PP y PSdeG exploran con la Lei do Solo el primer pacto de la legislatura
Promotores y ecologistas recelan del traspaso de competencias a los alcaldes
La brecha abierta con la Lei de Caixas o el decreto del gallego se puede cerrar con la Lei do Solo. La propuesta del Gobierno de Feij¨®o para reformar la normativa urban¨ªstica que promovi¨® Jos¨¦ Cui?a en 2002 va a suponer, con toda probabilidad, el primer gran acuerdo de la legislatura entre el PP y el PSdeG. Los socialistas han puesto duras condiciones para prestar su apoyo a la nueva normativa, pero la ley cuenta a su favor con las nuevas competencias en materia urban¨ªstica que transferir¨¢ a los gobiernos municipales. Y el PSdeG, con una fuerte implantaci¨®n en los ayuntamientos, no est¨¢ dispuesto a enfrentarse a su creciente poder local, por lo que acabar¨¢ por prestar sus votos en el Parlamento.
El anteproyecto de ley de medidas urgentes de ordenaci¨®n urban¨ªstica y del medio rural, que entr¨® esta misma semana en el Parlamento, es fruto de una propuesta de la Federaci¨®n Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), presidida por un socialista, Carlos Fern¨¢ndez. El PSdeG, en todo caso, espera modificar durante el tr¨¢mite parlamentario otros aspectos de la ley que no gustan en el grupo parlamentario, que es de la opini¨®n de que el texto, m¨¢s que prevenir la dispersi¨®n de la poblaci¨®n, como sostiene el presidente de la Xunta, la va a fomentar.
El traslado de competencias a los alcaldes es objeto de controversia. Para el PSdeG, no es el principal inconveniente del anteproyecto, y el Partido Popular sostiene que la Xunta debe tratar a los ayuntamientos "como c¨®mplices, y no como enemigos". El BNG, mientras, recuerda que los peores casos de corrupci¨®n urban¨ªstica en Espa?a se han producido en ayuntamientos, por lo que rechaza una ley que "consagra la barra libre". Las nuevas responsabilidades municipales provocan el recelo tanto de los ecologistas como de los promotores inmobiliarios. Los primeros, por considerar a los alcaldes "el eslab¨®n m¨¢s sensible a las presiones". Los promotores, mientras, reclaman a la Xunta que les tenga m¨¢s en cuenta a ellos y menos a los alcaldes.No hace falta pasar del tercer p¨¢rrafo para conocer una de las claves, para muchos la fundamental, de la reforma de la Ley del Suelo. Se trata, como recoge la exposici¨®n de motivos del anteproyecto, que esta misma semana entr¨® en el Parlamento, de llevar a cabo "un mayor reconocimiento de la funci¨®n y de la responsabilidad que le corresponde a la Administraci¨®n local en la actividad urban¨ªstica". En definitiva: competencias para los ayuntamientos, el cumplimiento de una vieja aspiraci¨®n de la federaci¨®n que los aglutina, y un riesgo de incalculables consecuencias para los detractores. Entre ellos, el BNG, los ecologistas y hasta los propios promotores inmobiliarios, que recelan de un protagonismo municipal "excesivo". No as¨ª para los socialistas, que apoyar¨¢n la ley precisamente por influjo de sus alcaldes.
La futura Ley del Suelo, que se tramitar¨¢ en la C¨¢mara auton¨®mica por el procedimiento de urgencia, ser¨¢ el primer gran proyecto relacionado con el territorio que apruebe el Gobierno de Alberto N¨²?ez Feij¨®o, nueve meses despu¨¦s de tomar posesi¨®n. La arquitectura urban¨ªstica se completar¨¢ con otros tres documentos postergados: las Directrices de Ordenaci¨®n del Territorio, aplazadas por supuestos errores administrativos cometidos por el anterior Gobierno en su tramitaci¨®n; el Plan del Litoral, cuyo horizonte tambi¨¦n se retrasa a 2011, y una segunda reforma de la Ley del Suelo, que queda para la segunda mitad de la legislatura.
La actual modificaci¨®n de la Ley del Suelo que sac¨® adelante Jos¨¦ Cui?a en 2002 tiene por lo tanto el valor de una declaraci¨®n de intenciones. Y las que contiene su exposici¨®n de motivos son claras. "Avanzar hacia una ordenaci¨®n del suelo r¨²stico m¨¢s consecuente con la naturaleza del medio rural como medio productivo" es la primera de ellas. Transferir responsabilidad a los ayuntamientos, la segunda, y la tercera, aligerar los plazos de los planes urban¨ªsticos. La justificaci¨®n de la reforma la completa una "reconfiguraci¨®n del concepto legal b¨¢sico del n¨²cleo rural", y ah¨ª entra en juego la tan temida dispersi¨®n.
