Sabina a cuatro manos
Curiosamente, todo empez¨® uno de esos d¨ªas que, m¨¢s que a los principios, suelen estar asociados a los finales. El cantautor y poeta Joaqu¨ªn Sabina cumpl¨ªa 60 a?os y, fiel a su estilo, la celebraci¨®n sorpresa se convirti¨® en un brindis de trago largo y alta graduaci¨®n por la amistad y por el poder para la epifan¨ªa de las canciones. Desde la altura o el v¨¦rtigo de un pu?ado de copas, Sabina se acerc¨® a su amigo el escritor Benjam¨ªn Prado, que atravesaba entonces uno de esos largos t¨²neles a los que s¨®lo empujan los abandonos sentimentales, y le vino a decir sobre el fondo de mariachis de un tema de Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez: "Benja, no me sale nada. La felicidad dom¨¦stica est¨¢ matando mi creatividad. Pr¨¦stame algo de tu cabreo emocional".
"Pele¨¢bamos por cada verso y cuando sal¨ªa bien, bail¨¢bamos. En el hotel pensabanque ¨¦ramos mariquitas"
"A veces me dicen por la calle: "?Cu¨ªdate, Sabina!". Y yo contesto: "Usted tambi¨¦n, se?ora, que est¨¢ usted muy gorda""Lo que me molesta es la caricatura, a la que yo colabor¨¦ por bocazas. El Sabina putero, borracho, drogadicto"
El resultado de aquella s¨²plica se ha convertido en un ¨¦xito de ventas en estos tiempos excepcionales. Doble disco de platino en s¨®lo un par de semanas, Vinagre y rosas es el ¨²ltimo ¨¢lbum de Sabina, que llega tras el apote¨®sico par¨¦ntesis de su colaboraci¨®n con Joan Manuel Serrat, y el primero en cuatro a?os con material nuevo. Aunque no necesariamente propio. El trovador solitario, el tipo que sol¨ªa rumiar sus problemas en una servilleta de papel al fondo de la barra de un bar ha entregado a los fans un trabajo escrito a cuatro manos y, para colmo, construido sobre problemas ajenos. "Con los desamores de otros, uno s¨®lo tiene que escarbar en su memoria para hacerlos propios", dice. "Yo creo que las canciones de amor no existen, sino que s¨®lo existen las canciones de desamor. Es cuando te deja la chica que haces una letra para cagarse en su puta madre y que la persiga toda su vida. Y eso el auditorio lo entiende perfectamente, porque a todo el mundo le ha dejado la chica alguna vez".
Sabina habla sentado en el suelo de su casa de dos pisos por cuyos amplios ventanales entra la vida del barrio de Tirso de Molina. Recibe la visita con una cerveza en la mano a esa hora de la ma?ana en la que un vaquero ya se habr¨ªa pasado al whisky. Aqu¨ª transcurre esa felicidad dom¨¦stica que propici¨® el disco por la v¨ªa inversa. Con su encantadora novia peruana Jimena, Jime, y los siete gatos, que suman, muy apropiadamente para la naturaleza de su due?o, 49 vidas. Rodeado de miles de libros y una acumulaci¨®n de la clase de cosas que, a uno se lo parece, habr¨ªan enorgullecido al poeta coleccionista Pablo Neruda. "Estoy plenamente convencido de que la felicidad no estimula la creatividad", explica la voz cascada m¨¢s c¨¦lebre y ganada a pulso de la historia del rock espa?ol. "As¨ª que uno coge a su amigo y se va a Praga a escribir. Ahora me embarco en una gira de 80 conciertos, y ah¨ª la estabilidad es sencillamente imposible. Empieza m¨¢s bien la lucha para evitar irse despu¨¦s de los conciertos a cerrar los bares", a?ade. "Fuera de casa, como en ning¨²n sitio", y estalla en una de sus oscuras carcajadas que suenan como una gruta.
En efecto, "el n¨²cleo duro" del disco, como lo llama Benjam¨ªn Prado, se escribi¨® durante 10 d¨ªas en una ciudad "melanc¨®lica, triste, europea, aunque con buen whisky" (la definici¨®n es de Sabina). Son 10 canciones "sobre la amistad", cuyo proceso de creaci¨®n, hasta sus intimidades, tienen un interesante complemento en el libro Romper una canci¨®n (Aguilar), de Prado.
