Vasili Grossman, en el frente
Se publican los reportajes de guerra del autor de 'Vida y destino' y la novela 'El pueblo es inmortal'
Vasili Grossman pic¨® piedra durante a?os en la cantera de la guerra real antes de escribir Vida y destino, la epopeya sobre la sociedad rusa y la batalla de Stalingrado que algunas rese?as han definido como un Guerra y paz del siglo XX. Esa novela escrita en 1960 est¨¢, como suele decirse, "basada en hechos reales": los hechos, las observaciones sobre el terreno, que recoge un volumen reci¨¦n publicado. A?os de guerra (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores) incluye una novela propagand¨ªstica de 200 p¨¢ginas (El pueblo es inmortal); varios reportajes sobre diferentes frentes de combate; un detallado informe sobre la organizaci¨®n y procedimientos de exterminio en el campo de Treblinka, primer documento o uno de los primeros documentos en publicarse sobre la t¨¦cnica de la Shoa (El infierno de Treblinka); y retratos y perfiles de soldados y oficiales destacados en el combate, desde el acerado general Rodimtsev, hasta el famoso francotirador Chejov, un asesino de precisi¨®n diab¨®lica que Grossman nos presenta como un aplicado estudiante y ejemplo a seguir, dado que la causa es buena: "Sali¨® de la escuela de francotiradores con la calificaci¨®n de sobresaliente, el n¨²mero uno de su promoci¨®n".
El libro incluye detalles del exterminio en el campo de Treblinka
Y como esa simpat¨ªa de Grossman por el ejecutor tiene l¨®gica, y como se nos informa de que antes de decidirse a disparar a su primer blanco humano "Chejov estuvo cuatro minutos observ¨¢ndole sin mover un solo m¨²sculo. Esa extra?a sensaci¨®n de indecisi¨®n es conocida por todos los francotiradores antes de su bautismo de fuego", parte del inter¨¦s de estas cr¨®nicas de guerra est¨¢ en que invitan al lector a pensar y ver transitoriamente con esa l¨®gica.
Desde que los ej¨¦rcitos alemanes desencadenaron la Operaci¨®n Barbarroja, la conquista de la URSS, en 1941, y hasta la destrucci¨®n y toma de Berl¨ªn, Grossman estuvo presente como corresponsal de guerra en todos los frentes escribiendo cr¨®nicas para Estrella Roja, ¨®rgano de informaci¨®n y propaganda del ej¨¦rcito sovi¨¦tico. Esto ya habla con elocuencia de los l¨ªmites de la autenticidad de estas p¨¢ginas. En ellas, el soldado ruso, como emanaci¨®n de las maravillas tel¨²ricas del suelo y el pueblo, es por naturaleza sencillo, bueno y valiente.
Efectivamente, numerosos testigos cuentan que los soldados rusos de la II Guerra Mundial, "la gran guerra patria" seg¨²n la denominaci¨®n oficial sovi¨¦tica, eran de una fortaleza colosal y de un valor temerario. En los primeros pasos de la invasi¨®n, los soldados que ten¨ªan fusil iban delante al combate y detr¨¢s les segu¨ªan otros con las manos vac¨ªas y el ojo avizor para ver d¨®nde ca¨ªa abatido alg¨²n compa?ero para arrebatarle el arma y seguir combatiendo. A Grossman le admiran las haza?as heroicas de las que es testigo y siente curiosidad por el origen de tanto valor. "Unos dicen que la valent¨ªa es el olvido de s¨ª mismo, y que esto sobreviene con el combate. Otros cuentan que al realizar haza?as heroicas sintieron un miedo inenarrable y que solamente la fuerza de voluntad y su capacidad para saber dominarse les conmin¨® a levantar la cabeza e ir al encuentro de la muerte. Otros sostienen: 'Soy valiente porque tengo la convicci¨®n de que no me matar¨¢n'. El capit¨¢n Koslov... me dec¨ªa que ¨¦l, por el contrario, es valiente porque est¨¢ convencido de que han de matarlo y por eso le da lo mismo morir hoy que ma?ana. Muchos consideran que el origen de la valent¨ªa es la costumbre... La mayor¨ªa piensa que es el sentimiento del deber, el odio al enemigo... Otros dicen que son valientes porque creen que en el combate les est¨¢n observando sus amigos, sus parientes, sus novias...".
Estas disquisiciones interesantes, reunidas durante un momento de descanso en la batalla, se prolongan todav¨ªa unos p¨¢rrafos m¨¢s, pero Grossman se olvida o juzga prudente olvidar -en aquellas fechas todav¨ªa no era el desenga?ado del credo comunista- otras dos causas. La primera, que Stalin hab¨ªa cursado una orden personal de fusilar de inmediato al soldado que retrocediera sin recibir previamente orden de hacerlo. (De modo parecido sostuvo P¨¦tain la moral de combate de la tropa francesa en las trincheras de B¨¦lgica durante la primera guerra). La segunda, el hecho psicol¨®gico de que la lucha contra el invasor, y contra un invasor tan cruel y despiadado, era la ocasi¨®n de los rusos para reconciliarse con la patria, aparcando el conocimiento de lo que ¨¦sta ven¨ªa haciendo con ellos.
Narrador sobrio, preciso, eficaz, el periodista Grossman no pierde el tiempo en denostar al enemigo con adjetivos innecesarios dada la magnitud y atrocidad de los hechos. Como en Vida y destino, en A?os de guerra los cap¨ªtulos sobre el hero¨ªsmo y sacrificio de los soldados en la defensa de Stalingrado y sobre la indefensi¨®n y el miedo de los jud¨ªos al llegar a Treblinka son aquellos en que mejor despliega sus grandes facultades de observaci¨®n y su capacidad de transmitir su empat¨ªa con los que tanto sufrieron.
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