"Siento una especie de desd¨¦n hacia lo que ya he logrado"
Javier Mar¨ªas tiene un cuadro que cobra vida en el sal¨®n de su casa madrile?a. Es un pueblo decimon¨®nico envuelto en las sombras de la noche a orillas de un r¨ªo, pero que dependiendo de la luz y de d¨®nde se mire desvela detalles de su mundo. Debajo de este Keller-Reutlingen, el escritor y acad¨¦mico, con gafas redondas y sentado en el borde del sof¨¢ con los codos apoyados en las rodillas, da pistas sobre la nueva novela que ha empezado, "la m¨¢s pesimista de todas", narrada y protagonizada por una mujer, y se explaya acerca de Tu rostro ma?ana (Alfaguara), traducida a 16 idiomas, que se edita por vez primera en un solo volumen.
Un proyecto literario que empez¨® a publicar en 2002 y que a medida que escrib¨ªa fue creciendo hasta convertirse en tres partes, en 2007, y es considerado por muchos como su obra cumbre. Esta nueva edici¨®n de 1.328 p¨¢ginas coincide con la salida del tercer tomo en otras lenguas, como ingl¨¦s, holand¨¦s o franc¨¦s. Las cr¨ªticas siguen la l¨ªnea elogiosa de los dos anteriores. Entre ellas se cuenta la del escritor Anthony Beevor para The Sunday Telegraph.
"Veo el mundo muy decadente: Sakozy, Berlusconi, Ch¨¢vez, la corrupci¨®n..."
"He empezado una nueva novela, quiz¨¢ la m¨¢s pesimista de los que he escrito"
Con voz pausada, Mar¨ªas (Madrid, 1951) habla de su obra y de sus proyectos. Una especie de mon¨®logo que bien podr¨ªa dividirse en las siete palabras que conforman los subt¨ªtulos con que fueron publicadas las tres partes de Tu rostro ma?ana.
? Fiebre. "Es bueno leer el libro como en gran medida es, una sola novela. Siempre dije que no era una trilog¨ªa, sino una misma obra en tres partes. Si he dicho que no es del todo una sola novela es porque el comienzo de cada tomo me supuso un esfuerzo equiparable al de empezar una nueva novela. Ha habido ahora alguna peque?a enmienda, alguna errata que se hab¨ªa despistado, y uno o dos errores que hab¨ªa cometido. El libro es el mismo para los lectores a los que les gustan las novelas largas, a m¨ª no".
? Lanza. "Cuando escrib¨ªa Tu rostro ma?ana ten¨ªa la sensaci¨®n de estar haciendo algo dif¨ªcil, que me costaba esfuerzo? sin saber que iban a resultar tres vol¨²menes, y pensaba: 'Esperemos que lo logre terminar'. Ahora, al cabo de dos a?os de haberla concluido, no puedo evitar la sensaci¨®n de que no ha sido suficiente? Me suele ocurrir que el mero hecho de haber terminado un libro lo disminuye a mis ojos, le quita valor, porque me digo: 'Si lo he logrado no deb¨ªa de ser tan dif¨ªcil, ni tanta la complicaci¨®n como me parec¨ªa, por lo cual tampoco tendr¨¢ tanto m¨¦rito'. Envidio a otros escritores que est¨¢n satisfech¨ªsimos".
? Baile. "Uno siempre agradece los elogios, estimulan. Pero no se pueden tomar en serio. A veces no puedo por menos que verlos como una exageraci¨®n. Siento una especie de desd¨¦n hacia lo que ya he logrado. Tiene que ver, aunque no exactamente, con la frase de Groucho Marx: 'No pertenecer¨ªa a un club que estuviera dispuesto a admitirme como miembro'. Uno tiene que aceptar lo que digan los dem¨¢s sobre lo que publica, y no protestar, aunque en casa pueda decir lo que quiera".
? Sue?o. "Nunca busco temas literarios o que queden bien. Siempre escribo sobre las cosas que me preocupan. Todo el mundo se ha interesado por la naturaleza del secreto, el enga?o, la persuasi¨®n, el azar, la mentira o la sospecha, que es muy desasosegante. Qui¨¦n no ha sufrido una traici¨®n o la ha cometido con peque?as cosas o defraudado o decepcionado. Y la traici¨®n est¨¢ ah¨ª. Pero hay que ir de buena fe. En mayor o menor grado las relaciones humanas est¨¢n expuestas a la decepci¨®n y tambi¨¦n a la ratificaci¨®n de lo bueno. Hay cosas que nunca son transparentes, ¨¦sas son las zonas que me interesa explorar, y quiz¨¢ tambi¨¦n las que dan una dimensi¨®n dram¨¢tica. Soy de los que cree, como Faulkner, que los escritores seguimos escribiendo sobre lo mismo desde Homero".
? Veneno. "Veo el mundo muy decadente. Basta con mirar alrededor. Berlusconi, Sarkozy, los Kirchner, Ch¨¢vez o la corrupci¨®n en Espa?a. Gente mediocre y desfachatada. Tengo la sensaci¨®n de un envilecimiento general de las poblaciones. Ojal¨¢ no tenga nada que ver con lo que se produjo en los a?os treinta. Ahora hay una especie de pragmatismo, de falta de esc¨¢ndalo; una tendencia a darle importancia a lo que no lo tiene y a no d¨¢rsela a lo que quiz¨¢ s¨ª".
? Sombra. "He empezado una nueva novela y me siento muy inseguro. Es de dimensiones normales, sencilla, quiz¨¢s la m¨¢s pesimista de las que haya escrito. Tal vez por haber estado ocho a?os en compa?¨ªa de los personajes de la anterior y su mundo, ahora tengo la sensaci¨®n de extra?eza frente a estos nuevos. No me preocupa que se siga hablando de Tu rostro ma?ana como una obra de referencia m¨ªa. Uno nunca sabe lo que va a quedar, si es que queda algo, porque no importa el esfuerzo o pasi¨®n que ponga el autor en cada uno de sus libros, no depende de ¨¦l".
? Y adi¨®s. "En Reino de Redonda sigo publicando dos o tres libros anuales. En la Academia estoy a gusto, y desde la comisi¨®n donde estoy hemos logrado salvar alguna palabra del diccionario. Uno de los problemas es que est¨¢ en desuso casi todo. El vocabulario de la gente es m¨¢s limitado de lo que ha sido nunca. Ser¨ªa bueno que se empezara a usar palabras olvidadas para recuperar varias de ellas".
Javier Mar¨ªas, en el despacho de su casa. / gorka lejarcegi
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