En ¨¦l, el autor madrile?o relata c¨®mo se gest¨® Vinagre y rosas, desde la privilegiada condici¨®n de husmeador en el m¨¦todo creativo de uno de los mejores escritores de canciones en espa?ol. "Pele¨¢bamos por cada verso y cuando algo sal¨ªa bien, nos levant¨¢bamos, bail¨¢bamos y nos abraz¨¢bamos. Inevitablemente, en el hotel pensaban que ¨¦ramos mariquitas", recuerda el cantautor.
Cuesta ver en este Sabina al impenitente practicante de los excesos y de los t¨®picos de la mala buena vida de otros tiempos. Aquel Sabina que dej¨® a ¨¦ste al borde de la muerte cuando frisaba los 50. Este Sabina se deja fortunas en comprar primeras ediciones de libros raros, escribe sonetos sin parar y se codea con el mundo literario en largas sobremesas "de conversaciones c¨ªnicas y divertidas" en Rota (C¨¢diz), con Prado, Felipe Ben¨ªtez Reyes, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, Almudena Grandes, Luis Garc¨ªa Montero o el difunto ?ngel Gonz¨¢lez. "A ¨¦stos los frecuento desde hace 10 a?os", aclara Sabina. "Cuando pas¨® lo que pas¨®, vinieron a buscarme, me dijeron que no pod¨ªa hundirme, me llevaron del brazo a hacer recitales po¨¦ticos. Y luego me consegu¨ª una casa en la bah¨ªa de C¨¢diz, que es como una dacha de escritores sovi¨¦ticos. Quer¨ªa que este disco fuera un poco un reflejo de eso, de esa vida literaria de C¨¢diz. Le dir¨¦ una cosa: los escritores son m¨¢s borrachos que los m¨²sicos. Menos drogadictos, pero m¨¢s borrachos", r¨ªe.
-Se ve que a¨²n cree, y as¨ª lo escribe, que si hay que pisar cristales, que sean de Bohemia.
-Es un resumen de mi modo de ver la vida... Aunque creo que es una frase del Benja [carcajada]. Los 60 no est¨¢n mal, en mi caso son mejores que mis 50. Estir¨¦ mis a?os de loca juventud hasta los 50 o 51. Entonces vi que mi amor por la vida me iba a llevar a la muerte en vez de a una vida m¨¢s larga. Con 60 a?os ni se escribe ni se debe escribir como con 20. Detesto la nostalgia, pero creo que los mejores materiales nacen de la memoria. Y con 60 se tiene pasado, presente y futuro. Cuando tienes 70 s¨®lo cuentas con un pret¨¦rito estupendo [risas]. A los 50 recibes la visita de tu pasado. Mi visita fue brutal. De un d¨ªa para otro. Pas¨¦ de la euforia de sentirte vivo, por haber sobrevivido, a la depresi¨®n de tener que vivir con lo que me hab¨ªa pasado.
-?C¨®mo contempla ese pasado?
-La infancia la veo en blanco y negro. No me interesa. No soy de esos que a?oran el para¨ªso que habita en la infancia. Yo quer¨ªa ser adulto y dejar de recibir ¨®rdenes. El mejor momento de mi vida fue cuando me dieron la llave de la pensi¨®n en Granada y supe que pod¨ªa volver a casa cuando se me antojase. A partir de los 20 a?os ya era todo m¨¢s un poco en tecnicolor.
-?Y en Madrid se le encendi¨® el cinemascope?
-Algo as¨ª. Seg¨²n pones un pie en Atocha, ya eres madrile?o y a la vez puedes seguir siendo andaluz. En Granada era s¨®lo un estudiante de provincias, y en Londres, un inmigrante, un exiliado. Todo el mundo lo sabe, todo el mundo lo cuenta, pero es muy verdad. Madrid es muy madre, y abriga mucho. Ahora est¨¢ insoportable.
-Entonces, pongamos que ahora habla de Madrid.
