El Guant¨¢namo nuestro de cada d¨ªa
S¨ª, son los antioasis de las sociedades democr¨¢ticas avanzadas en progreso econ¨®mico y en desarrollo humano, nuestros Estados de derecho. Esos lugares denominados eufem¨ªsticamente de diversas formas, en fin: los prost¨ªbulos. A la vuelta de la esquina de nuestros hogares, en cualquier punto del camino de nuestras carreteras, hay espacios donde se ejerce lo que muchos quieren seguir etiquetando como "el oficio m¨¢s antiguo del mundo". ?Qui¨¦n se inventar¨ªa esa forma de denominarlo? Sin duda, lo podemos llamar la esclavitud m¨¢s antigua de la humanidad, aquella que conllevaba violar y utilizar sexualmente a las esclavas cuando hab¨ªa esclavos, y esclavitud, y aunque s¨®lo fuera por esto, ¨¦sa deber¨ªa ser su denominaci¨®n.
La trata de mujeres es, junto con los asesinatos, la mayor violencia de g¨¦nero imaginable
No se oyen gritos contra estos Guant¨¢namos de cercan¨ªas. Quiz¨¢ porque al denunciarlos, tendr¨ªamos que imputar a todos los gobiernos, a todos los pa¨ªses, a todo un mundo donde hay cientos de miles de mujeres y menores, secuestradas, enga?adas, vendidas, compradas y prostituidas. Como siempre, y esto tambi¨¦n es muy antiguo, son las m¨¢s pobres, d¨¦biles y analfabetas. A todo esto le llamamos trata: tr¨¢fico de seres. S¨ª, es ese viejo horror que no est¨¢ tan lejano en el espacio, en los llamados para¨ªsos. ?Qui¨¦n le llamar¨¢ a esto para¨ªsos de turismo sexual? ?Qui¨¦n le llamar¨¢ a esto turismo? No, no est¨¢n lejos, est¨¢n a veces muy cerca. Hay mujeres privadas de libertad ilegalmente, maltratadas, es decir, torturadas y obligadas a ejercer el susodicho oficio, al lado de la esquina, es decir, en verdaderos Guant¨¢namos con todos lo requisitos para serlo. Aunque son, en cifras, muchas m¨¢s en todo el mundo, las que pueblan estos Guant¨¢namos no oficiales.
Crece la trata, porque crece la prostituci¨®n en el mundo, en este mundo nuestro, donde otras mujeres ya compartimos conocimiento, poder e influencia con los varones. Qu¨¦ esquizofrenia es esta que nos aqueja cuando, al tiempo, se incrementa la clientela de este horror, que representa la peor consideraci¨®n de nosotras, de nuestros cuerpos, de nuestras libertades, de nuestra ciudadan¨ªa -ciudadan¨ªa, por cierto, a¨²n no conquistada formalmente por muchas mujeres todav¨ªa en el mundo-. ?Qu¨¦ ocurre a¨²n en el imaginario masculino sobre nosotras? Tradicionalmente divididas entre indecentes y honradas, esa divisi¨®n la articulaba la sexualidad: por un lado, las que dispon¨ªan libremente de su sexualidad no eran decentes, y por otro, las que encerraban su sexualidad al servicio del matrimonio y de la seguridad de la herencia gen¨¦tica de los hijos de sus maridos, y ¨¦stas si eran decentes y honradas.
Hace a?os, cuando algunas compar¨¢bamos el terrorismo llamado pol¨ªtico con el terrorismo que sufren muchas mujeres en su condici¨®n de tales, lleg¨® el grito de algunos al cielo. Dec¨ªan: "?C¨®mo pueden comparar cosas sacrosantas de la pol¨ªtica con asuntos privados de las parejas y de las mujeres?". El tiempo pas¨®, y hoy ya todos sabemos que hay m¨¢s asesinatos terror¨ªficos de mujeres, como final de verdaderos calvarios personales a manos de sus parejas, que muertes del terrorismo oficial. Son muchos tambi¨¦n los que sin hipocres¨ªa ya llaman terrorismo machista al asesinato de mujeres por violencia de g¨¦nero.
Estamos necesitadas de la terminolog¨ªa oficial de un mundo a¨²n conformado por palabras, conceptos, ideas y s¨ªmbolos procedentes del abrumador y tradicional peso de los varones en la conformaci¨®n oficial del mundo. Digo oficial, porque el mundo y la vida de verdad la hemos construido todos, y todas, aunque con desiguales resultados y beneficios para unos, y otras.
Nosotras, hemos aprendido todo en un mundo patriarcal, pero cada vez m¨¢s las mujeres no son s¨®lo disc¨ªpulas, algunas tambi¨¦n son faros de conocimiento en muchos ¨®rdenes. ?Est¨¢n dispuestos los varones a aprender de las mujeres? La igualdad de la que venimos hablando los ¨²ltimos 200 a?os, no consiste en acoplarnos las mujeres al mundo oficial hecho hist¨®ricamente por los hombres. Esto va, sobre todo, de trastocar, innovar, y pactar nuevos abordajes de la realidad. Todos ganaremos especialmente en justicia, porque justo ser¨¢ compartirlo todo.
Por ello ser¨ªa conveniente que revis¨¢ramos, entre todos, c¨®mo podemos ser ciudadanas y al mismo tiempo, en este siglo, tratadas como objeto de tr¨¢fico y trata, para la prostituci¨®n y explotaci¨®n; c¨®mo la clientela de toda esta miseria humana crece en vez de lo contrario. No obstante, las mujeres procuraremos ser eficientes, y para ello, a este criminal asunto, a partir de ahora, propongo, le llamemos, Guant¨¢namos cotidianos, Guant¨¢namos de esquina, Guant¨¢namos de cercan¨ªas, a ver si as¨ª avanzamos m¨¢s r¨¢pido en atajarlos. Esclavas del siglo XXI, esclavas por ser mujeres, ni?as y ni?os de los que se puede abusar sexualmente mediante pago. La m¨¢s horrible de las transacciones, porque no vamos a llamarle mercanc¨ªa al hecho de tener en verdaderos limbos ilegales a miles de mujeres traficadas, literalmente secuestradas para ofrecer sexo obligado.
Pero la sexualidad es cosa esencial, y la libertad sexual m¨¢s, y en la dignidad de las mujeres est¨¢ la base de su ciudadan¨ªa en el mundo, y por ello, ¨¦ste es un enorme tema digno de estar con letra may¨²scula, en el principal sitio de la agenda pol¨ªtica. Junto con los asesinatos, ¨¦sta es la mayor violencia de g¨¦nero imaginable.
Carmen Calvo es presidenta de la Comisi¨®n de Igualdad del Congreso de los Diputados, y ex ministra de Cultura.
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