M¨²sica narrativa contra el olvido
Jordi Soler recupera su mirada de nieto de la Guerra Civil en 'La fiesta del oso'
Si algo caracteriza la novel¨ªstica del otrora poeta Jordi Soler (Veracruz, M¨¦xico, 1963) es una musicalidad, un tempo narrativo envolvente, un aspecto que junto a la tem¨¢tica -la Guerra Civil espa?ola vista del lado de los perdedores, a partir del hecho real de un t¨ªo-abuelo suyo, soldado republicano desaparecido mientras hu¨ªa hacia Francia- han singularizado sus dos ¨²ltimas novelas en Espa?a: Los rojos de ultramar (2004) y La ¨²ltima hora del ¨²ltimo d¨ªa (2007). Quiz¨¢ el truco est¨¦ en su making of: "Mientras escribo un libro siempre escucho el mismo CD, ocho horas durante unos dos a?os de media", asegura. Si para La ¨²ltima hora... fue John Coltrane, para el reci¨¦n aparecido La fiesta del oso (Mondadori) el martilleo ha reca¨ªdo en el grupo australiano Dead Can Dance y su Toward the within. "Suelen recoger temas medievales, un poco tipo Jordi Savall, y me pareci¨® que era acorde para la escenograf¨ªa del Pirineo, el medievo catal¨¢n; siempre acabo plagiando a alg¨²n m¨²sico", bromea.
"Nunca es mejor no saber. Y el caso m¨¢s claro es Espa?a"
Vuelve Soler a fabular con la triste realidad de la memoria de la guerra civil espa?ola, "un grifo que abr¨ª y del que han fluido tres novelas. Ha salido as¨ª, porque nunca hago esquemas ni tomo notas para escribir". La g¨¦nesis ha sido ahora una fotograf¨ªa real tomada a su abuelo Arcadi, a su bisabuelo Mart¨ª y a su t¨ªo-abuelo Oriol en el frente de Arag¨®n, en 1937. "Es casi una novela entendida como pie de foto para explicar la vida de mi familia y un poco a m¨ª mismo".
Para ello, y a partir del hecho real de que una desconocida le facilit¨® esa foto, dibuja ahora un sino no muy heroico para su familiar / personaje, que se cruza con un gigante que se dedica en el Pirineo franc¨¦s a salvar a republicanos y jud¨ªos, todo salpicado por destellos de ultramar de una colonia de catalanes en medio de la selva. "Hay poco que hacer contra el olvido", se dice en el libro. ?Pero a veces no es mejor no saber? "Mejor no saber, nunca. Y el caso m¨¢s claro es Espa?a: ha habido la intenci¨®n de sistematizar la memoria y me temo que ha sido otro intento de los pol¨ªticos para llegar a sus fines. Y es un error porque este tema de los muertos y la memoria sigue brotando en la democracia espa?ola de la peor manera". Y vaticina: "Mientras el tema no est¨¦ en la conciencia de la gente y s¨®lo sea ambiental, seguir¨¢ sin resolverse".
No es dif¨ªcil adivinar que la novela, como las dos anteriores del ciclo de la Guerra Civil, terminan mal. "Una guerra perdida siempre ha de tener un desenlace negativo, la vida no puede seguir tal cual despu¨¦s de eso: el final ha de ser un derrumbe sonoro, tr¨¢gico". Tambi¨¦n hay otras constantes con su producci¨®n anterior, que ya conforman el sello Soler; por ejemplo, una fraseolog¨ªa relativamente corta y sin puntos y aparte. "La velocidad, en todo ¨¢mbito de la vida, me da una impresi¨®n de mayor vitalidad, de estar vivo y eso intento llevarlo al lenguaje: me molestan los espacios o las pausas de los di¨¢logos, que por eso escribo sin guiones". ?Musicalidad, de nuevo? "Es una manera de pensar y de vivir del ser poeta que fui; de alguna manera, mi prosa est¨¢ pensada para ser le¨ªda en voz alta".
Tras citar a Sergi P¨¤mies por lo literario ("Su velocidad me gusta, as¨ª como su ojo cl¨ªnico para las novelas"), habla de Javier Cercas. "Me perd¨ª Soldados de Salamina, estaba en Irlanda cuando sali¨®. Lo le¨ª despu¨¦s de entregar Los rojos de ultramar y vi que nuestros puntos de vista eran coincidentes. Hablamos ya una tercera generaci¨®n, lo analizamos desde la ¨®ptica especial de los nietos de la guerra, y nuestras novelas son productos de estos tiempos: una mezcolanza de forma y fondo, de realidad y ficci¨®n; el fondo en la superficie...".
Babelia
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