Nadal y sus amigos
Si algo distingue a la generaci¨®n actual del tenis espa?ol es que son amigos. Todos se mueven alrededor de Rafael Nadal y todos asumen que es su l¨ªder indiscutible. Sin embargo, a diferencia de ¨¦pocas pasadas, no es un l¨ªder ego¨ªsta, inquisitivo, ni dictatorial. A los valores que aporta con su tenis de otra galaxia, el mallorqu¨ªn agrega un componente de compa?erismo y de cordialidad del que carecieron la mayor¨ªa de equipos espa?oles del pasado. Este respeto mutuo se trasluce tanto en la pista como en el vestuario. Hay buen rollo y eso se nota en la actitud de Nadal desde la grada, convertido en el seguidor m¨¢s entusiasta y luego manteniendo la humildad en las celebraciones. Ayer hubo un buen ejemplo de ello. Tras la victoria de Feliciano L¨®pez y de Fernando Verdasco en el doble, Nadal no se mezcl¨® en su minuto de gloria: esper¨® como el resto del equipo a que recibieran el reconocimiento del p¨²blico y despu¨¦s se fundieron todos en un abrazo inacabable.
"Sin ese componente, incluso esta incre¨ªble generaci¨®n estar¨ªa perdida", afirma Manolo Orantes, jugador y ex capit¨¢n de la Copa Davis. "Bajo mi punto de vista, esta generaci¨®n es la m¨¢s brillante de la historia del tenis espa?ol. No es ya s¨®lo Rafa Nadal, capaz de marcar una ¨¦poca, sino tambi¨¦n Verdasco, uno de los que m¨¢s ha crecido este a?o, David Ferrer, con su solidez, Feliciano L¨®pez, indispensable para el doble; y todos los que se quedan fuera: Juan Carlos Ferrero, Tommy Robredo, Nicol¨¢s Almagro. Podr¨ªa formarse otro equipo ganador".
En las gradas del Sant Jordi se mezclaron estos d¨ªas muchos ex jugadores de la Copa Davis. Desde Manuel Santana, Orantes, Andr¨¦s Gimeno, Lis Arilla y Joan Gisbert, a jugadores que pasaron bastante m¨¢s desapercibidos como Javier Soler, Fernando Luna, Jos¨¦ L¨®pez Maeso, Jordi Bardou, Joan Aguilera o los hombres que mantuvieron el hilo conductor durante m¨¢s de 10 a?os: Emilio S¨¢nchez Vicario y Sergi Bruguera —que no estuvo en el Palau—. Desde aquellos legendarios jugadores que disputaron las finales de 1965 y 1967, hasta la llegada de ?lex Corretja, Albert Costa, Carlos Moy¨¤, Juan Carlos Ferrero y Joan Balcells, que ganaron la primera Ensaladera en 2000, se vivieron muchas vicisitudes y algunas situaciones casi b¨¦licas en el seno del equipo espa?ol.
Es cierto que el equipo de 2000 ofreci¨® un salto cualitativo importante a nivel de jugadores: tres de ellos fueron campeones de Roland Garros, otro del Masters y dos fueron n¨²meros uno del mundo. Pero tambi¨¦n Sergi Bruguera fue doble campe¨®n parisino y Emilio S¨¢nchez y Sergio Casal formaron uno de los mejores dobles del mundo. Y, a pesar de que jugaron juntos, no ganaron nada. En 2000 se gan¨® la Copa Davis porque cada uno sacrific¨® su ego en pro del equipo y se dio protagonismo a un jugador que acababa de debutar y que se convirti¨® en h¨¦roe: Juan Carlos Ferrero.
Aquella generaci¨®n llev¨® a Espa?a a otra final (2003) y se mezcl¨® con la de Rafael Nadal en la final de Sevilla en 2004, traspasando el protagonismo principal al mallorqu¨ªn, otro debutante, que asumi¨® la responsabilidad, gan¨® a Roddick y se llev¨® los honores de la segunda Ensaladera. No hab¨ªa concluido 2005 cuando Corretja lanz¨® aquella frase lapidaria: "Lo que ha hecho Nadal no lo hab¨ªa conseguido nadie de nuestra generaci¨®n". Y su carrera no hac¨ªa m¨¢s que empezar. Nadal se consolid¨® como uno de los mejores jugadores de la historia. Pero nunca abandon¨® una idea fundamental: "Nac¨ª para jugar en equipo". Y lo demostr¨®. A su lado, todos crecieron y todos juntos formaron un equipo campe¨®n.
Un equipo tan potente que s¨®lo podr¨ªa compararse al de Suecia en la d¨¦cada de los 80. Una generaci¨®n que ha ganado ya dos Ensaladeras y que ha permitido a Espa?a esgrimir un palmar¨¦s impresionante: cuatro Copa Davis y otra final en una d¨¦cada. Y mientras Nadal aglutine, no vaya de divo y viva para el equipo, no se vislumbra el l¨ªmite de este equipo.
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