Los diarios del exilio de 'Aita' Barandiar¨¢n salen a la luz
Su fundaci¨®n publica los cuadernos escritos entre 1936 y 1953
Sali¨® apresuradamente y de malas maneras la noche del 21 de septiembre de 1936 de Mutriku en direcci¨®n a San Juan de Luz y regres¨®, 17 a?os despu¨¦s, con parte de su dignidad reconocida, para ocupar la c¨¢tedra de Cultura y Lengua Vasca de la Universidad de Salamanca. El exilio de Jos¨¦ Miguel de Barandiaran (Ataun, Guip¨²zcoa, 1889-1991), sacerdote, etn¨®grafo y referente de los estudios vascos en el siglo XX, no fue tampoco en balde: trabaj¨® desde su residencia en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s en su apuesta intelectual por la defensa de la cultura vasca, labor reconocida internacionalmente en 1936, pero tambi¨¦n en la denuncia del r¨¦gimen franquista, la ayuda al resto de exiliados y en la reivindicaci¨®n de la dignidad de quienes hab¨ªan perdido la guerra.
As¨ª lo reflejan los diarios de esos a?os que ayer se presentaron en Vitoria, editados por la fundaci¨®n que lleva su nombre. Se trata de su "vadem¨¦cum", como el sacerdote de Ataun llamaba a estas decenas de cuadernos en los que cabe desde la cr¨ªtica pol¨ªtica hasta la referencia m¨¢s nimia a la vida cotidiana. Por estas p¨¢ginas pasan m¨¢s de un millar de personas: eruditos, pol¨ªticos, militares nazis y franceses, diplom¨¢ticos y muchos ciudadanos an¨®nimos que recabaron la ayuda de Barandiaran.
Se march¨® de Espa?a consciente de la entidad del conflicto que se viv¨ªa. Como se?ala en una ocasi¨®n es una "guerra fascista". En otra denuncia la toma de partido del Vaticano por la causa franquista y no olvida su mirada a quienes han tenido que abandonar su hogar a causa del bombardeo de Gernika: "?Pobres ni?os y pobres mujeres que ignoran el paradero de sus padres, de sus hermanos (...) Gentes que rememoran con l¨¢grimas en los ojos los horrores que han presenciado: lluvia torrencial de bombas que, a su vista, han sembrado las calles, las carreteras, los senderos de miembros destrozados de ni?os, de mujeres, de campesinos que labraban sus tierras".
Los a?os de la guerra no acaban en 1939, ya que Barandiaran, residente en Sara, sufre tambi¨¦n la segunda contienda mundial. Es deportado a Normand¨ªa, vuelve a Iparralde y ejerce de traductor de los oficiales nazis, ya que es el ¨²nico vecino del pueblo que conoce el alem¨¢n.
Acaba la guerra y se reanuda su intensa labor intelectual con el nacimiento de la revista Ikuska. Los diarios se suspenden entre 1944 y 1946. De esta ¨¦poca procede un documento in¨¦dito que redact¨® en abril de 1946, dirigido al entonces obispo de Vitoria, Carmelo Ballester. En esa carta le explica las razones de su exilio y su negativa a regresar a Espa?a. Entre otras, esta referencia a una fosa com¨²n en la que yacen fusilados por el bando franquista en Oiartzun: "Si unos cad¨¢veres, que ya no representan peligro alguno para nadie, no han merecido a¨²n del Obispado de Vitoria aquel elemental respeto a que son acreedores los despojos mortales de toda persona, ?habr¨ªa de ser mejor tratado yo, que a¨²n vivo y puedo, por lo tanto, causar alg¨²n sobresalto?".
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