¨ªan m¨¢s tranquilizadoras -se anunci¨® que los tres rehenes desembarcados estaban de vuelta a bordo- no fue a Chac¨®n a quien se le encarg¨® dar la cara, sino al titular de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos.
La sensaci¨®n que dej¨® este cambio es que Chac¨®n hab¨ªa sido desautorizada y la vicepresidenta, que mantuvo su viaje oficial a Argentina durante el fin de semana, escurr¨ªa el bulto.
Cuando un diario asegur¨®, el pasado jueves, que Defensa propuso entregar a los dos detenidos a Kenia y que fue Fern¨¢ndez de la Vega quien decidi¨® ponerlos a disposici¨®n de la Audiencia Nacional, fuentes pr¨®ximas a la Vicepresidencia no dudaron en atribuir el origen de la noticia al departamento dirigido por Chac¨®n, por m¨¢s que ¨¦ste lo negase.
Llov¨ªa sobre mojado, pues la vicepresidenta y la ministra ya chocaron en abril pasado con motivo de la confirmaci¨®n del entonces director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz, que la primera impuso a la segunda. Dos meses y medio despu¨¦s, la dimisi¨®n del jefe de los esp¨ªas zanj¨® el asunto.
Destacados dirigentes del PSOE no ocultaban esta semana su preocupaci¨®n e incomodidad ante la imagen de que los ministros se pasaban la patata caliente unos a otros y se atribu¨ªan mutuamente las medidas m¨¢s comprometidas. "Aunque algunos parezcan no ser conscientes de ello, todos vamos en el mismo barco y no hay peor mensaje que el s¨¢lvese qui¨¦n pueda", reflexionaba uno de ellos.
La llamada de atenci¨®n surti¨® efecto y Fern¨¢ndez de la Vega asumi¨® el viernes, tras el Consejo de Ministros, "toda la responsabilidad" de la gesti¨®n de la crisis. Eso s¨ª: dej¨® claro que la decisi¨®n de detener a los piratas la tom¨® el mando militar y la de llevar el asunto a la Audiencia Nacional, los servicios jur¨ªdicos del Estado. Como si al tim¨®n del Gobierno no hubiera un capit¨¢n sino un piloto autom¨¢tico.
![Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, a la izquierda, y Carme Chac¨®n, tras un Consejo de Ministros.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VN67O5CWC2EECRBQUF3F4R4ZDY.jpg?auth=0682151a57bf114b1abf0a02e57f71cf4e758c25260c0d0ba3229903dd84678a&width=414)
3,3 millones de rescate
Durante el fin de semana del 1 de noviembre, el Gobierno esperaba la inminente liberaci¨®n del Alakrana. El armador del atunero, Kepa Etxebarria, instalado en la residencia del embajador espa?ol en Nairobi, hab¨ªa llegado a un acuerdo con el intermediario de los piratas. El rescate acordado, seg¨²n distintas fuentes, ascend¨ªa a 3,3 millones de euros. Una cifra muy superior a la pagada, en abril de 2008, por el Playa de Bakio (770.000 euros), pero no arbitraria. Los piratas, como si fueran hombres de negocios, tienen sus tarifas y saben que el Alakrana, construido en 2006 por unos 30 millones, es uno de los buques m¨¢s modernos que faenan en el ?ndico. Respecto al encarcelamiento de dos piratas en Espa?a, fuentes del CNI siempre dijeron que no ser¨ªa un obst¨¢culo ya que, como mucho, obligar¨ªa a pagar una "indemnizaci¨®n" a sus familias.
Nadie sabe explicar qu¨¦ pas¨® para que el supuesto pacto saltara por los aires. Algunos expertos sostienen que se trata de una maniobra para encarecer el rescate y otros, que los clanes a los que pertenecen los detenidos habr¨ªan amenazado con represalias al jefe de los piratas. Pero Etxebarria no lo ve as¨ª. "Desde el primer d¨ªa exigieron su libertad como condici¨®n para liberar el Alakrana", declar¨® desde Nairobi.
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