El ratoncito de la suerte
Reno se hizo famosa cuando el Harold's Club sustituy¨® la bola de su ruleta por un roedor. Los casinos y los divorcios dan brillo a la ciudad norteamericana del estado de Nevada
Todo empez¨® con un rat¨®n. El Estado de Nevada llevaba buscando desde finales del siglo XIX una fuente de ingresos que compensara el declive de sus minas de plata, y la Gran Depresi¨®n hizo la b¨²squeda m¨¢s acuciante. En 1931 se encontr¨® la que parec¨ªa la soluci¨®n definitiva: legalizar el juego.
Pero los deseados ingresos no llegaron. El juego era visto como un entretenimiento s¨®rdido y las mesas de p¨®quer y blackjack permanec¨ªan desiertas, salvo por los tah¨²res. Las cosas siguieron as¨ª hasta que un feriante llamado Harold Smith abri¨® su propio casino en Reno, el Harold's Club. En ¨¦l hab¨ªa lo mismo que en los dem¨¢s casinos, con una peque?a excepci¨®n. Smith sustituy¨® la bola de la ruleta por un rat¨®n. Se hac¨ªa correr al roedor y los premios se conced¨ªan dependiendo del n¨²mero y el color de la casilla donde se detuviera. Ya fuera por la originalidad del cambio o por el aire de inocencia que el encantador ratoncito daba al juego, personas que nunca hab¨ªan pisado un casino empezaron a frecuentar el Harold's Club. La guinda la puso el padre de Harold Smith, tambi¨¦n feriante, cuando tuvo una idea que, incre¨ªblemente, a nadie se le hab¨ªa ocurrido todav¨ªa: anunciar el casino. Llen¨® las carreteras de Estados Unidos con carteles publicitarios del negocio de su hijo. Sobra decir que el resto de casinos copi¨® el ejemplo. En poco tiempo, el dinero empez¨® a fluir. Los casinos se multiplicaron y Reno se convirti¨® en una ciudad pr¨®spera, repleta de luces y turistas, la m¨¢s importante del que empezaba a conocerse como Estado del Pecado.
Esto sucedi¨® antes de que un visionario procedente de los bajos fondos neoyorquinos, Bugsy Siegel, levantara un casino en un triste villorrio conocido como Las Vegas. Pero ¨¦sa es otra historia.
Hoy d¨ªa, Reno sigue teniendo luces, casinos y turistas que van a jugarse su dinero, pero no cabe duda de que su fama ha quedado eclipsada por la de Las Vegas. Sin embargo, Reno conserva la virtud de "lo aut¨¦ntico". En el gran parque de atracciones de cart¨®n piedra en que se ha convertido Las Vegas es casi imposible encontrar rastros de lo que aquello fue cuando Howard Hughes alquilaba plantas enteras de hotel y la Mafia controlaba el juego. Esos rastros s¨ª perviven en Reno, aunque sea en forma de casinos decadentes, camareras cincuentonas y moteles de dudoso aspecto.
Un r¨ªo lleno de anillos
M¨¢s all¨¢ del downtown y sus casinos, Reno es una ciudad pl¨¢cida, extensa y dise?ada para desplazarse en coche, como evidencian los inh¨®spitos emplazamientos de los supermercados y el intervalo rid¨ªculo que los sem¨¢foros conceden a los transe¨²ntes. En un intento por diversificar el turismo, se organizan varios eventos anuales, como el Hot August Nights, una convenci¨®n de coches cl¨¢sicos que ser¨ªa el sue?o h¨²medo de Steve McQueen, y el Great Reno Balloon Race, la mayor carrera de globos aerost¨¢ticos de Estados Unidos. Y contin¨²a siendo habitual acudir a Reno a divorciarse (bodas en Las Vegas, divorcios en Reno); quien desee hacerlo no tendr¨¢ problemas para encontrar un abogado, porque ¨¦stos se anuncian en las vallas de las autopistas. El r¨ªo Truckee, que atraviesa la ciudad, es conocido como el nuevo r¨ªo del oro de Am¨¦rica; all¨ª es adonde los reci¨¦n divorciados arrojan sus anillos de matrimonio.