-Es muy inc¨®moda, mucho menos amable, mucho menos viva. Pero, ojo, yo s¨¦ que no me entero de lo que sucede. Soy un fervoroso partidario de la inmigraci¨®n. Por los colores que nos traen, los polvos que nos traen, los divorcios que nos traen, los hijos que nos traen. Pero, vamos, no estoy en la calle de madrugada, ni cierro los bares. S¨®lo veo Madrid desde el balc¨®n, desde lo que leo en los peri¨®dicos...
-?Le cabrea lo que se desayuna en la prensa?
-Me alarma el enorme descr¨¦dito de la pol¨ªtica, que s¨®lo puede conducir a los salvapatrias, al fascismo. A los tipos como Berlusconi. Y eso acojona...
-El libro sobre Vinagre y rosas est¨¢ dedicado a las cosas que no se pueden contar. Callarse algo, eso s¨ª que es otra novedad en usted...
-Lo m¨¢s que puedo decir es que cuando estaba terminado, ped¨ª que quitaran algunas cosas. Lo explicar¨¦ con una frase: "Por da?os a terceras". Ning¨²n libro merece la pena que gente que quiere uno se vea humillada. Y eso s¨ª es muy nuevo, porque yo hasta hace nada pensaba que una canci¨®n no pod¨ªa tener autocensura. Que nadie se pod¨ªa ofender por un tema, que se defend¨ªa sola. Uno no debe hacer da?o a la persona que quiere. Aunque eso le cueste un par de versos.
-?Hay muchas cosas m¨¢s importantes que una canci¨®n?
-Muchas, no. Porque si yo no escribiera canciones, ser¨ªa mucho m¨¢s feliz. Sobre todo las personas son m¨¢s importantes. Hay personas a las que no se les puede clavar el pu?al p¨²blico.
-En el disco hay un tema sobre el poeta ?ngel Gonz¨¢lez, que muri¨® hace ya dos a?os. ?C¨®mo vive con las p¨¦rdidas?
-Jodidamente. En este tiempo se nos han ido Paco Ayala, Fontanarrosa, Mercedes Sosa, justo cuando acababa de hacer una canci¨®n con ella. Ha habido dos oleadas de cad¨¢veres; la de los a?os ochenta, por la maldita hero¨ªna. Y la otra es la de ahora. Por causas naturales y por la edad, que es lo m¨¢s alarmante. El otro d¨ªa me dijo [el periodista Antonio] Gasset: "Sabina, ?te has dado cuenta que se est¨¢ muriendo gente de nuestra edad de muerte natural?". Y eso tambi¨¦n acojona.
-?Se acostumbra uno a la muerte?
-Est¨¢ ah¨ª acechando todos los d¨ªas y es un acojone, eso es innegable. En el caso de ?ngel, su canci¨®n es divertida porque ¨¦l cantaba, bailaba, beb¨ªa y se divert¨ªa mucho. Dec¨ªa: "Ayer salimos tambale¨¢ndonos como unos caballeros". Yo nunca le he visto borracho, excepto cuando se levantaba para irse, que se desarmaba un poquito. Ten¨ªa unos costaleros que ¨¦ramos nosotros. Nunca fue un viejo. El aspecto le serv¨ªa para fumar en los aeropuertos. ?Qui¨¦n le iba a decir nada a un se?or como ¨¦l?
-Y en su caso... ?No se preocupa demasiado la gente de la salud de Sabina, de lo que toma y lo que deja de tomar, de si se est¨¢ pasando con el alcohol o de si cae en la tentaci¨®n de la coca¨ªna?
-Lo que no debe hacer uno es seguir muchos a?os con el malditismo. La gente se preocupa mucho. M¨¢s de lo que debieran. Como soy muy bocazas y siempre he dicho lo que me pasaba, lo que me pon¨ªa..., la gente cree que estoy mucho peor. Yo creo que se compran las entradas y los discos por compasi¨®n [risas]. A ver si la palmo en el escenario. A veces me dicen por la calle: "?Cu¨ªdate, Sabina!". Y digo: "Usted tambi¨¦n, se?ora, que est¨¢ usted muy gorda". Pero la verdad es que mis amigos, los que me conocen bien, excepto alg¨²n exceso con el alcohol, saben que me cuido m¨¢s que hace 10 o 20 a?os.
