Verdugos y enterradores de las cajas de ahorros
Tiene raz¨®n el PP: hay que despolitizar las cajas. Es una doctrina asentada, reiterada, certera.
Las cajas deben estar "absolutamente alejadas de la pol¨ªtica", dec¨ªa Mariano Rajoy por radio el 18 de enero. A las pocas horas, dijo que defender¨ªa una iniciativa en el Congreso para "despolitizar" esas entidades. Su diputado ?lvaro Nadal ped¨ªa el 10 de junio a Elena Salgado la salida de los pol¨ªticos de sus Consejos. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar proclamaba el 19 de junio: "?ste es el momento de despolitizar por completo el sector de las cajas de ahorros". Insist¨ªa en la FAES, el 3 de julio, al criticar la "mala gesti¨®n" de las cajas que est¨¢n "muy politizadas" y esconden "intereses inconfesables". Rajoy impetraba el 15 del mismo mes "una despolitizaci¨®n mayor".
El argumento m¨¢s elaborado es aznarita: "Las interferencias pol¨ªticas en su gesti¨®n y un gobierno corporativo deficiente suponen un riesgo adicional para la seguridad de los dep¨®sitos, que debe ser conjurado". Figura en su libro Espa?a puede salir de la crisis, p¨¢ginas 182 y 183. El ¨²ltimo clavo en la misma cruz es de Rajoy, en La Vanguardia del pasado domingo: "Har¨¦ cuanto est¨¦ en mis manos para que est¨¦n alejadas del control de dirigentes pol¨ªticos, sean del partido que sean".
Doctrina impecable. ?Y la pr¨¢ctica? Distan un abismo.
Primer caso. Los dirigentes populares en Caja Castilla La Mancha, hundida por el socialista Hern¨¢ndez Molt¨®, tuvieron que dejar sus cargos por orden de la secretaria general Dolores de Cospedal, porque no hab¨ªan informado (sic) de la eventual fusi¨®n con Unicaja; hasta el presidente de la Comisi¨®n de Buen Gobierno, ?lvaro Garc¨ªa Tiz¨®n, dej¨® ese puesto clave, el 16 de febrero. El Banco de Espa?a la intervino porque "se hab¨ªa ido deteriorando por las disputas pol¨ªticas, fundamentalmente", explic¨® el gobernador el 2 de abril.
Segundo caso. El presidente valenciano veta a los socialistas para los consejos generales de Bancaja y CAM. Incluso aunque esto amenace con llevar al fracaso la fusi¨®n de ambas que ¨¦l preconiza, pues los opositores a¨²n contar¨¢n con una minor¨ªa de bloqueo. Y aunque sea a costa de que una de ellas augure p¨¦rdidas para 2010.
Tercero, Caja Madrid. La guerra civil entre facciones del PP local y la consecuente inestabilidad de su gobernanza, por ¨¦l controlada, ofrecen no s¨®lo un espect¨¢culo obsceno, tienen efectos contables. En los nueve primeros meses del a?o gan¨® 622 millones, un 45% menos que en igual periodo del a?o anterior. Mientras, La Caixa obtuvo 1.410 millones, un 10,2% menos: un beneficio un 127% mayor, pese a que s¨®lo tiene un volumen superior del 50%. La morosidad aument¨® en los tres primeros trimestres al 5,38%; en La Caixa, al 3,53%. Caja Madrid entr¨® en operaciones de calado pol¨ªtico, como la toma de control de Iberia, en la que ya ha perdido unos 750 millones de euros.
Pero la crisis sigue: la morosidad media llegar¨¢ a fin de a?o el 7% o el 8%, calcula Funcas. Rozar¨¢ el nivel en que genera p¨¦rdidas. Y Bruselas apret¨® ayer los tornillos al Fondo de Reestructuraci¨®n Bancaria: vienen curvas. As¨ª las cosas, seguir optando por la despolitizaci¨®n doctrinal y el partidismo pr¨¢ctico ?no es aberrante? Es el cuanto peor, mejor. Un modo de forzar, alegando su mala gesti¨®n o gobernanza (?propios!), el gran designio aznarita: que sean "progresivamente privatizadas" (Expansi¨®n, 25 de junio; Cinco D¨ªas, 30 de octubre). Esa confusi¨®n, ese doblete. Verdugos y enterradores.
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