Pero las nuevas responsabilidades urban¨ªsticas municipales constituyen la principal preocupaci¨®n de dos sectores distantes, como son ecologistas y promotores. "Los alcaldes son el eslab¨®n m¨¢s sensible a las presiones", advierte Froil¨¢n Pall¨ªn, de la organizaci¨®n ecologista Adega. "Con el riesgo a?adido de que los ingresos de los ayuntamientos dependen muy directamente de la concesi¨®n de licencias", contin¨²a, con la siguiente conclusi¨®n: "Esto va a provocar inseguridad jur¨ªdica, incluso para los propios promotores".
Y en efecto, los promotores recelan de las nuevas competencias municipales. "Se pretende contar con los alcaldes yo creo que con exceso", alerta Javier Garrido, presidente de la principal asociaci¨®n de promotores inmobiliarios de Galicia, Aproin. "Se deber¨ªa contar m¨¢s con la sociedad civil y con los propios promotores, y canalizar menos la comunicaci¨®n a trav¨¦s de los ayuntamientos". En el plano pol¨ªtico, mientras, las cr¨ªticas de socialistas y nacionalistas llegan desde distintos planos. El BNG cree que esta nueva autonom¨ªa municipal es "un error grav¨ªsimo". "En nombre del municipalismo se est¨¢ consagrando la barra libre", opina el portavoz parlamentario del Bloque, Carlos Aymerich, que recuerda que los peores casos de corrupci¨®n urban¨ªstica en Espa?a se han producido en los ayuntamientos.
La Federaci¨®n Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), presidida por el socialista Carlos Fern¨¢ndez, abraza con entusiasmo la reforma, arrastrando en su reivindicaci¨®n del protagonismo municipal a un PSdeG fuerte en los ayuntamientos. "Ning¨²n alcalde ha sido m¨¢s sensible a la presi¨®n que esta Xunta de Feij¨®o; no creo que los gobiernos locales sean m¨¢s f¨¢ciles de presionar", sostiene Mar Barc¨®n, portavoz de urbanismo del Grupo Parlamentario Socialista. A las cr¨ªticas responde el PP con una glosa al municipalismo. "Hay que cooperar con los ayuntamientos; son c¨®mplices, y no enemigos, como cre¨ªa el bipartito", tercia el diputado popular Rom¨¢n Rodr¨ªguez.
El decano del Colegio de Arquitectos de Galicia, Celestino Bra?a, explica cu¨¢l es en su opini¨®n la clave del asunto. "Est¨¢ bien traspasar competencias urban¨ªsticas a los ayuntamientos, siempre que se les dote de los recursos necesarios para ejercerlas. Porque de lo contrario puede pasar de todo".
El otro caballo de batalla de la reforma de la ley es la dispersi¨®n. Cuando dio a conocer el borrador, el presidente Feij¨®o aludi¨® a ella como uno de los objetivos a combatir con la nueva norma. Pero ah¨ª, el PP est¨¢ pr¨¢cticamente solo. Oposici¨®n y ecologistas ven en la ley una relajaci¨®n de las restricciones a la edificaci¨®n en el rural, principalmente mediante la autorizaci¨®n de la construcci¨®n de nuevas viviendas en los entornos inmediatos de los n¨²cleos rurales.
"Volvemos al todo vale", opina Mar Barc¨®n, "al urbanismo que gener¨® tantos problemas". Para el PSdeG, ser¨¢ "el tiro de gracia" a los avances del bipartito en materia de ordenaci¨®n del territorio. "Caminamos hacia la vuelta al anarquismo y el caos urban¨ªstico", le secunda Aymerich. Para los ecologistas de Adega, lo que persigue la reforma, la tercera desde que se aprob¨® la ley en 2002, es "favorecer la dispersi¨®n". "Con el coste que ello supone, porque despu¨¦s hay que llevar los servicios a esos nuevos desarrollos urbanos".
Lo que la ley hace es sustituir el criterio de distancia por el de densidad. Hasta ahora, los ayuntamientos pod¨ªan promover planes urban¨ªsticos delimitados por una distancia de 50 metros desde la ¨²ltima vivienda y en un ¨¢rea de expansi¨®n de 200 metros cuadrados. La Xunta aceptar¨¢ los desarrollos urban¨ªsticos siempre que la densidad supere un tercio del suelo que se incluya en el planeamiento. Como admite la secretaria de Ordenaci¨®n del Territorio -y ex gerente municipal de Urbanismo de Sanxenxo-, Encarnaci¨®n Rivas, el objetivo es el siguiente: "Flexibilizar el urbanismo en el rural, pero manteniendo el germen del n¨²cleo". O, visto desde la perspectiva del partido socialista, "extender por toda Galicia el modelo de Sanxenxo".
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