Sobredosis de ferias

Comentaba cierto galerista neoyorquino que mantener el espacio abierto daba lo mismo: el prestigio de su firma le permit¨ªa vender sin abrir. La queja habitual en Arco es la contraria: se abre sin vender lo suficiente. Merecer¨ªa la pena plantear no ya qu¨¦ les ocurre a los profesionales del sector este a?o, sino algunas de las posibles cuestiones que hacen que esta feria se encuentre en su en¨¦simo dilema.

La primera, obvia, es la situaci¨®n econ¨®mica. Ahora se mira con m¨¢s cautela c¨®mo y d¨®nde gastar. La segunda, es un asunto enquistado en la feria, incluso ese punto un poco fallido de su historia. Arco ha sido hasta cierto punto incapaz de crear una red de compradores m¨¢s all¨¢ de los fieles o de las ventas institucionales.

La tercera es que, al no haber creado esa red indiscutible de coleccionistas nacionales y extranjeros que fueran a Arco a comprar, como van a Basilea incluso aunque compren menos, Madrid no ha podido soportar la presi¨®n de las muchas ferias que van surgiendo en pa¨ªses de los llamados "emergentes". No es posible ir a todas las ferias: hay que elegir.

Y en este punto donde va surgiendo lo fundamental del asunto, ligado a nuestra posici¨®n en el panorama internacional en lo que al arte actual se refiere. ?Por qu¨¦ ir a la feria de un pa¨ªs perif¨¦rico que cobra el metro cuadrado a precio de Quinta Avenida?, dicen. A Arco le ha faltado la voluntad de buscar una aut¨¦ntica se?a de identidad, algo que lo distinguiera de las dem¨¢s ferias, pero tal vez es lo mismo que pasa con nuestra escena art¨ªstica en general.