Inmune al encanto de estos monstruos
Llego con infinito retraso al breve cuento ilustrado de Maurice Sendak Donde viven los monstruos, libro publicado en 1963 y que seg¨²n confiesan varias generaciones de cultivados norteamericanos marc¨® profundamente su infancia y su adolescencia, les identific¨® emocionalmente con ese travieso ni?o al que su madre le llama monstruo, se lo cree al pie de la letra y logra que su imaginaci¨®n entre y salga por las semanas, le lleve navegando a la isla donde viven los monstruos, ¨¦stos le reconozcan con fervor como al m¨¢s monstruoso de todos, le hagan rey (a diferencia del libro, el gui¨®n del filme se permite el lujo po¨¦tico de a?adir la convicci¨®n de los s¨²bditos en que su rey les librar¨¢ de la tristeza y de la soledad), se imponga la nostalgia hacia lo perdido y el regreso a casa.
DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS
Direcci¨®n: Spike Jonze.
Int¨¦rpretes: Max Records, Catherine Keener, James Gandolfini, Paul Dano, Forest Whitaker, Catherine O'Hara.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2009.
Duraci¨®n: 101 minutos.
Viendo con ojos de adulto Donde viven los monstruos tambi¨¦n puedes entender el impacto ancestral que ¨¦ste ha causado en el subconsciente de tantos cr¨ªos. Hay casos similares en la cultura europea. Veinte a?os antes de los monstruos de Sendak, el aviador Saint-Exup¨¦ry remueve la sensibilidad de millones de lectores con otro cuento de perdurable y masivo culto habitado por las aventuras y las desventuras de un principito rubio a trav¨¦s de variados y desasosegantes planetas.
El director Spike Jonze, aliado con los imaginativos, exc¨¦ntricos y retorcidos guiones de Charlie Kaufman, tambi¨¦n se ha convertido en un director idolatrado por una selectiva parroquia, gracias a C¨®mo ser John Malkovich y Adaptation. Como Michel Gondry, Sofia Coppola y Wes Anderson, es un autor que disfruta entre la cinefilia vanguardista de la prestigiosa etiqueta de raro, anticonvencional, l¨ªrico, personal. Que adapte al cine el perturbador cuento de Sendak tiene sentido, el material est¨¢ en su onda. Ese cr¨ªo en fuga mental y los monstruos que le acogen estar¨¢n forzosamente en las ant¨ªpodas de Disney.
Consecuentemente, antes de acercarme a esta pel¨ªcula ya estoy saturado de informaciones sesudas que constatan su genialidad. Y la busco durante todo su metraje, pero no la encuentro. No entiendo el desamparo que siente ese vociferante ni?o, no me conmueve su huida de ese universo familiar en el que se siente castigado y rechazado y el amor inmediato que logra con esos insustanciales monstruos dedicados juguetona e incansablemente a romper cosas, o como alternativa, a embestirse entre ellos. Se supone que Spike Jonze est¨¢ describiendo la po¨¦tica de la anormalidad, que tienes que conectar con las claves de ese universo entre na?f y surrealista para poder disfrutarlo. Como no lo consigo, me aburro bastante. Me rescata del sopor alguna imagen sugerente, la inconfundible voz de James Gandolfini surgiendo de la boca de la monstrua Carol, las hipn¨®ticas canciones de Karen O. S¨®lo son an¨¦cdotas, atractivos adornos del vac¨ªo.
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