No cuesta adivinar que en ese tiempo la persona haya acabado harto de su personaje. "Yo no vivo con mi personaje ni le saludo por la calle. Llevo una vida razonablemente normal. Lo que me molesta del personaje es esa caricatura, a la que yo colabor¨¦ por bocazas. El putero de Sabina, el borracho, el drogadicto. El que siempre est¨¢ en los bares. La gente creo que ya no me ve as¨ª, y si lo hacen, pues qu¨¦ les vas a hacer. Lo que m¨¢s me preocupa ahora es no verme engullido por el oficio", dice. Y luego a?ade a su lista de desvelos: "Otro empe?o que tengo es no empe?arme en parecer m¨¢s joven de lo que soy."
Oficio es una palabra que extra?amente obsesiona a Sabina. Vinagre y rosas es un disco "contra el oficio", dice hacia el final de la charla, poco antes de que regrese la felicidad dom¨¦stica ("comer algo a la hora de la siesta, hacerme el dorm¨ªo, escribir un rato"). Quiz¨¢ por eso ha necesitado apoyarse en otros para olvidarse de s¨ª mismo -adem¨¢s de Prado, el grupo de rock Pereza aporta su sonido "fresco, juvenil" en el primer sencillo, y hay una canci¨®n coescrita con Garc¨ªa Montero.
O acaso todo esto se deba a que no es f¨¢cil estar a la altura de Joaqu¨ªn Sabina cuando uno se llama Joaqu¨ªn Sabina.?P
Adi¨®s a las masas
Una gira de 80 conciertos ante grandes audiencias es el canto del cisne del Joaqu¨ªn Sabina de las proezas de estadio. La Bombonera en Buenos Aires, Las Ventas, palacios de los deportes, polideportivos, ser¨¢n cosa del pasado despu¨¦s de este disco. "S¨¦ que no le hace ninguna gracia a mi 'manager'. Pero no hay que preocuparse, tengo para vivir", bromea el cantante. Para este ¨²ltimo vals, Sabina propone un espect¨¢culo entre "Leonard Cohen, Tom Waits y Pereza". "Haremos un par de 'rock and rolls' si el cuerpo aguanta. Pero que nadie espere que d¨¦ saltos", advierte. En algunos de esos conciertos le acompa?ar¨¢n previsiblemente los viejos amigos de escenario (Joan Manuel Serrat) y los nuevos (Pereza). Menos probable parece que se sume el futbolista del Real Madrid Guti, que participa en los coros de uno de los temas de 'Vinagre y rosas', pese a que Sabina?no puede ser m¨¢s?del Atleti. "Lo hizo con Serrat", recuerda entre risas . "Deber¨ªas haberlos visto juntos. A ese cacho de catal¨¢n y a ese pedazo de madridista 'fashion".
Desenchufado
"No tengo ni tel¨¦fono m¨®vil ni s¨¦ nada de Internet, aunque no soy tan imb¨¦cil como para no darme cuenta de que es un arma important¨ªsima, desde el punto de vista de la democratizaci¨®n del conocimiento", explica Joaqu¨ªn Sabina. "Lo que no me gusta", a?ade, "es el anonimato. La cantidad de imb¨¦ciles, de babosos, de locos y de desesperados que utilizan eso para hacer da?o, y encima sin firmar". El m¨²sico ha logrado con 'Vinagre y rosas' una haza?a de ventas poco com¨²n en Espa?a en los tiempos que corren. "De lo de la Sgae y la pirater¨ªa, nunca opino. Comprendo a los que se descargan las cosas gratis. Y comprendo que se est¨¢n perdiendo puestos de trabajo. No s¨®lo se dedican a?la m¨²sica los que est¨¢n bajo los focos. Tambi¨¦n est¨¢n los m¨²sicos y los pipas y sus familias. Y en ese sector lo est¨¢n pasando muy mal. No es que tenga el coraz¨®n dividido, es que no s¨¦ qu¨¦ se puede hacer. Y en cuanto a los que se meten con los artistas porque dicen que apoyamos al de la ceja, les dir¨ªa lo de Maradona: que sigan mamando".
Consulta el especial del ¨²ltimo trabajo de Joaqu¨ªn Sabina, 'Vinagre y rosas'
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