Pero el juego contin¨²a siendo la base de la econom¨ªa. Todo est¨¢ en alguna medida relacionado con los casinos. Es inevitable asociar con ellos la electricidad est¨¢tica de la que todo Reno est¨¢ impregnado, y que convierte una visita a la secci¨®n de conservas de un supermercado en una terapia de electrochoque. Tom Jones sigue yendo a actuar a Reno, las casas de empe?o prosperan junto a los casinos y cada noche hay grupos de turistas haci¨¦ndose fotos bajo el letrero luminoso que anuncia que est¨¢n en "la peque?a ciudad m¨¢s grande del mundo", turistas que no resistir¨¢n la tentaci¨®n de gastarse unos d¨®lares en la ruleta, por la que ya no corre ning¨²n rat¨®n, pero que sigue dando, de vez en cuando, ganancias a los esperanzados jugadores.
El lago Tahoe
Para los que quieran conocer los alrededores de la ciudad, los lagos Tahoe y Pyramid son visitas obligadas. El Tahoe, a unos 35 kil¨®metros de Reno, es una de las mayores atracciones tur¨ªsticas de Nevada por su privilegiado entorno monta?oso, la pr¨¢ctica de deportes acu¨¢ticos y la cercan¨ªa de importantes estaciones de esqu¨ª. Apart¨¢ndose de los caminos principales y teniendo cuidado de evitar la hiedra venenosa, pueden encontrarse peque?as playas casi desiertas, donde el sol hace destellar las part¨ªculas de mica entremezcladas con la arena. Desde estos rincones es inevitable lamentar la abundancia de mansiones privadas y casinos en torno al lago, as¨ª como de yates de unas dimensiones rid¨ªculamente grandes si se tiene en cuenta lo limitado de la extensi¨®n de que disponen para navegar.
Si se prefiere m¨¢s tranquilidad, no hay m¨¢s que visitar el lago Pyramid, situado en mitad de un paisaje des¨¦rtico, castigado por los elementos y, al mismo tiempo, muy bello por su esencialidad. Fuera de la temporada de pesca, los visitantes son escasos. El nombre del lago proviene de la forma piramidal con que la erosi¨®n ha esculpido uno de sus islotes, donde los indios enterraban anta?o a sus muertos. De hecho, todo el lago forma parte de una reserva de indios paiutes, encargados de regentar los refugios de pesca de la zona. Al cruzar las puertas de estos, lo primero que llama la atenci¨®n son las fotos que cubren las paredes: im¨¢genes de las mayores capturas obtenidas en las aguas del lago, unas truchas enormes, del tama?o de salmones, con morros dentudos y un aspecto prehist¨®rico muy acorde con el lugar donde fueron pescadas.
? Jon Bilbao es autor de la novela Como una historia de terror (Salto de P¨¢gina), Premio Ojo Cr¨ªtico de Narrativa 2008.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Reno se encuentra en el Estado de Nevada (EE UU), a tres horas y media en coche (350 kil¨®metros) de San Francisco. Las Vegas queda a 700 kil¨®metros al sur de Reno.
? American Airlines (www.aa.com) vuela a Reno, ida y vuelta desde Madrid con una escala, a partir de 772 euros, precio final.
? Delta (www.delta.com), ida y vuelta desde Madrid con dos escalas, a partir de 556 euros, todo incluido.?
Informaci¨®n
Oficina de turismo de Reno y Lake Tahoe (www.visitrenotahoe.com; 001 800 367 73 66, n¨²mero gratuito desde Estados Unidos).
? Turismo del Estado de Nevada (www.nevadatourism.com).
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